Friday, July 1, 2011 | Por Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) – La VI Comprobación Nacional
al Control Interno, se realizó entre el 25 de abril y el 31 de mayo. En
esta ocasión, fueron auditadas alrededor de 750 entidades en todo el país.
Aunque no se ha dado una información total sobre los resultados del
control, el periódico Granma publicó que de las 132 inspeccionadas en
la ciudad de La Habana solo 73 alcanzaron la categoría de aceptable, lo
que representa un retroceso en el control interno en comparación con el
proceso realizado en 2010. También acotó que "se incrementaron los
hechos delictivos y de corrupción al faltar las acciones de control
interno, entre otras razones, a causa de la no conciencia de algunos
cuadros del papel del control y de su poca preparación; también influyó
la falta de ejemplaridad de los jefes y la no participación de los
trabajadores en el control de los recursos a ellos asignados".
El retroceso en la capital es grave, no solo por la magnitud de las
entidades deficientes (45,0%), sino precisamente porque La Habana tiene
el mayor peso económico del país. El 34,2% de las empresas y el 23,7% de
las unidades presupuestadas están establecidas allí, donde reside
alrededor del 20,0% de la población total y genera alrededor de la
tercera parte del PIB nacional. Además, debe resaltarse que es donde
existe mayor desarrollo en materia contable y de organización, así como
una disposición más amplia de personal calificado para realizar las
gestiones administrativas. Es donde radica la mayor parte de los altos
centros de estudio y escuelas de formación de personal y otras ventajas
que no se encuentran en igual magnitud en el resto de Cuba. Ello
significa que los datos de La Habana son sumamente graves y
preocupantes, y que el control no avanza a pesar de los esfuerzos
realizados por el gobierno en los últimos tiempos.
La nueva dirección del país ha tomado medidas encaminadas a disminuir
los actos delictivos y la corrupción. A esos efectos fue creada la
Contraloría General de la Republica y su titular ha sido ascendida a
vicepresidenta del Consejo de Estado con el manifiesto objetivo de
conferirle mayor rango a esta actividad. Paralelamente, han sido
detectados varios hechos de corrupción con gran magnitud y de muy alto
nivel, donde han estado involucradas relevantes figuras del gobierno.
No obstante lo anterior, permanecen intactas las raíces del descontrol y
la corrupción. Incluso pudiera pronosticarse que el segundo mal podría
desarrollarse a escala mucho mayor debido a la contradictoria
descentralización de la economía acometida hoy mediante la
"actualización" de un modelo económico, político y social irreparable,
que necesita ser sustituido totalmente. A los factores que durante
muchos años nutrieron la corrupción, como salarios miserables,
descontrol y contabilidad no confiable en gran cantidad de empresas y
unidades presupuestadas, un sistema de precios inservible, la permanente
escasez de todo y la extensa burocratización de la sociedad, entre otros
males, se une un enorme proceso de pérdida de valores y una amplia
sensación de desesperanza y frustración, que ha creado una nueva moral
que lo justifica todo. Muchos niños han crecido viendo como sus
padres, empujados por las necesidades y con salarios que no les permiten
vivir, han robado los recursos de sus centros de trabajo con
regularidad, convirtiéndolo en normal para poder sobrevivir en esta
jungla en que se ha convertido Cuba.
A esto se agrega que la selección de los cuadros dirigentes, como
reconociera Raúl Castro en el VI Congreso del PCC, no se ha basado en
los conocimientos y capacidad profesional de los seleccionados, sino en
el grado de clientelismo al partido y al gobierno. Han sido personas
por lo regular sin la preparación requerida, sobre todo en materia
contable y económica en general. Nadie en el mundo imagina a un director
de una empresa que no esté constantemente al tanto de los balances
financieros y del movimiento de las cuentas bancarias de la entidad
dirigida, entre otros elementos económicos determinantes. En Cuba esto
usualmente no ha sucedido, incluso es complicado mantener una
comunicación fluida y de comprensión entre los directores y la personas
que laboran en el área administrativa, que suelen ser muy mal
retribuidas, reciben escaso reconocimiento social y muchas veces ocupan
los peores locales en las empresas, donde tienen que trabajar sin los
indispensables materiales, equipamiento y subordinados calificados.
El método de seleccionar a los dirigentes empresariales por sus méritos
partidistas ha sido un imán para personas oportunistas y deshonestas,
que aprovechan esa vía para ascender y lograr privilegios, en un país
con tantas deficiencias en el control de los recursos. No es casual
conocer que en los juicios recién efectuados por corrupción, la mayoría
de los imputados eran militantes del PCC, que aprovecharon las
circunstancias para el ascenso y poder lucrar. Sin embargo, esto no
significa que no existan personas honestas que aun crean los cuentos
sobre la existencia del socialismo. Resulta evidente que el monopolio
del poder por el PCC, como sucedió en la URSS y países del este de
Europa, no solo ha corrompido a la sociedad, sino también a sectores del
Partido. El viejo axioma de que "el poder corrompe y el poder absoluto
corrompe absolutamente" se ha cumplido en Cuba. Si alguien quisiera
realmente detener el cáncer de la corrupción, tendría que empezar por
la eliminación de los monopolios políticos y la construcción de una
sociedad abierta y plural. Con ello saldría beneficiado hasta el propio
PCC.
Ahora, con el trabajo por cuenta propia y la falta de preparación para
implantarlo el riesgo de que la corrupción se amplíe es mayor. En
primer lugar, no existe un mercado mayorista para que los nuevos
empresarios puedan adquirir los insumos necesarios, a precios
razonables, lo que provoca que se fortalezcan los incentivos para el
desarrollo del mercado negro y el robo en los centros de trabajo. Los
altos impuestos que ahogan a los cuentapropistas y los mecanismos
burocráticos también contribuirán a que muchas personas procuren
realizar sus actividades sin permiso, o cuando están registrados, no
declarar el monto real de los ingresos, distorsionar la cuantía de los
recursos empleados u ocultar la fuerza de trabajo realmente empleada.
Por otra parte, es importante la preparación de un marco legal que
facilite el trabajo por cuenta propia y otras actividades privadas que
surjan. Hoy incluso existen evidentes contradicciones entre los
reglamentos aprobados para el TPCP y la Constitución de la República.
Sin ello será muy complicado y difícil el control y auditoria de las
distintas actividades. A esto se añade las enormes carencias existentes
para el pesaje y la medición exacta de los artículos en venta. En
adición se necesita el perfeccionamiento del sistema de inspección hasta
ahora en muchos casos carente de normas adecuadas, y la formación de un
personal debidamente calificado y seleccionado por sus condiciones
éticas, estimulado con salarios dignos que eviten posibles tentativas de
fraudes y sobornos. Ayudaría notablemente al desarrollo sano del TPCP
la elaboración de un sistema de contabilidad, inicialmente lo más
sencillo posible. Herramienta que ayudaría a los empresarios a organizar
su trabajo, a la vez de servir de instrumento para la revisión y
control de los negocios, y de fuente de información que permitan trazar
políticas adecuadas por parte del estado, como se realiza en el mundo
entero.
Desde hace muchos años la corrupción está creciendo en Cuba y en varias
ocasiones se ha reconocido oficialmente este fenómeno, pero siempre su
análisis ha quedado en la superficie y no ha ido al fondo de la
cuestión: un modelo de desarrollo que transpira ineficiencia por todos
sus poros y genera descontrol y corrupción. Mientras este modelo no se
remueva desde sus raíces, la corrupción no sólo persistirá, sino que
cual hidra de muchas cabezas seguirá creciendo y devorando el país
material y espiritualmente.
http://www.cubanet.org/articulos/el-control-economico-sigue-ausente/
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