(AFP)
LA HABANA — El presidente de Cuba, Raúl Castro, advirtió de la urgencia
de las medidas que incluyen la eliminación de 500.000 empleos estatales,
para relanzar la deprimida economía de la isla y evitar que el sistema
socialista caiga al "precipicio".
Raúl Castro debatió el fin de semana el paquete de ajuste que impulsa su
gobierno en una reunión plenaria de la Central de Trabajadores de Cuba
(CTC, única), a la que pidió apoyo para explicar la necesidad de las
medidas a la población, inquieta por los recortes.
"Para defender las medidas y explicarlas, la clase obrera tiene que
tener conocimientos y estar convencida de su importancia para la
subsistencia de la revolución, de otra manera iremos al precipicio",
alertó el gobernante, según citas de su discurso publicadas en el diario
oficial Granma y el semanario Trabajadores de la CTC.
Ante 200 delegados de la CTC y funcionarios del gobierno, Raúl Castro
insistió "en la necesidad de ser exigentes" con los dirigentes, en
"desterrar la perniciosa tendencia de algunos de ocultar las fallas" y
en la "urgencia de sacar enseñanzas de los errores cometidos".
Raúl Castro, que tomó el mando en julio de 2006 cuando enfermó su
hermano Fidel, máximo líder de la revolución, aseguró que el modelo
económico cubano, que por décadas siguió al de la hoy desaparecida Unión
Soviética, se "actualiza" sin copiar patrones de otros países.
"No estamos copiando a ningún país, que es un producto autóctono,
ajustado a nuestras características, y sin renunciar en lo más mínimo a
la construcción del socialismo", subrayó, al aludir a análisis que
aconsejan para Cuba la vía china o vietnamita.
Raúl Castro dijo confiar en el movimiento obrero como "protagonista" de
la "actualización del modelo económico": "la única forma de romper
dogmas, malos hábitos, tabúes, es dándoles participación a las masas con
la clase obrera al frente, pues junto a los campesinos y el pueblo es la
clase más revolucionaria", destacó.
El gobierno comenzó en octubre el recorte de 500.000 empleos estatales,
en un proceso que concluirá en marzo y es la primera etapa del plan de
eliminar en los próximos años más de un millón de puestos que sobran en
el Estado, 20% de su fuerza laboral.
A fin de ampliar el exiguo sector privado y absorber a la mayor parte de
los cesantes, el gobierno autorizó la apertura de licencias en 178
oficios del llamado trabajo "por cuenta propia", como cafeterías,
talleres de reparación, zapateros, peluquerías.
Al intervenir en el encuentro, el ministro de Economía, Marino Murillo,
destacó que con las nuevas medidas se busca suprimir "las gratuidades
indebidas y los subsidios excesivos" y "descargar" al Estado, que
controla el 95% de la economía, de actividades que no le corresponden.
La mayoría de trabajos autorizados se hacían ilegalmente, pero ahora los
"cuentapropistas" deben inscribirlas y pagar impuestos de 25% a 50%
sobre la renta, 10% por ventas o servicios, 25% por contratación de
empleados y 25% de cotización a la seguridad social.
Aunque los cesados recibirán un mes de salario como compensación, los
recortes generaron preocupación entre los cubanos. Los interesados en
pequeños negocios estiman altos los tributos y se quejan de la falta de
un mercado mayorista que garantice los insumos a precios accesibles.
Las medidas se ponen en práctica luego de que Fidel Castro, quien se
dedica a escribir, dijera a un periodista estadounidense que "el modelo
cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros".
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