lunes, 5 de mayo de 2008

Más y mejores sueldos en Cuba?

¿Más y mejores sueldos en Cuba?

La aplicación del principio de trabajo desigual, retribución diferente,
empieza a abrirse camino en la economía comunista totalitaria cubana
Elías Amor
5 de mayo de 2008

La administración de Raúl Castro se ha descolgado con el anuncio de una
fuerte subida de las pensiones y los sueldos en una amplia gama de
actividades profesionales. La aplicación del principio de trabajo
desigual, retribución diferente, empieza a abrirse camino en la economía
comunista totalitaria cubana.

De lo anunciado hasta ahora, se pueden obtener dos conclusiones
inmediatas desde la perspectiva de la economía práctica.

Primero, que los aumentos anunciados son escasos, y van a tener un
efecto limitado en términos de poder adquisitivo.

Segundo, que el gasto estatal va a crecer, provocando un período de
inestabilidad a las finanzas, en un momento en que precisamente, lo que
es recomendable es justo lo contrario.

Tanto una como la otra vienen a confirmar una vez más el escaso
conocimiento del funcionamiento de una economía que tiene el nuevo
equipo dirigente comunista.

Vayamos por partes.

En informes recientes procedentes de la Isla, el economista cubano Oscar
Espinosa Chepe ha venido denunciando el descontrol de los precios en la
Isla. Los datos son bastante limitados, porque la información
estadística del régimen también lo es. Pero en cualquier caso, el
crecimiento de los precios en Cuba ha sido una tónica dominante de la
coyuntura desde que comenzaron las medidas liberalizadoras del período
especial. Hay una parte importante de expansión de la liquidez interna
que el Banco central de Cuba no consigue poner bajo control. Existe
también una traslación internacional de las tensiones inflacionistas.
Por último, el aumento de la demanda como consecuencia de las remesas
enviadas por los exiliados.

La elevación continua de los precios, con efectos asimétricos muy graves
sobre las distintas capas sociales, y que se produce, sobre todo, en los
mercados en los que abundan los bienes de consumo, resta poder
adquisitivo a una población que mayoritariamente recibe sus
retribuciones en pesos cubanos, y que trata de buscar CUCs para poder
acceder a los artículos y servicios que necesita para llegar a fin de mes.

El racionamiento ha llegado a tal escasez que nadie piensa en la libreta
como solución a sus problemas alimentarios o de bienes de consumo, a
pesar de que ya está cerca del medio siglo de existencia. Los precios
corroen las rentas y, también, las esperanzas de una población
angustiada que observa cómo los alimentos, los productos de limpieza, la
ropa, el vestido, absolutamente todo, escapa de sus reducidas
posibilidades adquisitivas. Más aun cuando se autoriza el acceso a DVDs,
tostadoras, estancias en hoteles o teléfonos móviles, artículos cuyos
precios son claramente superiores a las rentas medias de la población.

El malestar social que se genera en una economía por la inflación es un
enemigo peligroso de cualquier régimen, y tiende a su desestabilización
a medio plazo. Las protestas que se vienen produciendo en numerosos
países del mundo por el alza de precios de los alimentos, pueden tener
también su correlato en La Habana. No vamos a tardar mucho tiempo en
contemplar protestas por los precios en Cuba. Es sólo cuestión de
tiempo. Las autoridades culparán al mercado, y de buen seguro tratarán
de escurrir el bulto, pero es evidente que los únicos culpables serán ellos.

En otro orden de cosas, si la procedencia de los sueldos y pensiones es
el presupuesto estatal, es evidente que para aumentar estas
retribuciones, será necesario aumentar el gasto público, es decir,
incurrir en déficits. Esta es posiblemente la tendencia más negativa.
Desde hace años, los informes de CEPAL sobre la economía cubana habían
venido destacando, como aspecto positivo, la consecución de una política
presupuestaria más equilibrada, con la reducción del gasto público de
consumo, única posibilidad para impulsar la inversión en
infraestructuras (vivienda, aguas, electricidad) que tanto necesita el
país para superar sus escaseces. Ahora, el aumento de salarios y
pensiones va a dar al traste con este objetivo. Raúl Castro ha elegido
la vía populista para afianzarse en el poder, que es gastar más.

Y también, la opción más inadecuada para que la economía cubana se
mantenga en equilibrio y pueda superar su atraso relativo. No hay más
donde elegir. Para que los cubanos puedan ver que sus sueldos y
pensiones crecen en una cantidad muy modesta, sólo cabe gastar más
dinero del presupuesto. Y para obtener más ingresos públicos hace falta
fijar impuestos más elevados o crear nuevas fuentes de financiación. El
sistema tributario cubano no está para grandes sorpresas. La base
socioeconómica del país es tan débil que no puede soportar más presión
impositiva, lo que puede conducir a un aumento de la economía sumergida
y de las actividades que evaden cualquier tipo de control. Mientras que
estos ensayos van y vienen, se sigue perdiendo el tiempo para las
verdaderas reformas que necesita la economía del país, que si me permite
el máximo dirigente le quiero trasladar:

1.- Marco estable para los derechos de propiedad, el ejercicio de la
libre empresa y el funcionamiento del mercado libre.

2.- Separación de la gestión y la propiedad pública.

3.- Poner fin al estatismo y los monopolios en todos los servicios:
aumentar la competencia.

4.- Pasar del modelo asignativo al modelo de libre elección.

5.- Fijar recompensas en función de los objetivos que supongan un
reconocimiento del esfuerzo y la calidad en el desempeño.
Cualquier otra cosa, es perder el tiempo.

http://www.eldiarioexterior.com/noticia.asp?idarticulo=20222

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