lunes, 4 de noviembre de 2013

Servir y ser servido en Cuba

Servir y ser servido en Cuba



El problema del servicio en Cuba parece no tener solución. Son varias

las razones que impiden que este oficio de brindar ayuda doméstica o

empresarial y cobrar por ello se desarrolle con naturalidad.



1- El paternalismo estatal que hemos vivido durante 5 décadas.



2- El complejo que sienten algunos cubanos por servir y sentirse

inferior al que es servido.



3- El dolor por tener que dejar tu verdadera vocación a causa de la

necesidad económica actual.



4- La falta de referencia o información que tenemos por aquí en este

tipo de servicios.



5- Los años de desinterés por la limpieza a causa de la supervivencia.



6- La mala conducta, educación y modales, la falta de jerarquía, la

falta de respeto que reina hoy en el trato social a todos los niveles.



(entre otros males de fondo)



Los años en que vivimos sumidos en un potente Período Especial o las

décadas de escaseces profundas que hemos ido atravesando durante años,

hicieron al cubano el gran sobreviviente de una vida y un contexto

emergente. Por años se limpiaba sin cloro, se lavaba sin jabón y hasta a

veces con un cubo de agua se aseaba un área de enormes dimensiones.

Desapareció el detergente, escaseó el jabón y las pipas de suministro

para zonas con afectaciones de agua eran más y más caras cada vez.



En estos años yo vivía en Jovellar entre espada y Hospital, Centro

Habana; zona de agudos problemas con el agua. Lugar de trabajadores,

gente humilde que intentaba tener aquel pasillo o solar ordenado y

limpio. En este lugar conocí a varias empleadas domésticas

profesionales, personas muy mayores que habían vivido en el

capitalismo. Muchas de ellas se quejaban del maltrato recibido por sus

patrones de entonces, pero otras extrañaban la vida al lado de buenas

personas que les trataban bien y les proporcionaron conocer y ejercer

un oficio honrado que luego siguieron ejerciendo en escuelas,

restaurantes, hospitales e incluso casas particulares. A muchas esas

señoras les llamamos 'Tias', durante los años de becas y seminternados.



Cómo barrer, organizar, cocinar, lavar y sobre todo planchar son aquí

materias olvidadas.



Cómo mantener la distancia con la persona que te emplea.



Cómo separar la vida privada de la vida laboral aun asistiendo

diariamente a una casa de familia. Cómo poner una mesa, comer en la mesa

junto a tus empleadores, pues en Cuba estamos acostumbrados a no separar

a los empleados de nuestra vida cotidiana. ¿Cómo no perder esa distancia

y hacerlo con naturalidad, respeto y cuidado?



Las anécdotas sobre lo que ya resulta un encuentro cultural entre

empleados y empleadores son interminables. Esto borra de un zarpazo la

idea de que aquí no existen las diferencias. Hay un diálogo sordo y

ciego, un mal entendido en asuntos domésticos que deriva en un

surrealismo social disparatado... y que me perdonen los surrealistas.



Sobre los empleadores



¿Saben los empleadores tratar a sus empleados domésticos? Ser

empleador no puede significar ser abusador. Dar un empleo es abrir una

puerta al que nos necesita porque nosotros también les necesitamos.

Algunos piensan que compraron a sus empleados. Algunos creen que por

tener un poco de dinero y pagar por los trabajos no se debe emplear el

buen trato y la mejor de las formas para enseñar lo que se quiere lograr

en el entorno.



¿Saben los empleadores qué quieren de sus empleados? Todos hemos pasado

años de privaciones y muchos de estos nuevos productos de limpieza no

los conocemos. ¿Qué hacer cuando una persona que tenemos a nuestro

servicio comete una equivocación y necesita ser adiestrado, enseñado,

comprendido?



Estamos en un álgido momento de transición. Todos estos nuevos oficios

merecen un espacio en la sociedad. Al parecer nada de eso importa a

nivel global, pero un país que no forma personas que saneen y limpien no

puede sentar bases para la construcción y la prosperidad.



Durante muchos pero muchos años los profesores nos dijeron: "Sigan sin

estudiar que van a terminar limpiando el piso". Hoy, para muchos

cubanos, limpiar el piso y cobrar por ello significa una gran derrota.

Los cubanos no traemos el don de servir. Las personas que adquirieron

esta profesión se han ido muriendo y hoy resulta casi imposible

encontrar una empleada doméstica con valores suficientes para confiarle

nuestro hogar, que es finalmente nuestra gran obra humana. Obra que

fabricamos día a día desde la cuna hasta el lecho de muerte. El hogar

necesita manos que lo asista para que podamos trabajar confiados en que

a nuestro regreso encontraremos todo en su lugar.



Investigué y encontré en www.revolico.com sobre las opciones para

encontrar estos trabajadores en La Habana. Existe en Cuba una agencia

empleadora (por cuenta propia) y supe que necesita apoyo estatal para su

reconocimiento legal y si no lo tiene será por no existir antecedentes.

Lo impide la burocracia, los prejuicios sociales antes mencionados o el

miedo a lo que esto significa. Tal vez pocos recuerden la importancia de

trabajar todo el día y regresar a una casa aseada, encontrar a una

persona responsable al frente de ese reino que nos espera y ampara. Una

agencia empleadora garantiza que todo esto pueda lograrse y se hace

responsable por ello. ¿Planchar una camisa de lino? ¿Desempercudir un

baño? ¿Arreglar un jardín? ¿Servir la mesa para cuando llegue la

familia? Nada de eso es natural o fluido en nuestros días y pedirlo

puede resultar exótico.



Los baños de los organismos, el baño del aeropuerto. Los cines y el

profundo olor a orine. El generalizado aroma de las aguas albañales que

acosan la ciudad. El miedo a decir abiertamente que nuestras

enfermedades parten de esa base nos está inmovilizando.



Servir a los demás honra y enaltece, y si además nos pagan por ello, ya

es un lujo. Dejarnos servir, ser amables y agradecidos con quienes nos

sirven a diario, es un gesto que armoniza el complejo mundo en el que

vivimos.



- ¿Qué desea? - ¿En qué puedo servirle? - ¡Con mucho gusto lo complazco!

- Me gustaría hacerlo nuevamente a ver qué le parece. - ¡Qué bien verlo

de nuevo por aquí! - ¿Le ha gustado mi sopa? - ¿Qué le parece si

intentamos hacerlo mejor la próxima vez? - Buenas tardes y muchas

gracias por tenerlo todo tan bonito.



¿Hace cuánto tiempo no escuchamos algo de esto?



El robo, el ausentismo, la mentira, la incoherencia, la falta de respeto

y el desgano o la indolencia heredados del paternalismo estatal está

minando la zona de buen servicio que intenta llevar a cabo el trabajo

por cuenta propia y su significados en una sociedad que intenta

sanearse, limpiarse, transparentarse.



Source: "Servir y ser servido en Cuba | Habáname | Blogs | elmundo.es" -

http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/habaname/2013/11/04/servir-y-ser-servido-en-cuba.html

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