sábado, 17 de septiembre de 2016

El sistema cubano - ni funciona ni funcionará

El sistema cubano: ni funciona ni funcionará
septiembre 16, 2016
Osmel Ramírez Álvarez

HAVANA TIMES — He comentado en algunos de mis artículos que por
necesidad de subsistencia acudí al trabajo agrícola, específicamente al
cultivo del tabaco. Lo decidí cuando mi primera esposa estaba
embarazada, a punto de dar a luz a mi princesita mayor, Ana Claudia,
siete años atrás. Les comentaré algunas de mis experiencias como
campesino, como muestra de cuán mal funciona este país.

Trabajaba yo en el Centro Provincial de Genética Médica, en Holguín,
como especialista en Estudios Citogenéticos y ganaba poco más de 20 CUC
al mes. En cualquier país normal sería una estupidez dejar un empleo
seguro en víspera de ser padre, pero en Cuba continuar trabajando era un
acto supremo de irresponsabilidad, a no ser que no tuviera otra opción.

Los ajuares bien modestos y la cuna de la bebita me costaban como 4 mil
pesos en aquella época, 8 veces mi salario íntegro. Como padre
responsable pedí la baja y armé un negocito de alquiler de discos,
pensando a mediano plazo producir tabaco en una pequeña parcela que me
dio mi padre.

"Meterme" en el cultivo del tabaco me llevó cuatro años, porque no basta
con querer. Existe una sola empresa monopolista llamada Cubatabaco y
solo por su intermedio puedes sembrar legalmente la preciosa planta. El
valle de Mayarí está clasificado entre las mejores tierras para ese
cultivo, y mi barrio suburbano, Guayabo, tiene tradición centenaria. De
toda la región es donde hay más gente experimentada y de todos lados
vienen a contratar esa mano de obra valiosísima.

Paradójicamente, la empresa Cubatabaco no empezó a crecer por aquí, sino
por otro lugar donde escasea la fuerza de trabajo, nadie sabe de tabaco
y las tierras fueron entregadas en usufructo a personas sin experiencia.
Todas las condiciones fueron dirigidas hacia donde menos posibilidades
habían de ser eficientes y eficaces. El resultado fue catastrófico y
solo al cabo de cinco o seis años, y algunos reacomodos, y deudas que
aún se arrastran, comienza a cambiar la situación.

En mi barrio, sin condiciones mejoradas, sin acceso al riego por
gravedad que beneficia al resto del valle, sin sistemas de riego, sin
programas de inversiones priorizados, se sacaba la cara por el resto. No
por ayudar al Estado ni a su empresa ineficiente, sino por necesidad de
acceder a los mejores precios de ese importante rubro. De los diez
tapaderos (donde se produce capa de exportación) solo tres están aquí en
Guayabo y son estos tres los que tuvieron resultados satisfactorios, los
otros quedaron endeudados.

Hasta el año pasado no comenzaron las inversiones, pero logré meterme un
año antes con un subterfugio. Hice mi casa de curado "a pulmón", con un
nivel de estrés tremendo por la inseguridad. Al final, en tres días me
dieron los recursos que en tres meses pedía y me negaban. Venía la
televisión a hacer un reportaje e increíblemente yo estaba más
adelantado que los que habían priorizado y me seleccionaron. Entonces
todo fluyó.

Antes de eso para que me vendieran un poquito de clavos debía hacer una
cola de cuatro horas y rogarle a la persona responsable que con mala
cara me hacía volver otro día. Luego la misma cola, y otra más para
hacer la factura y encontrar al almacenero que los despache. Eso en el
feliz caso de me resolvieran, porque casi siempre dicen que no se puede.
Con el lío de la TV fue un jefe a mi casa a preguntarme qué necesitaba y
mandaron un auto con los clavos y el facturador para que firmara el
papel sin perder tiempo.

Los contratos incluyen que deben abastecernos de insumos, pero luego te
dicen que llegaron incompletos y punto. En Cuba un contrato es mera
formalidad, no vale nada, y demandar es una pérdida de tiempo. Las
posturas o plántulas, por ejemplo, son responsabilidad de la empresa
proporcionarlas en tiempo y forma, con óptima calidad. Jamás lo han
logrado. Por esa causa a campaña pasada, que debió cerrar el 31 de
enero, llegó a esa fecha con menos del 50% sembrado y debió extenderse
hasta marzo. Ello repercutió en problemas de calidad por manchas
ambientales en las hojas y mucho tabaco afectado por curarse en medio de
las lluvias de primavera.

Cubatabaco finalmente cumplió su plan sin problemas y al tabaco afectado
le sacan tanto dinero como al bueno, ya que lo convierten en cigarrillos
y multiplican su valor cincuenta o sesenta veces. Pero los campesinos
perdimos alrededor de un 40% del precio y aunque nos quejamos, fue
inútil: en vez de obtener compensación, fuimos tildados de conflictivos.

Otro ejemplo: desde el 3 de julio solicité la roturación y el 15 de
agosto no habían venido. Tuve que hacerlo con un particular que cobra
2,5 veces el precio oficial, pero vino rápido. Seguí insistiendo para la
segunda rotura y todavía nada. Esta semana volveré a contratar al
particular, porque pretendo sembrar en octubre y casi no hay tiempo,
pero seguiré insistiendo como experimento para ver si vienen después de
finalizada la cosecha.

Son solo algunos ejemplos de cuán mal se trabaja en Cuba, incluso en un
sector priorizado como el tabaco. Si bien es cierto que pagan mejor que
con otros productos agrícolas, tampoco permite que la mayoría disfrute
de una solvencia real. El Estado es quien gana más y los campesinos no
manejamos esos datos, son secretos.

Este sistema es tedioso, gelatinoso, ineficaz y estoy seguro que también
mata por estrés. ¡Lástima que no tengamos las estadísticas! Y todavía
hay quien pregunta el por qué esto no funciona: esto ni sirve ni
funciona ni funcionará jamás. Estoy más que seguro.

Source: El sistema cubano: ni funciona ni funcionará - Havana Times en
español - http://www.havanatimes.org/sp/?p=118422

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