¿Cuánto costará reconstruir el país?
Roberto Álvarez Quiñones
Los Ángeles 07-11-2011 - 9:30 am.
A más tiempo de castrismo, peor será el futuro.
La Primera Conferencia del Partido Comunista de Cuba, programada para
enero de 2012, se propone vender la idea de una "renovación". Pero, ¿es
posible una verdadera renovación mientras detenten el poder los hermanos
Castro? La perestroika en Rusia ocurrió al surgir un Gorbachov; en
China, las reformas no las hizo Mao Tse Tung, sino Deng Xiaoping.
A más tiempo de castrismo —aunque lo maquillen—, más difícil y costosa
será la reconstrucción del país. Ese, y no otro, debería ser el tema de
la próxima conferencia del PCC.
Es de tal magnitud la devastación material y social actual, y tanto lo
que se ha dejado de hacer en 53 años, que resultará muy arduo precisar
cuántos miles de millones de dólares, esfuerzo y tiempo serán necesarios
para llevar a la nación al nivel de desarrollo socioeconómico que le
correspondía en el contexto latinoamericano de 1958.
La tarea de hacer un inventario del desastre deberá ser una prioridad de
cualquier gobierno de transición, o definitivo, que se constituya en la
Isla: el paso al capitalismo es inevitable, de lo que se trata es de
cómo llevarlo a cabo.
Un Estado poscastrista tendrá, al menos, que intentar reconstruir la
infraestructura del país. Habrá que reparar y construir autopistas,
ferrocarriles, puertos, aeropuertos, sistemas de telecomunicaciones,
edificios públicos, alcantarillados, acueductos y redes de abasto de
agua, puentes, carreteras, avenidas, calles, correos, hospitales,
plantas de generación de electricidad y de combustibles, alumbrado
público, escuelas, universidades, redes de servicios sociales, recogida
de basura, vertederos, incineradoras.
Cuba fue el primer país de América Latina que dispuso de ferrocarril,
inaugurado en 1837, once años antes que en España. En enero de 1959, la
red ferroviaria nacional cubría la Isla. Hoy, los ferrocarriles dan
pena. A pesar de que la alargada Isla es ideal para que los trenes
enlacen una punta del país con la otra, con ahorros millonarios.
En los años 70, cuando Cuba entró en el CAME y los subsidios soviéticos
se dispararon, fue creada una estructura burocrática para construir una
doble vía férrea nacional. Nunca se construyó. Un malpensado podría
sospechar que aquel dinero del Kremlin se fue en apoyo a las guerrillas
centroamericanas, a los Montoneros y Tupamaros, o a la intervención
militar en Angola, Etiopía y Namibia.
De la Autopista Nacional, luego de 40 años de haberse comenzado, los
tramos terminados solo suman 600 kilómetros, y esto en pésimas
condiciones: entre Pinar del Río y Guantánamo hay 1.074 kilómetros en
línea recta; al ritmo actual, de 15 kilómetros anuales, la autopista
estaría completa en 2043.
En gran medida, los tramos concluidos hasta ahora están llenos de huecos
y grietas. Todo tipo de ganado los atraviesa, provocando frecuentes
accidentes. En 1992 se habló del trozo que uniría a Taguasco (provincia
de Sancti Spíritus) con Ciego de Ávila. Casi 20 años después, ese tramo
de 70 kilómetros aún no existe.
La única vía que une Pinar del Río con Santiago de Cuba es la misma
Carretera Central inaugurada hace 84 años por Gerardo Machado.
En los puertos, la situación es crítica. Las obras actuales del Mariel,
con financiamiento y tecnología de Brasil (unos $800 millones), debieron
haberse realizado hace décadas. Cuba debió aprovechar su condición
insular para transporte turístico, de cabotaje y de pasajeros hace mucho
tiempo. Ahora habría que construir terminales para contenedores y para
recibir cruceros turísticos. Y lo mismo pasa con aeropuertos. Obsoletos,
requerirán inversiones millonarias.
Algo crucial será la reconstrucción y rehabilitación de los acueductos.
En el de La Habana, por los 2.194 kilómetros de las maltrechas redes de
abasto se pierde hasta el 70% del agua bombeada, según informó Granma en
enero de 2011.
Los hospitales e instalaciones médicas, salvo los que prestan servicio a
extranjeros y a la cúpula dirigente, están destartalados. Hay falta de
higiene, de suministros médicos, instrumentos, equipos, agua, electricidad.
También se caen a pedazos las escuelas e instalaciones deportivas,
carentes del equipamiento adecuado. Salud y Educación, las otrora
vitrinas de la propaganda castrista, son hoy una vergüenza nacional.
El sector privado en acción
Buena parte de la reconstrucción futura estará a cargo del sector
privado, el cual debería priorizar la renovación o creación de plantas
industriales y de servicios, incluyendo fábricas de cemento, acero,
servicios tecnológicos, pintura, alimentos, petroquímica, calzado,
muebles, etc.
Habría que desarrollar la producción agrícola y pecuaria, el comercio
mayorista y minorista, almacenes, edificios para oficinas, equipos de
transporte de carga y de pasajeros, nuevos medios de comunicación, salas
de cine, gasolineras, farmacias, centros comerciales, restaurantes,
hoteles, compañías de seguros.
El Instituto Nacional de la Vivienda reportó en 2005 un déficit de
500.000 viviendas, necesitándose 4.000 millones de dólares para
solucionarlo. Falso. Construir una vivienda cuesta más de 8.000 dólares;
el déficit habitacional es mayor, sin mencionar los cientos de miles de
inmuebles que necesitan ser reparados.
Las viviendas, además, requieren servicios eléctricos, agua potable,
calles, alcantarillados, supermercados, escuelas, farmacias, parques.
Solucionar el problema urbanístico en Cuba, con su infraestructura
completa, no bajará de 17.000 millones de dólares.
¿De dónde se sacará el dinero? El gobierno podría aprovechar el momento
esperanzador de la transición, solicitar préstamos internacionales,
vender empresas e instalaciones estatales. Las recaudaciones de
impuestos, evidentemente, no serán suficientes ni siquiera cuando el
sector privado se expanda.
Mientras más se aferren los Castro al poder, mayor será el endeudamiento
futuro. Ese será el legado de ambos dictadores al pueblo cubano ya
libre, que no querrá siquiera pronunciar sus nombres.
http://www.ddcuba.com/cuba/7951-cuanto-costara-reconstruir-el-pais
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