jueves, 10 de noviembre de 2016

Guaguas sin asientos y otros inconvenientes

Guaguas sin asientos y otros inconvenientes
8 noviembre, 2016 8:08 pm por Jorge Luis González Suárez

Plaza, La Habana, Jorge Luis González, (PD) La caótica situación del
transporte de pasajeros es uno de los más graves problemas en Cuba desde
los inicios de la Revolución.

La escasez del parque automotor por la falta de piezas de repuesto, la
explotación indiscriminada y la falta de mantenimiento, generan crisis
cíclicas.

Nuevas complicaciones tenemos en la actualidad, debido a la desaparición
de los asientos en los ómnibus. Se aprecia más esta ausencia en las
líneas P de las terminales Alberro y San Agustín, donde la mayoría de
los ómnibus han sido vandalizados.

Los asientos eliminados están casi siempre en la parte delantera del
ómnibus, pero también faltan algunos al fondo.

Los conductores alegan que los asientos que faltan es debido a que el
pasillo es muy estrecho y eso dificulta el desplazamiento de las
personas dentro del vehículo.

La verdadera razón es otra. Hoy los choferes tienen sus viajes
arrendados y pagan un importe monetario antes de salir a trabajar. La
recaudación que obtengan debe cubrir el dinero invertido y dejar una
ganancia. Esto implica buscar más espacio para transportar más personas,
aunque sea a costa de la incomodidad de los viajeros.

He apreciado el trasladado de muchos asientos para las guaguas Maz de
Bielorrusia. Los originales de mala calidad se han roto, y son
sustituidos por los de ómnibus Yutong, de mayor resistencia.

He visto camiones particulares de transporte de pasajeros en Playa con
varios asientos de ómnibus instalados, que supongo hayan sido robados
para venderlos.

Otro problema es cuando los conductores de ómnibus, detienen el vehículo
antes de la parada oficial, hasta cien metros o más de distancia. Lo
hacen para evitar que muchos pasajeros suban por la puerta trasera sin
pagar, lo cual perjudica su recaudación. Las consecuencias, bastante
comunes, son que las personas tienen que correr para montar y los
ancianos e impedidos se quedan sin poder subir.

La creación de la nueva empresa "Transportes de La Habana", sustituta de
"Ómnibus Metropolitanos" y "Metro-Bus", generó un cambio del color
exterior de las guaguas. Anteriormente su coloración identificaba a la
terminal y la línea a que pertenecía. Hoy el igualitarismo no permite
este reconocimiento, algo que perjudica sobre todo a personas con
problemas visuales, que no pueden identificar la ruta.

La renovación es externa solamente, el interior del vehículo sigue con
los mismos defectos. Pisos y asientos rotos, falta de pasamanos y
agarraderas, suciedad general, acumulación de la basuras y los papeles
que tiran los pasajeros.

Los taxis ruteros y Transmetro son alternativas para desplazarse por la
ciudad. Pero el precio del pasaje en estos ómnibus es 5 pesos. Los
taxibuses de 1 peso ya casi son inexistentes.

Algunas de estas guaguas ruteras poseen aire acondicionado y otras no,
pero el precio es el mismo.

La música dentro del ómnibus es un tema que ha sido bien debatido,
incluso hasta en la Asamblea Nacional. Muchos choferes llevan puesta la
música a niveles insoportables para los oídos. Incluso he visto bafles
de equipos reproductores de audio instalados por sus choferes. El
repertorio muchas veces es reguetón, salsa y otros ritmos estridentes.
Lo que se escucha es un ruido enorme.

Hay jóvenes que también llevan en sus manos celulares y otros equipos
portátiles con música a un volumen inadecuado, pues no usan siempre los
audífonos. Cuando esta música se mezcla con la que lleva puesta el
conductor, el término más apropiado para definir la situación puede ser
"locura".

Algo llamativo son algunos carteles que se ven en la parte interior
delantera del transporte público. Citaré a modo de ejemplo que en el
carro 722 de la línea P-2, hay uno que dice: "Loco no, loquísimo". En el
436 del P-14 aparece recortado un mensaje de la Empresa que expresa:
"¿Cómo manejo?", al cual está añadida la frase "El animal". Una guagua
de la terminal Palatino, que trabaja para la ruta 38, tiene expuesta la
siguiente frase: "Aguaje no, rutina". Toda esta terminología chabacana y
de mal gusto, pone los pelos de punta.

¿Quién responde y pone coto a tantas barbaridades?

Montar en una guagua se convierte en una tortura. Por carambola, las
guaguas son chinas, igual que las peores torturas.
jorgeluigonza72015@gmail.com; Jorge Luis González

Source: Guaguas sin asientos y otros inconvenientes | Primavera Digital
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