sábado, 12 de septiembre de 2015

En las misiones, más privaciones que dinero

En las misiones, más privaciones que dinero
ORLANDO PALMA, La Habana | Septiembre 12, 2015

Tania (nombre ficticio) es una de los 3.525 trabajadores del Ministerio
de Salud Pública residentes en Camagüey que colaboran en alrededor de 50
naciones de todo el mundo. Su misión médica en el extranjero acaba de
terminar y ahora trata de adaptarse de vuelta a su país. Sin embargo,
dos años fuera de su provincia natal han cambiado a esta especialista en
terapia y rehabilitación para siempre.

"A pesar de todas las dificultades a las que me tuve que enfrentar allá,
tengo la impresión de que al regresar he viajado atrás en el tiempo",
explica. Su estancia en Venezuela no estuvo exenta de contratiempos.
Viviendo en un barrio pobre de Caracas, Tania tuvo que lidiar con la
violencia, el desabastecimiento y la ojeriza que levantan entre muchos
venezolanos los cubanos que se encuentran en misión oficial.

En Venezuela laboran 2.063 cooperantes provenientes de esa provincia
cubana. La mayoría brinda servicios en las llamadas misiones Barrio
Adentro y Operación Milagro. Varios colegas de Tania fueron distribuidos
por los estados de Apure, Aragua, Carabobo, Guárico, Miranda y Zulia.
Ella dice haber "tenido más suerte" al quedarse en la capital, "donde
hay más opciones".

De los 323 técnicos de la salud camagüeyanos que se contabilizaban a
mediados de este año en el país sudamericano, no todos han llegado hasta
el final del tiempo reglamentario. "Tuvimos múltiples deserciones y una
manera de evitar que la gente se siguiera escapando para Colombia o
Estados Unidos fue retirar el pasaporte a todos nosotros", explica esta
mujer. Y asegura: "Nunca se me pasó por la cabeza irme, porque aquí
tengo a mis dos hijos y después me castigan y no puedo verlos en años",
detalla.

A través del programa conocido como Cuban Medical Professional Parole
(CMPP), desde 2006 quedó implementada una disposición que permite a
galenos cubanos que participan en misiones médicas oficiales, acogerse a
un visado para entrar a Estados Unidos. Más de 720 profesionales de
salud de la Isla se habían fugado de Venezuela desde enero a finales
agosto de este año.

Tania tenía un objetivo fijo en mente: "hacer dinero para ampliar la
casa de mis padres y tener un lugar privado para mi matrimonio y mis
hijos", relata. No obstante, el dinero acumulado en meses de privaciones
en Caracas no ha sido suficiente para levantar la tan ansiada vivienda.
"Todos los materiales de construcción están muy caros y aún no hemos
podido terminar el baño ni la cocina". Logró ahorrar después de dos años
de trabajo el equivalente a cinco mil dólares, que trajo consigo.

"Para esta tierrita tuve que sudarla", comenta. "Estábamos en una casa
compartida y tomábamos sopas instantáneas casi todos los días", dice de
su vida en Caracas. "Todo lo que compré fue para traérselo a mis hijos,
un televisor pantalla plana y una laptop para el mayor". Para lograrlo
cuenta que debió "pasar mucha necesidad. "Nos tenían como a perros en un
albergue, unos arriba de otros, sin privacidad ninguna", recuerda.

A su regreso a Cuba, la joven ha entrado en el negocio de la reventa de
productos alimenticios y bebidas, que compra con un descuento gracias a
la tarjeta magnética que le corresponde por haber hecho una misión en el
extranjero. "Aquí –dice mientras muestra el rectángulo de plástico–
tengo acumulado el salario cubano que me pagaban cada mes y que no podía
cobrar desde allá, además de una bonificación en moneda convertible".

Como profesional de la salud que participó en Barrio Adentro, ahora
tiene una rebaja en los productos que compra en las tiendas en moneda
convertible. "Puede llegar a un 10 o un 15 por ciento de descuento, en
particular en refrescos y cervezas". De manera que la especialista en
terapia y rehabilitación ahora se dedica a revender las bebidas a
familias que están organizando fiestas de bodas o de quince. Todos ganan.

"Con eso voy a completar para el juego de taza y lavamanos que me falta
por comprar", puntualiza. No obstante, cree que la remuneración que
recibió por su trabajo en el extranjero fue "poca para el esfuerzo". No
se trató solo de la carga laboral, precisa. "Tengo una amiga que se
enfermó de los nervios porque la atrapó una guarimba en medio de una
carretera; todavía está bajo tratamiento psiquiátrico y, como no terminó
el contrato, no le tocó el estímulo salarial".

A pesar de las dificultades, Tania quiere regresar a una nueva misión.
"Ya hice contactos en Sudáfrica para un contrato individual", pero esta
vez aclara: "Me voy con mi familia... y si te he visto, no me acuerdo".

Source: En las misiones, más privaciones que dinero -
http://www.14ymedio.com/nacional/misiones-privaciones-dinero_0_1851414841.html

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