sábado, 21 de septiembre de 2013

Mariel, la gran apuesta de Castro al capitalismo

Mariel, la gran apuesta de Castro al capitalismo

Aun antes de que se deposite el primer contenedor o se inaugure la

primera maquiladora, Raúl Castro advierte que en la ZEDM tendrán que

primar el orden, la disciplina y la exigencia.

Rolando Cartaya

septiembre 20, 2013



"Orden, Disciplina y Exigencia". Si las virtudes teologales eran "Fe,

Esperanza y Caridad", y la divisa de la revolución francesa "Libertad,

Igualdad, Fraternidad", Raúl Castro ha acuñado su propio tríptico para

inscribirlo a la entrada de la "Zona Especial de Desarrollo Mariel"

(ZEDM), pieza clave de su sibilino tránsito al capitalismo de Estado,

aun antes de que se deposite el primer contenedor en un muelle, o se

asiente en el área, 45 kilómeros al oeste de La Habana, la primera

maquiladora construida por inversores extranjeros.



"El Mariel es un puerto moderno para barcos de gran calado, se trata de

la obra más compleja realizada en Cuba y es por ello que allí tiene que

primar desde el principio orden, disciplina y exigencia", dijo Castro,

citado por la televisión estatal, durante la reunión, el jueves, del

Consejo de Estado donde se aprobó el Decreto-Ley de la ZEDM.



Aunque habrá que esperar por la publicación en la Gaceta Oficial del

Decreto-Ley, el Reglamento y las siete resoluciones complementarias, la

información en el órgano del PCC dice que para la concreción de la zona

se estudiaron durante los últimos años, "experiencias similares en

diferentes naciones del mundo, las cuales luego fueron adaptadas a

nuestro contexto".



¿QUE ES UNA ZONA ECONÓMICA ESPECIAL?



El economista oficialista Pedro Monreal ha visto en el megaproyecto de

Mariel una de las pocas oportunidades reales que tiene Cuba para uncir

su vagón al tren del desarrollo. Algo así como el Supermán del cuento

que trató de despegar del muro del Malecón y no pudo porque tenía un

montón de cubanos agarrados de la capa y diciéndole "Dale que tú puedes".



El principio es el mismo de las llamadas zonas de desarrollo tecnológico

y económico –o simplemente zonas de desarrollo-- que como parte de su

reforma económica inició China en 1978, con el fin de fomentar la

Inversión Extranjera Directa (IED). A Pekín le ha ido tan bien con

elllas que se pronostica que en 2025 la economía china se convertirá en

la primera del mundo. Pero no se trata, como la pólvora y los fideos, de

un invento chino, sino de la adaptación autoritaria de un invento ajeno.



Se denomina zona económica especial (ZEE o SEZ por sus siglas en inglés)

a una región geográfica que posee leyes económicas y de otro tipo

orientadas en mayor o menor medida a una economía de libre mercado. Las

leyes de "alcance nacional" pueden ser suspendidas dentro de una zona

económica especial.



La categoría abarca un amplio espectro de tipos de zonas más

específicas, incluidas las Zonas de Libre Comercio (FTZ), Zonas de

Procesamiento de Exportaciones (EPZ), Zonas Libres (FZ), Parques

industriales o Estados Industriales (IE), Puertos Libres, Zonas de

Emprendimientos Urbanos y otras.



Por lo general la finalidad de este tipo de estructuras es incrementar

la inversión directa por parte de inversores extranjeros, como puede ser

una empresa internacional o una corporación multinacional.



Una Zona de Libre Comercio (ZLC) o Zona de Procesamiento de

Exportaciones (ZPE) --también llamadas zonas francas y antes puertos

libres,es un área en que determinados bienes pueden ser desembarcados,

manipulados, fabricados o reconfigurados, y reexportados sin la

intervención de las autoridades aduanales del país sede.



Las zonas francas se organizan alrededor de los principales puertos

marítimos, aeropuertos internacionales y fronteras, áreas que ofrecen

ventajas geográficas para el comercio. Puede ser una región común en la

que un grupo de países se ha comprometido a reducir o eliminar las

barreras comerciales. Pero en general las Zonas de Libre Comercio pueden

definirse como centros industriales de trabajo intensivo que media entre

la importación de materias primas o componentes y la exportación de

productos elaborados de alto valor agregado.



La primera zona de libre comercio del mundo se estableció en Shannon ,

Irlanda (Shannon Free Zone) como un intento del Gobierno irlandés para

promover el empleo en una zona rural, utilizar un pequeño aeropuerto

regional y generar ingresos para la economía irlandesa. Fue un gran

éxito y ha sido adoptada alrededor del mundo, sobre todo en países en

vías de desarrollo. En 2003, las zonas francas industriales establecidas

en 116 países empleaban a 43 millones de personas.



A las empresas que se instalan en dichas zonas se les suelen ofrecer

ventajas fiscales como incentivo. Por lo general , estas áreas

especiales se establecen en regiones subdesarrolladas del país sede, con

el fin de atraer a empleadores y por tanto reducir la pobreza y el

desempleo y estimular la economía del área. Empresas multinacionales

como Adidas, Nike o Levi's Strauss suelen establecer en ellas fábricas

de ropa, zapatos y otras mercancías de valor agregado.



DEL SOCIALISMO REAL AL CAPITALISMO DE ESTADO



En países de economía centralizada y planificada como era China antes de

Deng Xiaoping, las zonas francas se establecieron como Zonas Económicas

Especiales (ZEE), suerte de laboratorio para la aplicación de los

principios liberales de la economía de mercado, atraer la inversión

extranjera, aumentar los ingresos en divisas, desarrollar las industrias

orientadas a la exportación y generar oportunidades de empleo. Compárese

con estos párrafos de la información de los medios oficiales cubanos

sobre la ZDEM:



"Esta Zona nace a partir de los acuerdos refrendados por el VI Congreso

del Partido Comunista de Cuba que, en su Lineamiento 103, promueve "la

creación de Zonas Especiales de Desarrollo que permitan incrementar la

exportación, la sustitución efectiva de importaciones, los proyectos de

alta tecnología y de desarrollo local; así como contribuir a generar

nuevas fuentes de empleo".



"Según se precisó en la reunión, en dicha Zona se pondrán en práctica

políticas especiales, con el objetivo de fomentar el desarrollo

económico sostenible estimulando la inversión extranjera y nacional, la

innovación tecnológica y la concentración industrial".



Aunque a elementos de la cúpula gobernante cubana todavía les rechinan

los dientes al pronunciar "inversión extranjera", sin duda están muy

conscientes de que sin ella ninguno de los propósitos del lineamiento

103 sería factible. El futuro del enorme proyecto del Mariel no sería

mejor sin capitales foráneos que el de la planta electronuclear de

Juraguá, un plan faraónico de Fidel Castro cuya carcaza vacía e inútil

lleva más de veinte años oxidándose y corroyéndose con el salitre de la

Bahía de Cienfuegos.



En China la primera etapa de la apertura a la inversión extranjera, a

finales de los 70 y principios de los 80, coincidió con el permiso para

que los emprendedores abrieran negocios, si bien la mayor parte de la

industria siguió siendo de propiedad estatal (¿le suena?).



La segunda etapa, desde fines de los 80 y durante los 90, consistió en

la privatización y la subcontratación de muchas industrias de propiedad

estatal y la eliminación de controles de precios, políticas

proteccionistas y regulaciones. Dadas sus apreturas financieras, La

Habana podría querer abreviar el plazo chino, renunciando al menos en

ese campo al conservador "sin prisa pero sin pausa" raulista. Quiénes

acudirían a aprovechar tales ventajas es harina de otro costal, al menos

mientras siga vigente el embargo estadounidense.



LA ZEDM Y LOS CUBANOS (DE A PIE)



A pesar de que el Granma asegura que en la ZEDM podrán participar

personas jurídicas nacionales o personas naturales, es dudosa una

apertura real a la participación de capitales privados nacionales,

considerando la dimensión liliputiense de los negocios autorizados por

el gobierno a residentes en la isla, y el requisito de residir en el

país que invalida, por contradecirse con el embargo, a la mayor y más

rica de las tribus cubanas dispersas por el mundo, la de los

cubano-estadounidenses.



La participación de los cubanos por debajo de la cúpula más bien parece

ceñida a la "concentración industrial": mano de obra cualificada,

relativamente saludable y una de las más baratas del mundo: obreros que

con un salario medio de unos 19 dólares mensuales venderían su alma por

unos cuantos dólares más. Privados, además, de derechos laborales como

los de libre sindicalización, negociaciones colectivas y huelga. Y

seguramente comprometidos por escrito con el Orden, Disciplina y

Exigencia de Raúl Castro.



Lo que podrían encontrar los trabajadores cubanos en las futuras

maquiladoras del Mariel irónicamente lo ilustra bien una apóstol de la

antiglobalización, ese movimiento en el que tanto se regodea la

televisión cubana cuando sus activistas son captados en cámara

vandalizando McDonald's y apedreando policías. En su exitoso libro NO

LOGO, la canadiense Naomi Klein incluye esta descripción:



"Independientemente del país donde se hallen las zonas de procesamiento

de exportaciones, las condiciones de los trabajadores tienen una

sorprendente similitud: la jornada laboral es larga; hasta catorce horas

en Sri Lanka, doce en Indonesia, dieciséis en el sur de China y doce en

Filipinas. La gran mayoría del personal se compone de mujeres, siempre

jóvenes y que siempre trabajan para subcontratistas de Corea, Taiwan o

Hong Kong"



"Los contratistas reciben pedidos de empresas de EEUU, Gran Bretaña,

Japón, Alemania o Canadá. La gestión del personal es de corte militar.

Los supervisores son a menudo arbitrarios. Los sueldos están por debajo

del nivel de supervivencia, y el trabajo es poco cualificado y tedioso.

Estos reductos de industria pura se ocultan tras un manto de

transitoriedad: los contratos van y vienen sin aviso previo; los

trabajadores son predominantemente inmigrantes, alejados de sus lugares

natales y con pocas relaciones con las ciudades o las provincias donde

se hallan las zonas; el trabajo mismo es a corto plazo y a menudo no se

renueva" [...]



"En las zonas reina el miedo. Los gobiernos temen perder sus fábricas

extranjeras; las fábricas temen perder sus marcas clientes; y los

obreros temen perder sus inseguros trabajos. Estas fábricas no están

construidas sobre la tierra, sino en el aire".



Source: "Mariel, la gran apuesta de Castro al capitalismo" -

http://www.martinoticias.com/content/article/27684.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario