Compraventa de viviendas en Cuba, ¿un sueño hecho realidad?
Expertos creen que la apertura del mercado inmobiliario atraerá dinero,
particularmente de exiliados cubanos que quieren mejorar las condiciones
de vida de sus familiares que viven en la Isla o incluso que puedan
apostar a que en un futuro puedan volver a su país
Agencias, La Habana | 14/11/2011
"Vendo mi casa", exclamó a viva voz la cubana Margot mientras hacía cola
en una notaría de La Habana para negociar su vivienda, algo que era
impensable en un país donde este trámite fue ilegal durante más de cinco
décadas.
Al igual que la empleada estatal de 54 años, muchos Cuba apenas creen
que desde la semana pasada pueden obtener dinero de su propiedad o
comprar vivienda, tal vez la medida más popular de las más de 300
emprendidas por el presidente Raúl Castro para mantener a flote la
economía, informó Reuters.
Quienes han vivido con la prohibición de comprar y vender libremente
cualquier cosa desde la revolución cubana de 1959, hoy celebran el
cambio que sigue al permiso de negociar autos y otras aperturas para
estimular los negocios privados.
"Esto es el ahora o nunca. Es una oportunidad y hay que arriesgar para
conseguir mejorar en la vivienda", dijo Margot, quien amaneció el jueves
en una notaría para vender su casa grande y comprar otra pequeña a
cambio de dinero cuya cuantía no quiso revelar.
Más del 80 % de los 11,2 millones de habitantes de la Isla son dueños de
sus viviendas, por las que pagaron al Estado bajísimos precios en moneda
nacional y en pequeñas cuotas mensuales de alrededor de 50 pesos cubanos
(unos dos dólares al cambio actual).
Pero conseguir nuevas viviendas no es fácil y el mismo Gobierno ha
admitido que Cuba sufre un déficit habitacional de más de 600.000 unidades.
Hasta la entrada en vigor de la nueva resolución, los cubanos solo
podían intercambiar sus casas con similares características en un
mecanismo que se conoce como "permuta".
Ahora, con el título de propiedad en mano, los interesados deben acudir
ante notario público y se les ha ampliado la gama: pueden comprar,
vender, permutar, donar y adjudicar su vivienda por divorcios,
fallecimientos o salidas definitivas del país, según la resolución.
Una novedad es que los que decidan residir fuera de la Isla no están
obligados a entregar su casa al Estado, como ocurrió durante medio
siglo, sino que tienen derecho a vender o donarla antes de viajar.
Quieren dinero
"La permuta ahora se pone difícil, la gente lo que quiere es vender para
tener algún dinero. Hay quien tiene una casa grande pero no tiene qué
comer", dijo Santiago, un agente inmobiliario que pasó horas desde hace
años en el céntrico Paseo del Prado, en La Habana, trabajando en una
especie de bolsa informal.
Pero el jueves por la mañana, el Paseo del Prado, donde a menudo llegaba
gente de todos los municipios de La Habana y hasta de otras provincias
para buscar "permutas", estaba casi desolado.
Unos pocos carteles rústicos describían casas en venta o propuestas de
intercambios.
La compraventa funcionaba de forma ilegal y, por consiguiente, con pocas
garantías para las partes. Corregir la galopante corrupción que eso
generó y que llevó a sobornos a más de un funcionario es uno de los
objetivos de la medida.
Muchos cubanos la esperaban desde que Raúl Castro reemplazó a su
convaleciente hermano Fidel en 2008 y les pidió que expusieran sus
quejas y problemas en reuniones a los que los convocó en centros de
trabajo, estudio o barrios.
Según Santiago, "la permuta" va a desaparecer porque a la gente lo que
le interesa es el dinero.
"Unos para irse de Cuba y otros para quedarse. Ayer empecé un negocio
con el dueño de una casa en la playa de Guanabo pero el tipo quiere
100.000 euros por su casa", dijo frunciendo el ceño, en alusión a los
bajos salarios en la Isla.
Su comentario sacó a relucir ciertas realidades a las que se enfrentarán
en lo adelante los cubanos: poco dinero para comprar o ventas que
demoren mucho tiempo por precios que pocos estén dispuestos o puedan
pagar en un país donde el salario promedio es de 410 pesos (unos 18
dólares) mensuales.
Un apartamento de tres habitaciones en el céntrico barrio del Vedado
costó a su dueño 18.000 pesos cubanos (alrededor de 750 dólares),
cantidad que pagó cómodamente en plazos al Estado. Pero ese propietario
ahora podría quizás intentar vender el mismo apartamento en unos 40.000
dólares.
Cubanos exiliados, la esperanza
La esperanza, en parte, serían los cubanos que viven en el exterior o
extranjeros interesados en tener bienes en la turística Isla.
"Ahora viene gente que quiere comprar apartamentos chiquitos por 4.000 o
5.000 dólares, pero las ofertas que traen aquí superan en varios miles
esa cifra", dijo un poco abrumado Arístides, otro agente inmobiliario
informal.
"Figúrate tú, quién en Cuba tiene ese dinero", se preguntó. "Nadie", se
respondió unos segundos después.
No obstante, dijo que algunos se le acercan porque tienen familiares en
Estados Unidos que quieren invertir en la Isla.
Las medidas de permitir la compraventa de viviendas y coches llegan en
un momento en el que el Gobierno trabaja en una esperada reforma
migratoria, un pedido a gritos en los últimos años.
Expertos creen que la apertura del mercado inmobiliario atraerá dinero,
particularmente de exiliados cubanos que quieren mejorar las condiciones
de vida de sus familiares que viven en la Isla o incluso que puedan
apostar a que en un futuro puedan volver a su país.
De darse ese flujo de capital, tendría amplia repercusión para la
economía cubana por la inversión de dinero en remodelaciones y
construcciones que se traduciría en más recursos para colocar en
negocios privados, agregaron.
"Uno de mis clientes quiere vender un apartamento que no usa en unos
10.000 dólares. Dice que con la mitad puede hacer una cafetería 'con
todas las de la ley'", dijo Arístides, el agente ilegal.
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