sábado, 29 de marzo de 2014

Deshielo de doble dirección entre Washington y La Habana

Deshielo de doble dirección entre Washington y La Habana

Cerca de 70.000 emprendedores cubanos reciben clases de economía de

mercado y administración de empresas

JUAN JESÚS AZNAREZ La Habana 28 MAR 2014 - 21:55 CET43



El partido comunista es hegemónico en Cuba hace 55 años, y nada sugiere

que no vaya a seguir siéndolo. El Estado todavía controla la economía,

pero algo sustantivo está ocurriendo en la isla como para que EE UU haya

atemperado su beligerancia contra el castrismo, la UE decidiera aparcar

la posición común de 1996, que condiciona las relaciones a la promoción

de la democracia y al respeto de los derechos humanos, y haya

desaparecido del malecón habanero la vieja consigna miliciana: "Señores

imperialistas, no les tenemos ningún miedo". Lo que está ocurriendo en

Cuba es que, por primera vez, y pese al inmovilismo político, convergen

liberalizaciones socioeconómicas y un pragmatismo impensables hace ocho

años.



"Se suceden las conversaciones secretas entre Cuba, Washington y los

europeos, y parece que todos han llegado a la conclusión de que Raúl

Castro va en serio", dice una fuente diplomática latinoamericana. "Hasta

ahora solo vemos reformas económicas, pero la apuesta es que su

trascendencia social lleve a medio plazo a la apertura política". La

progresiva descentralización y reducción del tamaño del Estado, el

surgimiento de 455.000 cuentapropistas, la compra venta de vehículos y

viviendas, y otros cambios estructurales no agotan la lista de las

reformas, algunas de complejo y errático desarrollo.



"Si nos damos cuenta de que una vez puestas en marcha hace falta

introducir correcciones, lo hacemos", dice en su despacho el economista

Hugo Pons, que participó en la preparación de apertura a la iniciativa

privada aprobada por el VI Congreso del Partido Comunista, en el año

2011. "Tenemos pendiente la eliminación de la doble moneda. La

unificación puede estar concluida en el 2016". Un total de 68.000

emprendedores reciben clases de administración y economía de mercado

bajo la asesoría de Pons.



Algo está ocurriendo dentro y fuera de en La Habana como para que Cuba

decidiera no acoger al analista de la CIA Edward Snowden, perseguido por

EE UU, que a su vez reaccionó discretamente cuando confiscó un barco

norcoreano cargado con armamento cubano. Tampoco el régimen saltó a la

yugular de Obama después de que el presidente norteamericano se

fotografiara con destacados miembros de la oposición cubana.



El deshielo es de doble dirección. La reforma migratoria y la

eliminación de la tarjeta blanca para salir del país, el acceso a la

telefonía móvil e Internet, aunque con limitaciones, la excarcelación en

el 2010 de 130 presos políticos, así como la autorización a viajar al

extranjero y volver a Cuba de los disidentes, son otros avances tenidos

en cuenta por EE UU y la UE para reanudar discretas conversaciones.



Los aeropuertos, mientras tanto, reciben a diario vuelos charter

procedentes de Miami, en un tráfico aéreo inusitado. Y quienes ahora

salgan de Cuba podrán permanecer dos años en el extranjero sin perder

sus bienes en la isla. Solo en el año 2012, más de 400.000 cubanos con

residencia en EE UU pudieron viajar a la isla, al igual que otros

cientos de miles domiciliados en Europa, Canadá y América Latina. Buena

parte de la inversión de los emprendedores que abren cafeterías,

restaurantes, talleres o peluquerías procede de sus familiares en el

extranjero.



Paralelamente, adinerados hombres de negocios y directivos

norteamericanos llegan a La Habana para reunirse con funcionarios y

sondear las posibilidades de invertir. Uno de ellos es Alfonso Fanjul,

miembro de una dinastía azucarera prerrevolucionaria, activista contra

el castrismo en Miami, que ha viajado a Cuba en dos ocasiones.

Empresarios extranjeros con muchos años de estancia aseguran en privado

que "los dirigentes del partido más reacios a la normalización con EE UU

han perdido influencia".



La Administración Obama relajó algunas de las restricciones y crece el

turismo norteamericano encubierto, camuflado en supuestos viajes

académicos, culturales o religiosos a La Habana. Por su parte, la

mayoría de los países latinoamericanos, de perfil socialdemócrata, no

objeta el régimen cubano, con el que mantiene fluidas relaciones

diplomáticas y comerciales, e ignora cualquier iniciativa dirigida al

aislamiento de Cuba. Piden el levantamiento del embargo impuesto por

Washington en los años sesenta, pero su eventual terminación no depende

del Ejecutivo norteamericano sino de un difícil acuerdo bipartidista en

el Congreso.



Source: Deshielo de doble dirección entre Washington y La Habana |

Internacional | EL PAÍS -

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