Líder Sindical o Stajanovita?
mayo 8, 2012
Por Samuel Farber*
HAVANA TIMES — En los años treinta, en el apogeo del terror estalinista,
un minero ruso llamado Aleksei Grigorievich Stajanov, se hizo famoso – e
infame – por haber supuestamente extraído 102 toneladas de carbón en
menos de 6 horas, excediendo así su cuota por un factor de 14.
Bajo la dirección e impulso del Partido Comunista de la URSS, y por
supuesto con el apoyo de los sindicatos totalmente controlados por el
gobierno, un movimiento stajanovita se extendió a todas las industrias
forzando competencias de súper producción entre los obreros.
El Stajanovismo dejó un sabor muy amargo en la cultura política de la
URSS y del Este de Europa como lo refleja Andrzej Wajda, el conocido
director de cine polaco, en su inolvidable película El Hombre de Mármol.
Fue esa figura casi mítica de Stajanov la que me vino a la mente cuando
leí el discurso del primero de mayo y la entrevista realizada por
Trabajadores (29 de abril de 2012), con Salvador Valdés Mesa, secretario
general de la CTC y miembro del Buró Político del PCC.
En realidad, Valdés Mesa sonaba mucho más como el Jefe de Personal del
estado cubano que como un líder sindical si asumimos que los sindicatos
existen para defender los intereses de los obreros aún en un estado
supuestamente socialista.
Si bien en la entrevista, Valdés Mesa mencionó casi de pasada el
mejoramiento de las condiciones de trabajo y de bienes de consumo para
los trabajadores como una meta de la CTC, ni siquiera tocó ese tema el
primero de mayo.
Es claro que el tema dominante de ambas alocuciones fue exigirles a los
trabajadores cubanos que trabajen más duro y más productivamente.
Cualquier líder obrero legítimo hubiera pedido un aumento de salario por
lo menos para que los trabajadores cubanos pudieran protegerse del
ininterrumpido ascenso de los precios. Pero de eso nada, con Valdés Mesa.
Sin ambages ni titubeos declaró que no habrá aumento de salarios
"mientras que el país, con las medidas que se adoptan, no logre
desinflar plantillas, eliminar gratuidades y subsidios indebidos, que
conspiran contra la elevación de la productividad del trabajo."
El susodicho líder ni siquiera demandó una mejora del notoriamente
deficiente transporte público para que los obreros puedan llegar
puntualmente al trabajo y así contribuir al aumento de productividad.
Ni tampoco les exigió a los administradores que compartan los
sacrificios de los obreros y que se comporten también productivamente.
Eso sí: el líder de la CTC defendió el sistema de pago a destajo ("por
resultados de trabajo") rechazando así el bien establecido principio
sindicalista opuesto al pago a destajo a favor de la remuneración por
tiempo trabajado.
El "principio de distribución socialista" es invocado por Valdés Mesa
así como por Raul Castro y otros líderes comunistas cubanos para
justificar el pago a destajo.
Pero la "distribución socialista" se refiere al pago conforme al trabajo
(a diferencia de la distribución comunista que se basa en las
necesidades de la gente) lo qué no implica necesariamente el pago a
destajo. La remuneración conforme al trabajo se puede establecer fácil y
perfectamente contando las horas, días, o semanas que los obreros han
laborado.
Es obvio que en contraste con el pago a destajo, desde el punto de vista
de los trabajadores el pago por tiempo trabajado constituye una defensa
elemental contra la superexplotación patronal, en este caso con el
estado actuando como patrón.
Además, el pago por tiempo trabajado es más compatible con el desarrollo
de la solidaridad entre los obreros, mientras que el pago a destajo
estimula la competencia entre los trabajadores. ¿Puede haber duda alguna
de cuál sería la preferencia de una sociedad y economía socialista
verdaderamente controlada por los obreros a diferencia de un estado
patronal como el cubano?
Valdés Mesa rechaza también el derecho de antigüedad. Los sindicatos
genuinos han insistido, a través de la historia del capitalismo, en la
prioridad de los trabajadores más antiguos no solo para defender a los
más viejos, quienes obviamente tendrían más dificultad en conseguir otro
empleo, sino también para proteger a todos los trabajadores del
favoritismo y las arbitrariedades de los supervisores y patronos.
Pero Valdés Mesa rechaza la antigüedad – e ignora cualquier otra medida
para proteger los empleos de trabajadores negros y mujeres – en aras de
la "idoneidad", precisamente el criterio favorecido por los grandes
empresarios de los países capitalistas cuando están por despedir a
trabajadores.
Por ejemplo, el multimillonario Michael Bloomberg, alcalde de Nueva
York, la ciudad donde vivo, ha emprendido una gran campaña para despedir
a maestros de escuelas públicas independientemente de la antigüedad que
poseen, supuestamente para que sean los maestros mas "idóneos" los que
permanezcan en las aulas. Pero la agenda verdadera detrás de todo esto
es atacar al sindicato de maestros y debilitar la solidaridad entre sus
miembros.
¿Y en todo caso, cómo se establece la "idoneidad" en Cuba? Según se
decidió en el 2010, ésta será la tarea de un "Comité de Expertos" electa
(sin voto secreto) en asambleas generales de trabajadores, a las cuales
se someterá una planilla de candidatos confeccionada conjuntamente por
la administración de la empresa y el sindicato oficial.
No es difícil entender que dada la situación política en Cuba, dicho
votos sean puramente cosméticos. Vale la pena notar que el gobierno ha
excluido de la jurisdicción del Comité de Expertos cualquier decisión
que afecte a administradores y a cuadros y líderes políticos.
El status laboral de dichas personas será decidido por las instituciones
y autoridades que los hayan nombrado o elegido.
Es evidente que no muchos trabajadores cubanos ven a la CTC oficialista
como un sindicato auténtico y como un instrumento "idóneo" para la
defensa de sus intereses dentro o fuera de sus centros de trabajo, lo
que Valdés Mesa reconoce implícitamente cuando admite, en la entrevista
en Trabajadores, que "hay trabajadores que no creen en el sindicato."
Tiene sentido que por esta y otras razones al secretario general de la
central sindical le preocupe que la CTC tenga la "capacidad de ser
protagonistas de la actualización del modelo económico".
Esto es lo que ha llevado a la CTC a organizar a los cuentapropistas;
los líderes sindicales ya proclaman que han reclutado a sus filas a la
gran mayoría de estos.
Aunque todavía no sabemos a ciencia cierta lo que la CTC va a hacer con
los cuentapropistas (muy aparte del hecho que solo una minoría de estos
son obreros de pequeñas empresas privadas y que la gran mayoría son
propietarios, aunque sea de pequeños negocios), ¿puede caber alguna duda
que se trata principalmente de controlarlos como ha sido el caso con los
obreros del estado?
Queda muy claro que la CTC y sus afiliados no son sindicatos auténticos
sino representantes y aliados del estado patrón.
Queda también claro que nunca ha sido tan necesario un sindicalismo
independiente como en la presente transición hacia un nuevo modelo de
explotación que puede llevar a numerosas protestas de campesinos y
obreros, como ha ocurrido en China.
¿Qué rumbo tomará la naciente izquierda independiente en Cuba con
respecto a este asunto tan importante?
—–
(*) Samuel Farber nació y se crió en Cuba y es el autor de numerosos
artículos y libros sobre la isla incluyendo su más reciente Cuba Since
the Revolution of 1959. A Critical Assessment (Haymarket Books, 2011)
http://www.havanatimes.org/sp/?p=63532
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