Raíces de la improductividad
La única vía para acabar con el desastre nacional es la eliminación de
concepciones y estructuras inoperantes.
Oscar Espinosa Chepe, La Habana | 27/05/2009
La indisciplina laboral en Cuba empeora, a pesar de las estrictas
resoluciones del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social y los
constantes llamados de todos los niveles del Partido Comunista y el
gobierno a realizar esfuerzos. Es tan evidente, que los órganos de
prensa oficiales, tan dados a la lisonja y la complacencia, tienen que
reconocerlo.
Así, el semanario Trabajadores, en un artículo titulado "Disciplina que
anda torcida", publicado el 4 de mayo, señala: "Lo cierto es que
transcurridos casi dos años de la aplicación de las Resoluciones 187 y
188, referidas a los horarios de trabajo y los reglamentos internos, las
fallas saltan a diario".
Los reporteros narran sus experiencias en un recorrido por varias zonas
de la capital, donde encontraron ejemplos de establecimientos que abren
tarde y cierran mucho antes de la hora prevista, incluidas unidades que
operan en Moneda Libremente Convertible (CUC). Los centros pertenecen a
sectores como el comercio, la gastronomía y los servicios, pero los
autores del texto subrayaban que las indisciplinas no son exclusivas de
esas actividades.
Añaden que lo visto no difiere de los resultados de controles realizados
por la Oficina Nacional de Inspección del Trabajo durante 2008, cuando
fueron detectadas violaciones de la disciplina laboral e incumplimientos
de la legislación vigente. Entonces se inspeccionaron más de 4.500
centros, pertenecientes a 11 organismos y entidades nacionales. En las
verificaciones se encontraron 26.622 irregularidades; "las más
reiteradas fueron las llegadas tardías al centro, incumplir el tiempo de
pausas para la alimentación, las salidas antes de hora e infringir el
tiempo de trabajo".
El artículo de Trabajadores es importante porque refleja parte de la
grave problemática laboral, que continúa empeorando con afectaciones a
la cultura de trabajo de los cubanos y, sobre todo, porque el propio
Estado admite la situación provocada por un sistema inoperante, que
hunde al país cada vez más en la crisis.
De todas formas, sólo se muestra una parte del asunto, sin mencionar
otros rasgos nefastos como el ausentismo, la falta de esfuerzo e interés
productivo, todo ocasionado por la inexistencia de estímulos positivos y
la abundancia de factores negativos.
Con obstáculos y sin estímulos
La crítica situación laboral esta determinada, en primera instancia, por
la larga crisis económica, que actualmente se agudiza al compás de los
problemas mundiales y que podría hacer regresar al país a los peores
momentos del "Período Especial", sin que se tomen medidas para enfrentar
su incidencia.
El salario no alcanza para vivir, lo ha reconocido el propio Raúl
Castro, y sigue perdiendo valor. Si en 2008 el salario medio mensual
creció en términos nominales en un 1,5% (de 406 a 414 pesos), la
inflación lo hizo en cerca del 5%, según la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe ( CEPAL), aunque esa cifra está por debajo de
la realidad, de acuerdo con muchos analistas.
Al mismo tiempo, los salarios continúan pagándose fundamentalmente en la
depreciada moneda nacional (peso cubano), mientras la mayoría de las
mercancías y servicios son ofertados por el Estado en CUC (25 pesos por
1 CUC, tasa oficial).
Se da el paradójico caso de trabajadores que elaboran productos para la
red de tiendas en divisas, reciben sus pagos en pesos cubanos y luego
deben comprar esos artículos en CUC.
El problema no se reduce a la remuneración; se añaden difíciles
condiciones laborales, con obreros agrícolas trabajando en el campo sin
calzado, vestidos en harapos y sin las herramientas elementales, hechos
reflejados también por el mismo semanario Trabajadores. Ni hablar de la
deficiente alimentación, los serios problemas con el transporte que
dificultan llegar a tiempo, y otras desventajas que convierten trabajar
en Cuba un acto casi heroico.
El gobierno ha dicho tener interés en mejorar los salarios, y hace más
de un año dictó la Resolución No. O9/2008 del Ministerio del Trabajo y
Seguridad Social, que establece que los trabajadores deben cobrar según
su productividad. Desde entonces se fijaron fechas para echar a andar
ese mecanismo de retribución, que en principio podría calificarse como
un paso adelante. Lamentablemente, las fechas han pasado y no se ha
implantado. Es una intención lógica que quizás en algunos sectores
podría mejorar la actividad, pero los obstáculos son muchos e imposibles
de vencer en el marco del actual sistema.
En primer termino, la mayoría de los salarios se pagan en moneda
nacional, lo que no estimula. Por otra parte, ese mecanismo necesita un
control exacto de la productividad y del pago correspondiente, lo que
resulta imposible en las actuales condiciones, debido a la carencia de
contabilidad confiable en la mayoría de las empresas. Esto se complica
con la existencia de dos monedas.
Además, se corre el riesgo de que se fabriquen artículos fáciles de
elaborar y con calidad deficiente, que carezcan de mercado y sean
producidos sólo bajo el interés de incrementar los salarios.
O sea, dada la carencia de controles y mecanismos eficaces para medir la
calidad y cantidad de la producción, puede darse el caso de que una
iniciativa positiva sea una fuente de chapucería y de dinero pagado sin
una real contrapartida en bienes y servicios. A todo ello debe añadirse
que habría que garantizar un flujo de materias primas y otros elementos,
algo muy difícil en Cuba, particularmente por las crecientes
dificultades para obtener divisas para adquirir los suministros.
Más grave aún, es casi imposible implementar la decisión en centros de
trabajo donde sobra mano de obra y hay dos o tres trabajadores en
puestos donde sólo debería haber uno. Para resolver esta generalizada
problemática habría que reorganizar la fuerza laboral, pero no existen
suficientes lugares que puedan absorber el excedente de empleados.
Una vía de solución sería la apertura del trabajo por cuenta propia, los
permisos para la creación de pequeñas y medianas empresas (PYMES),
privadas y cooperativas, así como la masiva entrega de tierra a quienes
estén dispuestos a cultivarlas. De ser permitidas, estas actividades
constituirían significativos destinos para trabajadores hoy subutilizados.
Asimismo, la organización racional de la fuerza de trabajo, que tiene un
nivel educacional relativamente alto, aumentaría la productividad y
motivaría la capacidad creadora de las personas. Esto permitiría la
elevación del ingreso real de los trabajadores, un objetivo
inalcanzable, en términos reales, en las irracionales condiciones actuales.
Una estructura inoperante
Otro aspecto preocupante es la disminución absoluta o relativa de
trabajadores en ramas básicas como la agricultura, la industria y la
construcción. Las personas ocupadas el pasado año en el sector primario
fueron el 19,1% del total, frente al 63,4% en los servicios, que no en
todos los casos generan ingresos, según informó Trabajadores el 27 de
abril. En los datos del Anuario Estadístico 2007 de la Oficina Nacional
de Estadísticas de Cuba (ONE), se aprecia que en ese año, con respecto a
2002, agricultura, caza, silvicultura y pesca disminuyeron un 7,6%,
mientras la industria manufacturera tuvo un decrecimiento de 13,2%, lo
cual contrasta con el incremento del 27,7% en los servicios comunales,
sociales y personales.
Los resultados concretos reflejados en la productividad laboral en
comparación con los salarios son muy preocupantes, pues denotan una
creciente desproporción. Si se analiza el período 2000-2008, se toma el
PIB a cifras constantes de 1997 —según las publicaciones de ONE— y se
compara con la población ocupada, se obtiene en cada uno de los años el
nivel de productividad por persona ocupada, para un crecimiento del 42%.
Si al mismo tiempo se calcula el salario medio, el resultado es un
incremento del 74%, o sea, un 32% superior a la productividad obtenida
en el período.
Esto significa que entre 2000 y 2008 obtener una unidad del PIB se
incrementó de 41 a 54 centavos, un crecimiento del 32%, cifra que sería
mucho mayor si se considera que el PIB cubano está excesivamente
sobrevalorado. De todas formas, los datos muestran un sostenido
deterioro en los niveles de competitividad de la economía, proceso que
podría acelerarse notablemente en los próximos meses, con el
recrudecimiento de la crisis que por más de 20 años azota el país.
En tales condiciones, puede afirmarse que los problemas relativos a la
falta de disciplina laboral, productividad y decrecimiento del salario
real son consecuencia directa de la crisis general de la economía
cubana, y no podrán resolverse hasta tanto sean aplicadas medidas
integrales que tengan por objetivo la remoción profunda y radical de las
actuales concepciones y estructuras políticas, económicas y sociales,
las verdaderas raíces del desastre nacional.
Raíces de la improductividad - Artículos - Cuba - cubaencuentro.com (27
May 2009)
http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/raices-de-la-improductividad-181431
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