miércoles, 4 de julio de 2012

Los 'bien-informados', los 'mal-informados', y los que se hacen los bobos

Opinión

Los 'bien-informados', los 'mal-informados', y los que se hacen los bobos
Eliécer Ávila
Puerto Padre 04-07-2012 - 9:37 am.

Ante cualquier opinión incómoda, los funcionarios exigen que hay que
estar mejor informados. Pero, ¿cómo?

La Habana, 29 de junio de 2012. (AP)

A menudo, cuando alguien se pronuncia de un modo que disgusta a
funcionarios del sistema, sale a relucir la forma número tres del manual
de restarle importancia o desacreditar al individuo que opina: "Se nota
que Fulano está muy mal informado, para hablar de este tema lo primero
que debe hacer es informarse bien".

Hay que tener la cara muy dura para pedir o más bien exigir a cualquiera
en Cuba que se informe bien. Primeramente, tendríamos que aclarar qué se
entiende hoy en día por informarse bien. Cualquier conclusión a la que
se llegara sobre temas de cierta envergadura tendría que pasar por la
posibilidad de consultar internet, que es donde normalmente confluye la
gente que piensa y que aporta al conocimiento desde cualquier campo.

Así, pedirle a un cubano que no tiene el privilegio de acceder a
internet (la inmensa mayoría) que se informe bien, es una manera sutil
pero exquisita de hacerse el bobo.

Por otra parte, si uno es de los escogidos que cuenta con una ventanita
a internet y la usa para redactar mejor una crítica o expresarse con más
elementos en desacuerdo con el sistema, entonces es casi seguro que al
día siguiente no contará con su ventanita al mundo, pues esta habrá sido
clausurada.

Es por eso que saber hacerse el bobo es un requisito fundamental para
que, estatalmente, desde el puesto de trabajo, se pueda contar con
determinado grado de acceso a la red. Esto se ha convertido en una
ciencia en la que algunos alcanzan niveles estelares.

Es justo reconocer de todos modos que algunos, a riesgo de perder esta
posibilidad, sí que comparten información y hasta ofrecen a otros un
ladito en su silla para que puedan informarse mejor y participar de los
continuos debates que se generan constantemente, y a los cuales
permanece ajeno, injusta e injustificadamente, nuestro desinformado pueblo.

Es cierto también que internet no es la única vía para obtener
información sobre ciertas temáticas. Pero nadie sensato debe ignorar que
el Gobierno cubano (y siguiendo sus órdenes todas las instituciones del
país) no ofrece a nadie información alguna y mucho menos la que nos
haría falta para redactar con todos los datos los artículos que "los que
se hacen los bobos" esperan de nosotros. Aquí todo es clasificado y
jamás se desclasifica. Aunque diga el Presidente que hay que luchar
contra el secretismo, ésa es de las cosas que no pueden cambiar porque
este sistema sin secretos no consigue existir.

En este contexto, a los que no acepten hacerse los bobos, ni estén
dispuestos a negociar accesos y comunicaciones a cambio de silencio y
complicidad, no les queda otra opción que lucir desinformados ante la
mirada pícara de los "gurúes de las estadísticas privadas" que hacen
videos sobre el país desangrándose para su propio consumo. De los
magnates que guardan en sus cajas fuertes bajo mil combinaciones, la
información real.

Lo que estos "bien-informados" no saben es que existen dos mitades de
esa información real de nuestro país: una está en sus cajas fuertes y la
otra esparcida en mil pedazos por toda la Isla.

En cada necesidad de los cubanos, si se mira bien, está escrita una
historia cuyas páginas iniciales no conocemos bien, porque están en la
caja fuerte, pero si conocemos el final, porque está en nuestro plato
vacío que brilla como espejo mágico, y que cuenta la historia mejor que
nadie y, por suerte, a él, a nuestro plato, no le gusta hacerse el bobo.

http://www.diariodecuba.com/opinion/11860-los-bien-informados-los-mal-informados-y-los-que-se-hacen-los-bobos

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