viernes, 3 de febrero de 2006

Rebujinas de la revolucion

Sociedad
Rebujiñas de la revolución

Impulso energético, trabajadores sociales: El régimen no persigue
resultados, sino tiempo.

José Hugo Fernández, Ciudad de La Habana

viernes 3 de febrero de 2006
Tres o cuatro trabajadores sociales para cubrir el puesto de un empleado
acusado de corrupción

Después de instituir los apagones, el régimen está resuelto a
eliminarlos con una de sus nuevas rebujiñas, la revolución energética,
cuya primera victoria ha constituido ya un hecho, resplandeciente en sus
inicios, aunque no muy luminoso.

Ocurrió la pasada semana, en Pinar del Río, pero lo celebraron en La
Habana, barrio por barrio, casi cuadra por cuadra, con fuegos
artificiales provocados por la explosión de transformadores e incendios
en los tendidos y postes eléctricos, y con revolucionarios apagones de
hasta veinte horas continuas.

Ha sido el primero, pero es de esperar que no sea el último
alumbramiento que festejaremos aquí, a propósito de la revolución
energética, una rebujiña que comenzó con la distribución y venta a
granel de cientos de miles de equipos eléctricos, antes de que fueran
renovadas las líneas y otras menudencias imprescindibles para responder
debidamente a las nuevas demandas de energía.

Entre las novedosas rebujiñas de la revolución para este año, aparece
otra, a cargo de la Asamblea Nacional del Poder Popular, que luego de no
haber hecho más que aprobar con su silencio la marginación y el
sistemático atropello sufrido por los homosexuales durante casi medio
siglo, se descuelga de pronto con el proyecto de iniciar estudios para
la posible legalización del cambio de sexo en personas diagnosticadas
como transexuales.

Según fuentes que la citan, la vocera de esta revolucionaria rebujiña ha
dicho que una vez eliminada en Cuba la discriminación racial y de otros
tipos, no podemos gastarnos el lujo de seguir discriminando a los
homosexuales.

Tres por uno, y con estímulos extras

Tales palabras traen a cuento una rebujiña más de la revolución,
mediante la cual se pretende haber puesto fin a la discriminación
racial, no eliminando los prejuicios ni las diferencias económicas y
sociales que afectan desde siempre a los negros —y que resultan cada vez
más alarmantes—, sino por el salomónico método de blanquearlos,
fundiéndolos como masa amorfa dentro del pueblo, la clase trabajadora,
sin contemplar, ni atender mínimamente sus particularidades como grupo
socioracial con problemas y demandas específicas.

También los negros son blanqueados en tanto fichas del dominó estatal,
cifras para informes. Una prueba inequívoca del acierto de esta
pintoresca rebujiña de la revolución para eliminar la peste
discriminatoria en nuestra isla se hizo pública recientemente, con los
resultados del último censo de población.

Según datos oficiales (que nada guardan en común con lo que ven los
ojos), de los 11.177.743 almas en pena que habitan hoy el archipiélago
cubano, sólo 1.126.894 son negros; y 2.778.923 son mulatos y mestizos;
mientras que el resto, nada menos que 7.271.926 son blancos puros como
la espuma, o como el color de la inocencia.

Por otro rumbo, o por el mismo, le hemos entrado al año 2006 haciendo
rebujiñas en el ámbito del ahorro, la racionalización y el óptimo
aprovechamiento de la jornada laboral. Ahora, para cubrir el puesto de
cada uno de los empleados que resultan expulsados bajo el cargo de
corruptos, se utilizan tres o cuatro trabajadores sociales, cada cual
con su correspondiente salario y sus "estímulos extras", no sea que se
corrompan antes de tiempo, es decir, antes de que crezcan las próximas
generaciones de jóvenes que los va a sustituir a ellos, quizás a razón
de diez por cada puesto diseñado para un trabajador.

Tales rebujiñas, entre otras, explican el asombroso auge que está
experimentado hoy la economía del país, algo que se aprecia a ojos
vista, si bien no en las flamantes ollas vacías y en los ceños fruncidos
de los comensales, por lo menos en las rebujiñas redondas que
puntualmente nos sirve la televisión.

Y mientras, los intelectuales, los filósofos, digamos, izquierdistas de
allende las aguas, continúan teorizando en torno a la revolución como el
más singular laboratorio social y económico de estos tiempos, un modelo
político tan original que no persigue resultados sino tiempo y que en
vez de revelar, revolotea.

URL:
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro_en_la_red/cuba/articulos/rebujinas_de_la_revolucion

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