Energía eléctrica, Castro, Gustav y Ike
MANUEL CEREIJO
Después de casi 50 años, el experimento socialista de los Castro ha
llevado a Cuba a la degradación económica sintomática de toda economía
planificada y controlada por un gobierno y el deterioro de la
infraestructura: un déficit habitacional de 1 millón y medio de
viviendas, un sistema eléctrico ineficiente, acueductos deteriorados, un
transporte pésimo, deudas enormes, industrias ineficientes, declive de
los índices de vida y escasez de los bienes básicos de consumo.
El sistema eléctrico de Cuba desde 1959 puede dividirse en tres etapas,
para facilitar el análisis del mismo. Estas etapas son: del 1959 al
1989, donde predominó la inversión soviética y se construyeron varias
plantas generadoras grandes; 1990 al 1997, la que corresponde a la caída
del bloque socialista y el periodo especial. Durante estos años hubo que
retirar muchas plantas, más de la mitad, por roturas no reparables; y
1998 al presente, que es, desde luego, la de más interés para nuestro
análisis.
Esta última década ha sido una de resultados mixtos. Del 1998 al 2004
hubo cierto progreso en el sistema eléctrico, que había tenido su peor
época desde el 90 al 97, ya que se invirtió en la modernización de
varias plantas. Sin embargo, el uso del petróleo doméstico y los años de
funcionamiento de algunas de las plantas, provocaron una crisis en el
sistema.
El gobierno trató de resolver este problema con una cuantiosa compra de
generadores pequeños, conocidos como grupos electrógenos, instalados en
múltiples sitios, llamados baterías. Estos generadores son muy
ineficientes y tienen un consumo de combustible diésel muy alto. Eso fue
una decisión política, y desde el punto de vista económico y de
ingeniería, un verdadero desastre.
Después del 2004 han sido comprados generadores medianos, que utilizan
petróleo como combustible y que están siendo instalados en las
localizaciones de las plantas de generación principales. Esto es sólo
una solución temporal, y tampoco la más acertada para solucionar el
problema energético. Al mismo tiempo están utilizando gas natural, en un
proyecto conocido como ENERGAS, en cooperación con la industria
canadiense Sherritt. El gas natural se extrae del petróleo doméstico y
es una solución más adecuada y efectiva.
De las 17 plantas eléctricas grandes conque contaba Cuba en 1989, sólo
están funcionando 7. Estas 7 plantas tienen una capacidad instalada de
3,000 megavatios. Sin embargo, la eficiencia de generación tiene un
promedio de 65%. El sistema de líneas de transmisión y distribución
están en estado pésimo, produciendo pérdidas muy altas a través del
sistema, a un nivel del 18% al 20%, muy por encima de lo normal, que
debe ser menos de un 8%.
Si a la capacidad de las 7 plantas principales se le añade la capacidad
instalada del grupo electrógeno, y de ENERGAS, la capacidad total
instalada es de 4,900 megavatios, que sería adecuada para suplir la
demanda. Sin embargo, debido a las roturas, pérdidas, y mantenimiento
fuera del normal por averías, esta capacidad se reduce a 3,200
megavatios, que es inadecuado para la demanda actual.
Todo esto antes del paso de los huracanes Gustav y Ike. Estos huracanes
han causado un gran daño en la infraestructura de Cuba --viviendas,
telecomunicaciones, agua potable, alcantarillados, energía eléctrica--
así como en la agricultura y comercio. A continuación analizaremos las
necesidades inmediatas en el sector de la energía eléctrica.
Los huracanes afectaron principalmente 4 de las 7 plantas importantes de
generación que existen en Cuba. A saber: Lidio Ramón Pérez, en Felton;
Máximo Gómez en Mariel; 10 de Octubre, Nuevitas; Carlos M. de Céspedes,
Cienfuegos, afectando principalmente las líneas de transmisión de alto
voltaje, las líneas de transmisión secundarias y los transformadores
asociados con las mismas.
Un estimado preliminar indica la necesidad urgente, de emergencia, para
poner el sistema eléctrico a un mínimo de operacionalidad, de instalar
aproximadamente unos 500 km de líneas de transmisión, incluyendo las
torres y los postes, desde 220 kilovoltios a 110 voltios, a un costo de
135 millones de dólares. En cuanto a los transformadores, se puede
estimar que se necesitan unos 1,100 transformadores, de diversos
voltajes y usos, a un costo de 185 millones de dólares. Si hay que
reparar, o reconstruir unidades de las plantas afectadas, el monto
pudiera variar entre 200 a 400 millones de dólares adicionales.
Antes del azote de los huracanes, el sistema electroenergético de Cuba,
desde las refinerías de petróleo a las plantas generadoras y a los
sistemas de transmisión y distribución estaba en un estado general
pésimo y se requirirá una inversión grande, tanto por el nuevo gobierno
como por inversionistas privados, una vez que el país esté en plena
transición democrática. Se estima que la inversion puede fluctuar, en
los primeros cinco años de una transición en Cuba, entre 2,000 y 2,500
millones de dólares.
El mal es un problema cuando su génesis se enraiza en la responsabilidad
del ser humano --gobierno de Cuba por 50 años-- y el mal es un misterio
cuando no se encuentra su origen. Hay que tener valor para cambiar lo
que puede cambiarse, paciencia para aceptar lo que no puede cambiarse y
sabiduria para discernir lo uno de lo otro. La comunidad internacional
debe pedir la renuncia del gobierno cubano, por su irresponsabilidad
durante 50 años de abandono de la infraestructura cubana y su total
incapacidad actual de proveer una recuperación adecuada y rápida al
desastre que afecta al pueblo cubano por el paso de los huracanes Gustav
y Ike.
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