martes, 15 de noviembre de 2016

Cierra el evento Arte y Moda 2016

Cierra el evento Arte y Moda 2016
Con un espectáculo que tuvo como invitada especial a la diseñadora
norteamericana Kelsy Dominick
Lunes, noviembre 14, 2016 | Ana León

LA HABANA, Cuba.- Con un espectáculo que tuvo como invitada especial a
la diseñadora norteamericana Kelsy Dominick, concluyó ayer domingo, en
el patio del Museo de Arte Cubano, la décima edición del evento Arte y
Moda. Diez piezas textiles, exhibidas por modelos cubanas y
estadounidenses, ofrecieron al público una selección del catálogo
acumulado por la joven creadora que ha trabajado varias tipologías,
entre ellas vestidos de noche, de fiesta y de novia.

Desde pequeña, Kelsy Dominick estuvo estrechamente vinculada al universo
de las artes manuales. Aprendió a bordar a los nueve años, demostrando
el talento, la tenacidad y la voluntad que le han ganado, en la
actualidad, un lugar dentro de la compleja industria de la moda.

Las piezas de su autoría que el público cubano tuvo la oportunidad de
apreciar durante la clausura del evento Arte y Moda, se caracterizan por
un cromatismo sin resonancias —rojo, blanco, negro y oro—, una línea
ceñida para resaltar las curvas femeninas, y la profusión de vuelos y
lentejuelas. De corte sencillo y visualmente atractivos, los conjuntos
fueron muy aplaudidos por el respetable; aunque se echó de menos el
poder conocer un poco más sobre la joven diseñadora y la naturaleza de
sus creaciones, algo que se habría resuelto con la repartición de catálogos.

Dicho sea de paso, catálogos había; pero por alguna misteriosa razón
—tal vez la venta posterior a precios elevados— no fueron repartidos ni
comercializados entre el público asistente. En su lugar entregaron un
"papelito" con la programación de los cuatro días que duró el evento,
sin mayores detalles. Este incordio, sumado a la proverbial rudeza y
grosería de los guardias del museo, así como a la persistencia de Luna
Manzanares en doblar las canciones, opacaron un tanto el ánimo de los
asistentes.

Pero como a veces sucede para felicidad del respetable, las modelos y el
staff reservaron su mejor esfuerzo para la última noche. Salvo la
horrorosa escultura de Lucy Slivinski que por voluntad de algún criterio
errático se mantuvo al pie de la pasarela, y el tropezón de la modelo
más joven de la nómina presentada, la velada resultó casi perfecta. La
actuación de Luna Manzanares no fue perturbada por ningún feedback; no
hubo luces extraviadas, ni errores en el power point (recurso de pésimo
gusto pero, al parecer, necesario).

Modelos que habían tenido una actuación más bien fría, salieron a
defender las obras de arte que, mediante la destreza de los diseñadores
del patio, fueron convertidas en vestidos, accesorios, túnicas,
pantalones y hasta "calienticos". Todas merecieron la ovación cerrada y
definitiva; pero hay que resaltar la graciosa actuación del joven que
exhibió un atuendo basado en la obra "Carta de Frida Kahlo a Diego
Rivera", de la pintora cubana Lesbia Vent Dumois.

Robusto y barbado, el modelo y actor del grupo de teatro "El Público",
subió a la pasarela envuelto en el embeleso de "La Macorina"
—interpretada por la inigualable Chabela Vargas—; peinado con una trenza
y ataviado con un creativo diseño del cual pendían motivos plásticos que
remiten a los cuadros de Frida Kahlo, coloridos, sugerentes y
tormentosamente autobiográficos. Con una ternura conmovedora, a través
de su imponente físico y delicados gestos, ofreció pinceladas de lo que
fue la vida de la controvertida pintora; su frenesí artístico, su
morbosa sensualidad, su bisexualidad.

Lejos de lucir grotesco, el vello en su rostro evocó aquella defensa
obstinada de Frida de lo natural femenino, desde la gravedad de los
senos hasta la maleza empecinada de las cejas. Un tributo al mito de
quien fuera, a pesar de su aciaga existencia, muy hombre en sus
principios, y enteramente mujer para todo lo demás.

Otros highlights colmaron la noche. La obra "Constelación", de Mabel
Poblet, fue metamorfoseada por el diseñador Alexander Rodríguez en un
ingenioso atuendo que la modelo debía llevar con sumo cuidado, sin
sacrificar la gracia ni el ritmo de su desplazamiento en la pasarela.

Lo opuesto ocurrió con la obra "Teatrillo I" —de Gertrudis Rivalta—, que
inspiró un diseño a medio camino entre los vitrales coloniales y las
lámparas Tiffany; tan exquisito y pesado que, si bien provocó la
admiración de los espectadores, castigó la delicada cerviz de la modelo
al punto de que sus movimientos resultaron torpes y desprovistos de toda
elegancia, como si llevara un saco de cemento en la cabeza.

La música que acompañó cada diseño fue magnífica, como también lo habría
sido la interpretación de Luna Manzanares si se hubiese dignado a
cantar. Pero nada es perfecto. La décima edición de Arte y Moda llegó a
su fin con una recapitulación de lujo, donde confluyeron colonia,
vanguardia y arte contemporáneo.

Muy atinada la selección de las piezas que merecieron este honor.
Habiendo tanta variedad en el arte cubano, quizás los diseñadores se
aventuren hacia las obras de Antonia Eiriz, Servando Cabrera, Raúl
Martínez, Abel Barroso o Rocío García; entre otros cuya excepcional
visión estética inspiraría diseños extraordinarios, memoria de contextos
muy específicos en la historia del arte cubano.

Source: Cierra el evento Arte y Moda 2016 | Cubanet -
https://www.cubanet.org/mas-noticias/cierra-el-evento-arte-y-moda-2016/

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