Privados que trabajan para turistas, los más tolerados por el gobierno
mayo 24, 2016
Rolando Cartaya
A diferencia de los particulares que prestan servicios a la población,
los que ayudan a paliar la insuficiencia del Estado para cubrir la
creciente demanda en la lucrativa industria de los viajes y el turismo
tienen luz verde… por ahora
Aunque el gobierno cubano suele tranquilizar a inversores, prestamistas
y políticos internacionales reiterando que la apertura del sector
privado en Cuba es irreversible, casi desde el mismo anuncio de la
apertura que revitalizó el autoempleo en 2010 se han sucedido protestas
y hasta huelgas –ilegales en el país—por parte de particulares descontentos.
Una breve búsqueda en la Internet arroja manifestaciones públicas de
inconformidad debidas entre otras razones a la alta presión tributaria y
regulatoria, el acoso de corruptos policías e inspectores, e incluso a
la reversión de algunas medidas: huelgas.de cocheros en Bayamo y
Cienfuegos, protesta de mototaxistas en Santiago de Cuba, de
bicitaxistas en la Plaza de la Revolución de La Habana; de vendedores de
artículos de ferretería en Holguín; y el refugio de decenas miles que
vendían ropa importada bajo licencia de artesanos en el palenque
cimarrón del mercado negro, después que el gobierno prohibiera esa
actividad a fines del 2013, por estimar que estaba causando pérdidas a
las tiendas del Estado.
Los topes decretados el mes pasado a los precios de 23 productos del
agro, que supuestamente se iban a regir por la oferta y la demanda, han
causado diversas formas de resistencia entre agricultores y sus
distribuidores.
Al repasar estas manifestaciones de protesta se observa una constante:
todas han tenido lugar entre trabajadores por cuenta propia que prestan
servicios a la población. No debe sorprender entonces que en los últimos
meses la gente de a pie se haya sumado a las quejas de cuentapropistas
que fueron víctimas del decomiso policial de sus mercancías, como en el
caso de un carretillero de productos agrícolas en el reparto habanero
Santos Suárez (la gente gritaba "¡Comida!") y el de unos 15 "merolicos"
o vendedores de baratijas, la mayoría impedidos físicos, en el bulevar
de la calle San Rafael.
Urticaria por el mercado
Luego de respectivas aperturas al trabajo autónomo a mediados de los
años 80 y 90, ambas luego reprimidas, se estimuló una tercera en
septiembre del 2010 como una forma de deshacerse, en medio de las
consecuencias de la crisis financiera global del 2008, de por lo menos
medio millón de trabajadores "excedentes" en las nóminas estatales, y de
dejar en manos de los particulares servicios a la población que estaban
causando pérdidas al Estado.
La meta del medio millón, que inicialmente se esperaba lograr en un año,
se vino a conseguir en los últimos meses. Pero en la práctica el hecho
de que el gobierno no haya dejado de pisarles la manguera de oxígeno a
los cuentapropistas confirma que la tolerancia a elementos de mercado,
al menos en la microeconomía popular cubana es sólo de dientes afuera y
que, esencialmente, como con el gobierno de Fidel Castro, se sigue
considerando la existencia de un sector privado como un mal necesario.
Algunos "males" son más necesarios que otros
Claro que algunos "males" son más necesarios que otros, y así, aquellos
microempresarios cubanos que puedan ayudar a engordar la macroeconomía
generadora de divisas, la cual controlan en Cuba los militares, pueden
aspirar a una indulgencia temporal del Hermano Mayor.
Paerece ser el caso de los agricultores que suministran verduras,
viandas y vegetales a los hoteles, o el de los trabajadores por cuenta
propia que están contribuyendo a paliar las insuficiencia del complejo
militar-empresarial para cubrir la creciente demanda de alojamiento y
otros servicios en la esfera del turismo y los viajes a Cuba, generada
desde el anuncio del deshielo con Estados Unidos en diciembre de 2014.
Así lo confirma el ejecutivo principal de una compañía de viajes
radicada en la isla desde 2002. En una entrevista concedida al sitio
especializado travelpulse.com, el CEO de Cuba Travel Network, Eddie
Lubbers, señala que el incremento de la demanda desde Estados Unidos
(161.000 visitantes en 2015, 94.000 en el primer trimestre de 2016)
también la ha estimulado desde el resto del mundo:
"Toda la dinámica del último año ha tenido un efecto enorme en otros
mercados, por ejemplo, los europeos, Ha habido mucha demanda colateral,
el Reino Unido, Alemania, Italia y Holanda han crecido en (porcentajes
de) dos dígitos, no tanto como Estados Unidos (tres dígitos) pero ha
sido como un efecto dominó".
Lubbers explica que, debido a la astronómica demanda, los precios de los
hoteles en la isla seguirán subiendo este verano, y que temporadas
normalmente bajas como mayo-junio y septiembre-octubre son ahora tan
reservadas como la temporada alta.
En el caso de los estadounidenses su compañía está ofertando ya paquetes
de viaje individual, una modalidad autorizada por la administración
Obama en marzo pasado. Se espera que la conjunción de esta alternativa y
el comienzo de los vuelos comerciales programados, previsto para el
otoño boreal, abarate los costos y resulte en una verdadera arribazón de
norteamericanos a la isla, aun bajo la prohibición vigente de hacer
turismo de playa.
Con la infraestructura turística estatal sobrecargada para canalizar
tanta presión, la demanda está contribuyendo a acelerar el desarrollo de
ramas del sector privado que pueden amortiguarla: "En términos de oferta
de productos hay un enorme desarrollo del sector privado", dice el
ejecutivo de Cuba Travel Network. "Se abren restaurantes de alta
calidad, lo que ha estado sucediendo por años, pero ahora se está
consolidando. También la flota de autos vintage (almendrones) se ha
multiplicado por diez en los últimos tres años (...) yo les llamo las
"góndolas de La Habana", como las de Venecia.
Los hospedajes privados también están creciendo. "El número de casas
particulares se incrementó en 2015 de 14.000 a 18.000, y ahora las
tenemos en destinos como Viñales y Trinidad, donde la oferta de
alojamientos privados supera a la estatal. Han cubierto un vacío. Y se
está viendo algo similar con los restaurantes. Algunas de las casas
tienen un diseño esmerado, son como pequeños hoteles-boutique, de
propiedad privada. Algunas tienen hasta 10 habitaciones y la calidad
está mejorando rápidamente".
¿Hasta dónde y hasta cuándo?
La pregunta que deben estar haciéndose los propietarios de casas
particulares y otros emprendedores privados que ahora mismo acompañan al
gobierno comunista en el servicio a turistas y viajeros es hasta dónde y
hasta cuándo les permitirá éste quedarse con una tajada de las divisas
que dejan los visitantes en el país.
En el reciente VII congreso del Partido Comunista de Cuba el Ministerio
de Turismo expuso sus planes para ampliar el mercado hotelero (estatal).
El Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social reveló que se proyecta
añadir 108.000 nuevas habitaciones a las cerca de 62.000 actuales hasta
el 2030. La mayoría de estos planes son ejecutados por el grupo
militar-empresarial GAESA, que asigna los servicios de administración a
cadenas hoteleras extranjeras, pero retiene el control de la propiedad
de los hoteles.
En su informe central al congreso, Raúl Castro confirmó que la
aspiración del gobierno-partido es que "este sector estratégico
finalmente se convierta en una locomotora de la economía nacional".
Así las cosas, en el mejor de los casos para 2030, antes en el peor, el
"mal" del aporte privado a la industria turística podría dejar de ser
tan "necesario". Como puntualizó el general-presidente y primer
secretario del PCC: "cada hotel que se inaugura es una fábrica más que
genera dentro de nuestras fronteras ingresos de exportación muy
necesarios para el país".
Source: Privados que trabajan para turistas, los más tolerados por el
gobierno -
http://www.martinoticias.com/a/cuba-tolera-mejor-a-privados-que-le-ayudan-a-enfrentar-crecida-del-turismo/122708.html
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