Ninguno de los once acuerdos firmados durante la visita de la presidenta
Cristina Fernández de Kirchner aludió a esa obligación. Lo que se
resignó con tal de mantener un breve encuentro y obtener una foto con
Fidel Castro que demoró en ser enviada.
Durante sus tres días de visita a Cuba -el 20 de enero pasado coincidió
con la asunción de Barack Hussein Obama como presidente de Estados
Unidos- Cristina Fernández de Kirchner (CFK), titular del Poder
Ejecutivo Nacional (PEN), procuró no incomodar al gobierno de la nación
caribeña con sus opiniones sobre los derechos humanos y pareció
conformarse con el permiso otorgado para que viajara a la Argentina
Hilda Morejón, madre de la médica Hilda Molina, que sigue sin poder
reunirse aquí con sus familiares.
Parecida estrategia demostró en público acerca de la antigua deuda de
Cuba con la Argentina. Sí reiteró su apoyo al régimen de Fidel Castro y
condenó el bloqueo comercial, económico y financiero aplicado por
Estados Unidos desde 1962.
Por todo eso el legendario comandante la recibió el 21, durante 40
minutos, oportunidad en la que se sacó la foto que tanto anhelaba y
demoró en ser distribuida.
Al clausurar el seminario "Oportunidades de comercio, inversiones y
negocios entre la Argentina y Cuba", la presidenta manifestó que el
modelo "tiene que ser de complementariedad, cooperación, integración y
transferencia tecnológica". Con ese marco -pero una semana antes- Julio
de Vido, ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y
Servicios, expresó su optimismo a los empresarios del país que concurrieron.
De los once acuerdos firmados por la presidenta, sólo uno aludió a la
cooperación en promoción comercial, intercambios de información y
transferencia tecnológica y ninguno a la deuda contraída por Cuba con la
Argentina, que oscilaría, con los intereses acumulados, entre 2.300 y
2.400 millones de dólares.
Para comprender lo sucedido es preciso recordar que la normalización de
las relaciones bilaterales, después de una prolongada pausa, fue
anunciada por Eduardo McLoughlin, canciller del mandatario de facto
Alejandro Agustín Lanusse, el 28 de marzo de 1973, pero sin mencionar
que era necesaria la ruptura del bloqueo económico, comercial y
financiero por parte de Estados Unidos.
Por ese entonces Cuba sólo mantenía un comercio significativo con la ex
Unión Soviética y ciertos países socialistas y disponía de limitadas
fuentes de financiamiento, ya que el Fondo Monetario Internacional y el
Banco Mundial no se lo proporcionaban desde 1959.
ORIGEN DE LA DEUDA
El origen de la deuda se remonta al momento en que Héctor José Cámpora
-tan admirado por Néstor Carlos Kirchner- asumió la presidencia de la
Nación, el 25 de mayo de 1973. No resultó casual que uno de los
mandatarios extranjeros presentes fuera el cubano Osvaldo Dorticós. Tres
días más tarde se reanudaron las vinculaciones diplomáticas mediante una
declaración de los cancilleres de la Argentina, Juan Carlos Puig, y de
Cuba, Raúl Roa García.
Ya entonces Juan Domingo Perón, desde su exilio en España, había
aleccionado a José Ber Gelbard -antes de que se convirtiera en ministro
de Economía, cuando aún era titular de la Confederación General
Económica (CGE)- para que la integración comercial del país se
concretara prioritariamente con los socialistas, en especial la Unión
Soviética, China y Cuba.
Las conversaciones en Buenos Aires avanzaron y los interlocutores eran
el embajador Emilio Aragonés Navarro y, por la parte local, unas veces
Gelbard y otras, Perón. En momentos en que era difícil que Cuba
obtuviera un crédito de 200 millones de dólares, Perón insistió en que
fuera por un monto mayor.
Durante la presidencia provisional de Raúl Lastiri -yerno de José López
Rega-, el 4 de agosto de 1973, el ministro Gelbard comunicó el
otorgamiento de un préstamo anual de 200 millones de dólares durante
seis años, o sea, un total de 1.200 millones. Luego de las discusiones
oficiales con diplomáticos norteamericanos, las automotrices Chrysler,
Ford y General Motors y las francesas Citroën y Renault firmaron un acta
de producción de automóviles para Cuba, en abril de 1974. Aparte, se
vendieron artículos eléctricos y alimentos.
Las relaciones se hicieron más difíciles desde la muerte de Perón y la
renuncia de Gelbard (fue ministro desde el 25 de mayo del ´73 hasta el
21 de octubre del año siguiente, con Cámpora, Lastiri, Perón y María
Estela Martínez de Perón).
En noviembre del ´74 llegaron a interrumpirse los envíos de carne
(incluso a Israel), sin que se aclararan los motivos.
Durante el primer tramo del absurdamente denominado "Proceso de
reorganización nacional", en agosto de 1976 Jorge Rafael Videla paralizó
el intercambio comercial bilateral. No obstante, la Secretaría de
Comercio Exterior y Negociaciones Económicas Internacionales procuró
revertir semejante cuestión. Los contactos se reanudaron en 1979, gesto
por el cual el gobierno de Castro invitó al de Videla a participar en la
Reunión de Países no Alineados en La Habana, y aunque la dictadura
militar vernácula opinaba que el régimen castrista era el principal
promotor de la "subversión marxista" en la región, envió un delegado
para evitar su total aislamiento internacional y encontrar respaldo a
sus reclamos por las Malvinas.
En la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) en Ginebra, en el ´80, Castro llegó a bloquear una
resolución de Estados Unidos sobre los desaparecidos en la Argentina.
Después de la derrota de Malvinas, el Proceso modificó sus relaciones
ante el apoyo de Castro, que agradeció Reynaldo Benito Antonio Bignone,
presidente de facto de turno.
Raúl Ricardo Alfonsín le prestó 300 millones de dólares a Cuba en 1986,
que tampoco devolvió.
Tras sucesivas refinanciaciones, toda la deuda se transfirió en los ´90
del Banco Central al Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE).
A mediados de esa década, el canciller Guido Di Tella, ayudado por el
radical César Jaroslavsky -quien se trataba de sus problemas de salud en
La Habana-, avanzó con la idea de cambiar la deuda por inversiones
locales en obras públicas y turismo, cuestión que Carlos Saúl Menem
conversó telefónicamente con Castro. No obstante, no se alcanzó un arreglo.
A comienzos del 2001, luego de que la Argentina votara en contra de Cuba
en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Castro llamó
"lamebotas yanquis" al presidente Fernando de la Rúa y a su canciller
Adalberto Rodríguez Giavarini.
Tampoco nadie habló de la deuda.
En el 2003, en ocasión de una visita del sucesor de este último, Rafael
Antonio Bielsa analizó con Francisco Soberón, presidente del Banco
Central cubano, un esquema de negociación de la obligación, estimada en
1.900 millones de dólares, con intereses incluidos. Propuso una quita
del 50% y la emisión de bonos cubanos, que podrían comprar empresarios
argentinos si se les permitía invertirlos en emprendimientos turísticos
y comerciales.
En aquella oportunidad, más allá de firmar acuerdos y 15 proyectos de
colaboración científico-técnica, Bielsa reiteró la necesidad de "una
interpretación inteligente de la deuda". Roque, a su vez, declaró que
hubo "un avance sustancial, práctico y concreto en la discusión de una
solución definitiva".
Ambos ministros hablaron, por otra parte, de reactivar la "Comisión
mixta de colaboración económica, industrial, científica y técnica",
creada en la década del ´80, cuya primera reunión iba a coincidir con la
visita oficial de Néstor Carlos Kirchner, que no se concretó.
Una charla "muy profunda" de seis horas entre Bielsa y Castro -el diario
oficial "Granma" la definió como "un nuevo paso en el mejoramiento de
las relaciones"- permitió que el canciller abordara la exigencia cubana
de resolver el tema de la deuda con una quita del 75% y el pago del
resto con medicamentos y atención de enfermos argentinos, trasladados
por cuenta de la Argentina.
Delante de la presidenta, el 12 de junio de 2008 De Vido y Aramis
Fuente, embajador de Cuba, convinieron que la Argentina compraría 4
millones de lámparas de bajo consumo por un monto que Cuba prometió
asignar a la adquisición de productos alimenticios locales.
Semanas atrás, y sin la licitación previa correspondiente, se resolvió
adquirir otros 2,5 millones, previendo que las comunes estarán
prohibidas a partir del 2011.
Miguel Ángel Fuks
http://www.rionegro.com.ar/diario/economico/2009/02/01/17370.php
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