Fernando Ravsberg | 2011-07-21, 10:07
Recién llegado a Cuba mi esposa permutó su casa por una más céntrica.
Cuando ya estaba casi todo listo nos enteramos que la otra familia no
tenía en sus manos la propiedad de la vivienda porque el banco la
mantenía retenida.
El asunto no me gustó ni un poquito y mi desconfianza aumentó al llegar
a la sucursal bancaria y enterarme que nuestra contraparte no había
pagado ni un centavo del préstamo recibido 2 años antes para adquirir la
casa.
Nos atendió la gerente y, después de una larga explicación sobre la
necesidad de pagar las deudas, nos entregó la propiedad diciendo que
esperaba que a partir de ahora empezarían a saldar las cuotas de su
préstamo.
Yo alucinaba, no podía creer que un banco se limitara a "regañar" a los
clientes que no pagan. No sé qué efecto habrá causado la apelación moral
en los deudores pero gracias a eso pudimos hacer la permuta y mudarnos.
Recordé la historia hace unos días al leer una entrevista con Ileana
Estévez, presidenta del Banco de Crédito y Comercio, BANDEC, encargado
de otorgar créditos para financiar a los cubanos que reciben tierras de
labranza desde el año 2008.
La Sra. Estévez explica que analizan detenidamente cada caso antes de
otorgar un crédito porque si el beneficiado no paga su deuda, la
"legislación cubana no le da a los bancos ni a ninguna institución de
esta índole potestad para despojar a una persona de sus bienes".
A pesar de todo BANDEC ha entregado créditos a 13 mil agricultores, tras
estudiar si es posible que obtenga "el nivel de producción que está
exponiendo y que lo hará con una calidad que le genere el nivel de
ingresos que está estimando".
La funcionaria afirma que el monto total de los préstamos es millonario
aunque, siguiendo una tradición cubana, no da una cifra específica. El
interés que deben pagar los beneficiados es del 5% durante los primeros
2 años y crece después a un máximo del 9%.
Curiosamente son pocos los que no pagan la deuda, "le puedo decir que
los préstamos por concepto del 259 (producción agrícola) tienen un nivel
de cumplimiento muy apropiado. Solo el uno por ciento muestra algún tipo
de incumplimiento".
La entrevista me golpeó más fuerte porque acabo de llegar de España,
donde los bancos están desalojando de sus casas a miles de familias que
no pueden pagar la hipoteca, para lo cual reciben el apoyo del aparato
judicial y policial del Estado.
Lo peor es que con el fin de la burbuja, se redujo el precio de los
inmuebles a menos de la mitad por lo que el banco no solo se queda con
la vivienda sino que reclama a la familia desalojada que siga pagando la
deuda original.
Los bancos cubanos no son tan rentables como los de otros países pero
tampoco tienen tanto poder sobre la gente. A pesar de todo, con las
reformas su actividad crece rápidamente, de un año a otro las
solicitudes de créditos casi se han duplicado.
Se corresponde con que 146 mil cubanos han recibido tierras durante los
últimos 2 años, la mitad de los cuales son nuevos agricultores, es decir
que recién se inician en la actividad y por ende necesitan del crédito
para despegar.
Pero nada de esto es nuevo, mis amigos cubanos recuerdan con nostalgia
la época en la que podían comprar muebles o electrodomésticos gracias a
créditos bancarios cuyo pago se les descontaba después directamente del
salario.
Más tarde vinieron los tiempos de la crisis de los 90, cuando no había
dinero para prestar ni nada que comprar. La gente común vació sus
cuentas porque necesitaba cada centavo y los bancos se dedicaron a pagar
jubilaciones.
Las reformas de los últimos años abren una nueva perspectiva para la
banca cubana. Ojalá opte por apoyar el desarrollo productivo de los
ciudadanos y no caiga en esas tentaciones de nombres extraños que tantos
problemas han traído al mundo.
http://www.bbc.co.uk/blogs/mundo/cartas_desde_cuba/2011/07/una_banca_diferente.html
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