Lunes, Febrero 6, 2012 | Por Ernesto García Díaz
LA HABANA, Cuba, febrero, www.cubanet.otg -El pasado 31 de enero, el
noticiero estelar de la televisión cubana transmitió un trabajo especial
de la periodista Talía González, relacionado con la siembra y cosecha de
la papa o patata. Sus manifestaciones, aun cuando no me sorprendieron,
pusieron al desnudo, una vez más, la incapacidad del régimen castrista
en la producción de alimentos.
En esta ocasión, la afamada oficialista dijo que no habrá una gran
cosecha del preciado tubérculo, básico en la dieta alimentaria de la
población cubana, al confrontarse disimiles problemas. Señaló, como
causas de su desabastecimiento, la reducción de áreas de producción, la
demora y tardía entrega a las formas productivas de las semillas
importadas desde Canadá, así como los costosos precios de los insumos
productivos, tales como fertilizantes, plaguicidas, etcétera.
Repitiendo parte de la información brindada por su colega Sheyla Delgado
Guerra en su artículo "En campaña de frío… papa caliente", publicado en
el diario Granma el 10 de enero, y también en un trabajo mío publicado
en Cubanet el pasado 23, la señora González reseñó que solamente se
producirán cerca de 140 mil toneladas de la deliciosa patata. La
comunicadora castrista, con preocupación, disgusto y aun tristeza, y
utilizando diapositivas, reconoció la debacle agrícola y dijo: "Este
año comeremos poca papa".
Lo más curioso de su impronta televisiva, no fue la justificación de la
baja producción de papas, sino la estrategia del engaño, al señalar que
las áreas que se redujeron este año, se sembrarían de viandas,
hortalizas, granos y otros cultivos. Como toda una experta en maniobras
propagandísticas y para ilusionar a la teleaudiencia, cerró el negro
capítulo del tubérculo señalando que tendremos otras alternativas
alimentarias.
Al parecer, la reportera castrista, no está muy al corriente de los
problemas del agro, o se enajena periódicamente de las realidades del
mismo, pues varios trabajos de sus colegas Freddy Pérez Cabrera, Juan
Varela Pérez y Sheyla Delgado Guerra, ponen en duda cualquier pronóstico
favorable que mejore la alimentación del pueblo.
La también columnista del gobierno totalitario olvidó explicarles a sus
oyentes que, durante las últimas campañas, el área sembrada de frijoles
se redujo en más de 70 mil hectáreas, equivalentes a no menos de 71 mil
toneladas del grano. Tampoco dijo que este año el déficit de esas
leguminosas se ha cubierto con 25 millones de dólares para la
importación de unas 30 mil toneladas, ni que este desastre obliga al
pueblo a comprar el kilogramo de frijoles al elevadísimo precio de entre
17 y 35 pesos cubanos.
La cronista del régimen de los hermanos Castro evitó expresarles a los
televidentes que las causas mayores de la falta de seguridad
agroalimentaria en el país son las deficiencias administrativas de los
gobernantes castristas. Tampoco dijo que existe carencia de una
estrategia coherente de aplicación de los resultados científicos con los
productores por la falta de autogestión de los institutos de
investigación y los grupos empresariales. Todo esto motiva que cada año
se inviertan más de 1.500 millones de dólares en comprar alimentos en el
mercado mundial.
A los anteriores comentarios pudiéramos agregar las declaraciones del
Doctor en Ciencias Sergio Rodríguez Morales, director del Instituto
Nacional de Investigaciones de Viandas Tropicales y miembro del Consejo
de Estado ante el articulista Pérez Cabrera: "Cada año dilapidamos
millones de dólares en combustibles, abonos y fertilizantes… recursos
que pudieran ahorrarse de haber utilizado lo que la ciencia ha
demostrado con creces".
Si valoráramos lo anterior, veríamos que el oficialismo castrista vive
su propia contradicción: La del caos gubernativo y la resistencia a
descubrir su velo.
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