sábado, 12 de septiembre de 2015

Comercio cubano ¿controles o marketing? - he aquí el dilema

Comercio cubano: ¿controles o marketing?: he aquí el dilema
[11-09-2015 19:31:19]
Elías Amor
Economista

(www.miscelaneasdecuba.net).- Vaya por delante que me parece una
magnífica idea que alguien en el régimen castrista se preocupe por la
atención y protección a los consumidores. Ya era hora. Después de medio
siglo de hostigamiento con las libretas de racionamiento, las temibles
"colas" para adquirir cualquier cosa, y la absoluta falta de libertad de
elección de productos y servicios, no está mal que un "ministerio" asuma
la posición de defender los intereses de los consumidores. Lo tienen
difícil. El "control castrista" al comercio, que ha sido objeto de un
artículo en Granma hoy, ha descubierto deficiencias que forman parte del
paisaje que se encuentran los cubanos día a día, entre otras, "esperas
de horas por un cambio de turno, no ser atendido por la recepcionista
hasta que termine su conversación telefónica, que el vendedor no tenga
cambio para el vuelto o que la tienda cierre antes de hora". Y lo que es
peor, al parecer "todo se considera normal, aceptado; pero sin lugar a
duda, injusto".
Lo primero que se tienen que preguntar los responsables de estos
controles es por qué ocurren estos problemas en Cuba y sin embargo, no
en otros países del vecindario regional. Habrá que analizar las causas
para tener claros los efectos. Por mucho que se detecten éstos, en
número abultado, 7.901 (posiblemente serían muchos más), mal van si no
atienden al origen del problema, a lo que verdaderamente está causando
este pésimo trato a los cubanos como consumidores.

Quizás no se hayan percatado que el problema está en el modelo
económico, estatal, sin propiedad privada y en el que el mercado se
encuentra abolido como institución básica de asignación de recursos.

Los problemas aludidos en el control burocrático en unidades de la
gastronomía, el comercio y los servicios técnicos y personales, "como la
falta de equipos y piezas de repuesto en talleres y unidades
comercializadoras, el depauperado estado constructivo de las bodegas, el
incumplimiento de las obligaciones tributarias y la insuficiente
capacitación a cuadros y trabajadores" se deben a la naturaleza del
sistema económico imperante, que necesita un profundo giro de 180º hacia
su normalización con respecto a lo que se observa en otros países.

En la economía castrista, el cliente nunca ha tenido la razón. Ni
tampoco libertad de elección entre alternativas competitivas. Tampoco ha
disfrutado de unos ingresos suficientes para acceder a una amplia gama
de bienes y servicios de su elección y preferencia. Su capacidad para
reclamar ante abusos ha sido inexistente. El régimen aseguraba una dieta
básica y unos bienes concretos a precios subvencionados, y se acabó.
Nada que ver con lo que existe en otros países del mundo.

Y ahora, en medio de los cambios incorporados a los llamados
"Lineramientos" piensan que la solución está en estos ambiciosos planes
de control o en el anuncio de unas leyes de protección a los
consumidores. Esto, si se me permite la comparación, es como empezar
aconstruir una casa por el tejado. La mejor protección que se puede dar
a los cubanos es instaurar un sistema de comercio libre, privado y
competitivo como el que existía en la Isla antes de las confiscaciones
de 1959, culminadas en 1967 con la llamada "ofensiva revolucionaria" que
supuso la completa destrucción del sistema comercial que había venido
funcionando en Cuba desde los tiempos de la colonia.

La mejor defensa del consumidor es la libertad de elección, y que los
empresarios privados dedicados al comercio, se puedan especializar y
aprovisionarse libremente en mercados mayoristas que faciliten la venta
de la oferta nacional a precios competitivos y accesibles. Satisfacer
las necesidades de los consumidores por medio del intercambio,
incorporar la filosofía práctica del Marketing en la gestión comercial,
supone instaurar en la economía cubana prácticas en las que tuvieron un
gran liderazgo los comerciantes que transformaron el paisaje urbano,
modernizando los espacios comerciales y facilitando a la población todo
tipo de artículos y servicios.

Y todo ello se consiguió sin necesidad de intervención burocrática, ni
planes de control dirigidos por ministerios y otras "majaderías"
castristas. La libertad de empresa, el derecho a la libre elección de
bienes y servicios, y la garantía de un marco estable para el ejercicio
de los derechos de propiedad se encargarán del resto.

Por medio de estas iniciativas es como se podrá devolver al consumidor
cubano esa máxima de que "siempre tiene la razón", una razón absoluta
frente a un estado intervencionista, burocrático y en crisis, que no
sabe qué hacer para seguir ejerciendo un control absoluto sobre la
libertad de elección de los cubanos. Estos burócratas que se dedican a
los "planes de control" deberían saber que cuando el mercado sea la
institución principal que asigne los recursos y el precio actúe como
mecanismo básico de información para orientar las decisiones de la
oferta y demanda, se alcanzará en la Isla una situación similar a la de
otros países, que no supondrá más que el retorno a lo que existía antes
de las absurdas confiscaciones revolucionarias.

El problema es que la vía elegida, como casi siempre, no es la más adecuada.

Source: Comercio cubano: ¿controles o marketing?: he aquí el dilema -
Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/55f30fe73a682e111cc2e1ba#.VfQIFfmqqko

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