jueves, 19 de noviembre de 2015

Sobre la venta de cocinas de inducción y su menaje en Villa Clara

Sobre la venta de cocinas de inducción y su menaje en Villa Clara
[18-11-2015 20:56:55]
Elías Amor
Economista

(www.miscelaneasdecuba.net).- El diario oficial del régimen, Granma se
hace eco hoy, en portada de una "gran noticia". Ni más ni menos que el
comienzo en Villa Clara de la venta de cocinas de inducción y su menaje
que según dice el periódico, "han despertado la atracción de las
familias villaclareñas, atendiendo a su fácil manejo, durabilidad,
confort y eficiencia energética respecto a las hornillas de resistencia
eléctrica, mucho más consumidoras".
Asombroso. Esta es una gran noticia en la monotonía absurda de la
economía castrista. Algo que es absolutamente normal en cualquier país,
incluso en aquellos que tienen un nivel de desarrollo económico inferior
a Cuba, para Granma y el régimen es un gran acontecimiento, y además, se
anuncia la cifra que se va a comercializar. Nada más y nada menos 23.600
módulos.

Desde hace mucho tiempo, las noticias del día a día de la economía
castrista no hacen más que asombrarnos. Me alegro por la población de
Villa Clara, que va a poder disfrutar de unos electrodomésticos que les
van a hacer, casi seguro, la vida más fácil. Pero es evidente que, al
mismo tiempo, siento especial tristeza porque algo que es absolutamente
habitual en cualquier país del mundo: ir a una tienda abierta al
público, elegir el electrodoméstico entre una variedad de marcas y
calidades, que se acomode al presupuesto, y llevárselo después de pagar,
en Cuba es "una batalla más del régimen", un acontecimiento que merece
la portada de Granma. Lo curioso es que así llevan más de 56 años.

¿Por qué ocurre este tipo de anormalidades casi patológicas en la
economía castrista? Leyendo la información en Granma se percata uno de
lo que ocurre en aquel espacio antieconómico.

Primero, ¿qué sentido tiene que exista una empresa de comercio en la
provincia, que se encargue de esta actividad? Por supuesto que nadie
duda de la competencia de su directora, Digna Morales, pero parece
asombroso que se cree un monopolio estatal de ámbito local
geográfico para vender cocinas de inducción. El comercio de venta al
público debería estar privatizado, gestionado por empresas privadas o
comerciantes capaces de ofrecer a los consumidores los productos y
servicios que necesitan. El estado, rara vez, actúa como buen
comerciante. Está, digamos, para otras cosas.
Hay más. Parece que se, según informa Granma, han habilitado de manera
excepcional un total de 69 puntos en la provincia para vender las cocinas.

Esto quiere decir, que no existe una red comercial de distribuidores
detallistas especializados en vender al público, sino que cuando el
estado castrista decide que los cubanos tengan acceso a algo, se crean
las estructuras que luego, evidentemente desaparecen. El comercio al
detall, confiscado y despreciado por las autoridades del régimen, es
simplemente un erial arruinado por la política castrista. Su
recuperación va a exigir inteligencia y esfuerzo.

Pero es que la guinda de todo este espectáculo totalitario la pone el
gobierno, como sucede casi siempre. Resulta que ahora nos enteramos que
existe una "política de Cocciónaprobada en marzo del 2012 por el Consejo
de Ministros, refrendada además, en los Lineamientos de la Política
Económica y Social del Partido y la Revolución", es decir, que la venta
de cocinas y su set de menaje de cuatro piezas —jarro, sartén y olla
(todos con su tapa), y una cafetera, forma parte de la gran política
estatal del régimen. Asombroso. La "política de cocción" de los cubanos
entre las políticas principales del gobierno, asentada en la agenda
del consejo de ministros. Increible. Un ejemplo evidente de lo mal que
están las cosas en esa economía, y lo difícil que va a resultar salir
adelante si no gira en 180º respecto del modelo actual.

Se argumenta que gracias a este intervencionismo y control absoluto de
la distribución, el estado garantiza a las familias desfavorecidas el
acceso a unos bienes y equipamientos que, probablemente, no podrían
comprar con sus ingresos. Me parece bien. Nada contradice que en una
economía libre de mercado, en la que se decide libremente qué comprar y
a qué precio, exista algún tipo de subsidio que permita ayudar a los que
menos tienen. La asistencia social precisamente se basa en la existencia
de una economìa productiva y competitiva que genere recursos para su
distribución. Ni siquiera en eso, podemos estar de acuerdo con los que
aplican el intervencionismo igualitario a la baja. Un absurdo que ni
chinos ni vietnamitas se creen en este siglo XXI.

Las cocinas de inducción son otro ejemplo para reflexionar.

Source: Sobre la venta de cocinas de inducción y su menaje en Villa
Clara - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/564cd8073a682e0ffc207960#.Vk3XjfmrTjY

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