Ciudad sedienta
Marta Santos
La Habana 13-04-2011 - 9:44 pm.
El gobierno insiste en pedir ahorro a los habaneros, mientras el 70 por
ciento del agua se pierde en las propias redes estatales.
Una mala señal. Los prados de la Plaza de la Revolución están secos. No
llueve. Un camión cisterna los riega, pero no reverdecen. Las futuras
guerras por el agua vaticinadas para el mundo ya tienen lugar, a escala
vecinal, en ciertos barrios de La Habana. Cubren una gama de
posibilidades. Desde conatos de reyertas a machetazos a combates
empapelados en algún juzgado civil.
En La Lisa, al oeste capitalino, dos familias se enzarzaron en una pelea
con armas blancas porque una de ellas selló el acceso hidráulico a la
otra mediante una acometida clandestina.
"La sangre no llegó al río, pero estuvieron a punto de matarse por una
llave de paso", relató un testigo.
No es la primera vez, ni será la última que las broncas vecinales tengan
al agua como detonante en una ciudad de más de dos millones de
habitantes y un sistema de abasto en estado de decrepitud tecnológica,
que no se ha modernizado en décadas, sino sólo zurcido con parches
mediante una segmentación de soluciones en el corto plazo.
La empresa Aguas de La Habana, de capital mixto con España, da muestras
de incapacidad operacional para imponer una reversión de la crisis.
"Hay que ahorrar", masculló recientemente ante la prensa televisada uno
de los directivos españoles. El tono era lastimero.
Hace un par de meses, un boquete en una de las conductoras inundó un
tramo de la Vía Blanca, justo en las narices de las oficinas centrales
de la empresa. "Esto es puro cinismo", comentó un transeúnte que tuvo
que vadear el impetuoso río sobre asfalto para llegar a su casa en El Cerro.
Estadísticas del despilfarro
Hablando en enero pasado en una reunión de balance, la vicepresidenta
del INRH, Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, Aymée Aguirre,
dijo que Cuba está imposibilitada de utilizar unos 1.300 millones de
metros cúbicos de agua en 92 presas por la no terminación o el mal
estado de muchos de los sistemas de riego.
Fuentes del INRH aseguran que la capital enfrenta hoy la "situación más
crítica del último medio siglo", por las bajas precipitaciones y la
fractura de las redes hidráulicas.
La Habana despilfarra el 70 por ciento del agua que bombea por salideros
en sus redes, pues las tres cuartas partes de sus casi 2.200 kilómetros
se encuentran en mal estado técnico al llevar en explotación más de
medio siglo, en el mejor de los casos.
El año pasado, apenas si fueron reparados 82.3 kilómetros. Hay salideros
públicos que se mantienen desde hace más de un cuarto de siglo. Ya nadie
se molesta en reportarlos. Se asumen como manantiales de la desidia.
"Botar agua nos cuesta 500 millones de dólares anualmente, porque
gastamos energía eléctrica para bombearla", calculó en diciembre de 2009
Ramiro Valdés, uno de los vicepresidentes del país, a quien el gobierno
encomendó la fiscalización del acueducto de Santiago de Cuba luego de
demoras e irregularidades en su construcción.
En agosto pasado, cerca de 30.000 habitantes de barrios situados en el
este de La Habana recibían agua potable mediante camiones cisterna. Seis
meses después, la población asistida subió a 111.000, extendiéndose la
geografía de los necesitados hacia el oeste de la ciudad.
Un spot televisivo pondera la política hidráulica seguida por el
gobierno, recordando que en medio siglo la revolución multiplicó 190
veces el agua embalsada. En el mismo canal, media hora después, se pasa
otro spot que ilustra la pérdida del 60 por ciento del líquido en las
porosas redes y llama al ahorro casero.
Inflación y sequía
Eladio G., residente en un edificio multifamiliar del centro habanero,
se queja de que las autoridades trasladen el peso de las
responsabilidades al sector doméstico.
"He tenido que reunir seis meses de mi salario para comprar los herrajes
del baño", asegura este empleado público. En las tiendas en divisas, el
sistema para tanques de inodoro, que debe adquirirse como paquete, y no
por piezas sueltas, cuesta un total de 10.10 CUC, más de la mitad de un
salario promedio.
Eladio y los vecinos de su edificio enfrentan otro problema. La falta de
suministro. "El agua debe entrar en días alternos, pero a veces se
saltan el día que toca". Hace una semana, una colecta salvó la
situación, comprando por la izquierda un camión cisterna. "Fueron 25
CUC", dice alarmado.
Para colmo de males, dos grifos en su apartamento ya no responden a los
remiendos. Eladio está en busca de dos "pilas", de esas "antiguas",
porque las "modernas" no hay quien las mire. Cuestan "un ojo de la cara"
en las tiendas. En su expedición, se ha topado con una sorpresa: la
fuente dedicada al coronel del cuerpo de ingenieros Francisco de Albear,
en la calle Monserrate, surte agua luego de décadas de agreste
resequedad. Un vigilante custodia el prodigio.
"Por lo menos, ya no morirá de sed", espeta burlón al recordar al autor
del primer acueducto de La Habana, la obra ingeniera más importante de
la Cuba del XIX y medalla de oro en la Exposición Universal de París en
1878.
Mira también:
"La escasez de agua en La Habana, en su momento más crítico desde hace
50 años"
http://www.diariodecuba.com/cuba/4096-la-escasez-de-agua-en-la-habana-en-su-momento-mas-critico-desde-hace-50-anos
"La Habana, sin agua" (Video)
http://www.diariodecuba.com/multimedia/video/la-habana-sin-agua
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