viernes, 31 de mayo de 2013

Crónica de una contrarreforma anunciada

Crónica de una contrarreforma anunciada

Viernes, Mayo 31, 2013 | Por Camilo Ernesto Olivera Peidro



LA HABANA, Cuba, mayo, www.cubanet.org -Desde hace varios días, ha

desaparecido el bullicio del comercio en los portales de la Avenida de

Carlos III. El huracán de la contrarreforma arrasó con el floreciente

movimiento mercantil de esta zona. Las autoridades del gobierno

decidieron iniciar una ofensiva para confinar el negocio privado dentro

de las casas. De ello se deriva que todo aquel que alquiló un portal

para vender mercancías, tendrá que irse a otro lugar o resignarse a

perder lo que invirtió.



También perderán los que obtenían ingresos a partir del alquiler del

portal de sus casas. Esta posibilidad está, ¿o estaba?, dentro de las

modalidades autorizadas para el denominado trabajo por cuenta propia. La

"Razzia" comenzó por las avenidas principales del centro de La Habana.

Según el comentario de los propios inspectores a cargo de hacer efectiva

la medida, esta prohibición de vender en los portales se extenderá de

igual forma a los municipios de la periferia.



Desde hace por lo menos un par de décadas, en el tramo entre Infanta y

Belascoaín, de la avenida Carlos III, los portales de la hilera con

números nones forman parte privada de las viviendas. En la mayoría de

los casos son parte estructural de éstas desde su construcción. O sea,

no son espacios concebidos para la circulación peatonal, como, por

ejemplo, los portales de la calle Reina, o incluso otros portales de la

propia avenida Carlos III, sobre todo en la hilera de los números pares.

Por lo demás, hasta el momento no se tienen noticias de que los vecinos

de esta zona hayan recibido orden de demoler los muros que resguardan

los portales de sus viviendas.



Por otra parte, los cuentapropistas que todavía operan en la zona de

Carlos III, creen que este primer paso busca acorralarlos fuera de la

vista pública. El próximo escalón será rematarlos con el decomiso de

todos aquellos productos que, según los inspectores, no estén

debidamente avalados o no hayan sido manufacturados por el vendedor.



Ciertamente, buena parte de la mercancía presente en la zona tiene los

orígenes más diversos u oscuros. Esto es lo lógico si tenemos en cuenta

que el gobierno, al autorizar el negocio privado, prometió un mercado

mayorista que nunca ha llegado a existir.



Pero la realidad es que este giro contra del negocio privado resulta una

patada en pleno rostro para los que creyeron en las promesas del

raulismo y sus Lineamientos. Para los avisados, en cambio, están claras

las implicaciones y causas de esta ofensiva, que apenas comienza.



Los gobernantes cubanos apuestan a la supervivencia de Nicolás Maduro

como su ahijado político al frente de la Venezuela petrolera. También

confían en los resultados de la inversión y puesta en marcha del puerto

de Mariel con los dividendos que se derivarían de éste. Varios países

que aparentan ser campeones en la arena democrática, se preparan para

pactar con esta dictadura una parte de ese pastel, con sabor a zona

libre de comercio y almacenaje de mercancías. Ahí están igualmente los

puertos de Santiago de Cuba, Cienfuegos y Matanzas. El raulismo abrió

una pequeña brecha al negocio privado presionado por la enfermedad de

Chávez. Se vio en la necesidad de introducir cierta atmósfera de

aperturismo, que creara en la población una falsa sensación de respiro.

Pero, despertemos, señoras y señores: la tregua entre el Estado y los

ciudadanos ha terminado.



La guerra que comenzó hace 45 años, en la primavera de 1968, ha

reanudado su curso, con la misma virulencia. La temible Ofensiva General

Revolucionaria ha vuelto. La diferencia es que ahora no hay un mercado

laboral oficial absorbente. Por el contrario, las empresas estatales

están en plena contracción. Estamos viendo, en vivo y en directo, una

combinación de la moraleja de dos textos inconexos, El Capital, de Marx,

y Rebelión en la Granja, de Orwell.



El hecho de que el "florecimiento" de una pequeña porción del sector

privado haya provocado una reacción tan desmedida por parte del

gobierno, da que pensar. En este minuto, muchas personas se están

preguntando cómo será su futuro inmediato. Con las opciones laborales

estatales reduciéndose por día, por un lado, y con el negocio privado

bajo el fuego graneado de la represión, por el otro. Salarios

miserables, doble moneda, falta de opciones y desabastecimiento.



Los portales desiertos de la Avenida Carlos III son prueba elocuente, y

recurrente, de cuál es la verdadera esencia de esta dictadura.



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