martes, 4 de junio de 2013

El campo envenenado

El campo envenenado

Alberto Méndez Castelló | Puerto Padre | 3 Jun 2013 - 10:49 pm.



El XX Congreso de la CTC ha sido postergado. En el campo, los campesinos

no tienen protección ante plaguicidas, herbicidas, ni ante la tóxica

fertilización nitrogenada.



El vigésimo Congreso obrero ha sido suspendido, qué contrariedad.



Precisamente cuando se nos informó, por la prensa oficial, que para esta

zafra 2012-2013 el central Antonio Guiteras, el mayor productor de

azúcar de Cuba, fue reparado concienzudamente, hemos conocido de forma

extraoficial el estrepitoso desplome de un importante componente del

Ingenio, y que alguien pensaba hablar de esto en el Congreso.



Resulta que el tiempo y la desidia corroyeron las vigas de un pesadísimo

sistema destinado a transformar el jugo de la caña en azúcar, y decenas

de toneladas de acero se vinieron abajo como un copo de nieve.



Afortunadamente, la molienda se mantenía detenida y no había

trabajadores circulando por el área, de por sí muy concurrida.



De mantenerse funcionando el central, es difícil calcular la cantidad de

obreros muertos o heridos, aplastados o quemados por líquidos hirvientes

y vapores industriales llevados al grado de condensación.



Gracias a Dios, no hubo que lamentar víctimas, aunque en realidad

cientos, miles de obreros van muriendo en Cuba todos los días, poco a

poco, calladamente.



Los obreros comienzan a morir cuando al hombre del campo le piden, le

exigen, que produzca más alimentos, y sin dotarlo de botas,

impermeables, guantes y mucho menos una máscara antigás, le ponen en las

manos una mochila cargada con plaguicidas sistémicos o herbicidas

hormonales.



Sin una dieta adecuada ni medios de protección, al cabo de unos años

inhalando la aspersión de productos químicos, o mojándose las manos con

ellos, o derramándoselos en la espalda al cargar las mochilas, puede que

el obrero agrícola comience a sentir síntomas extraños, y puede que se

haga examinar por un médico, y puede que éste le diagnostique una

enfermedad incurable, y puede incluso que sin consultar al doctor el

obrero muera inesperadamente y su muerte se atribuya al alcohol, al

tabaco o a sus carentes fuerzas para cruzar un río.



"Por nada del mundo llevo coles a mi mesa que desde que son posturas ya

están envenenadas", dijo una ingeniera agrónoma a este corresponsal,

ilustrando, a pesar del tan llevado tema de la agricultura ecológica,

hasta qué punto está contaminado el campo cubano.



Es cierto, para el agricultor común es difícil adquirir herbicidas,

funguicidas y plaguicidas, pero no es imposible obtenerlos.



En La Habana, nada menos que de un almacén perteneciente a las empresas

agropecuarias militares, se sustrajeron productos químicos tasados en

cifras millonarias a precios del mercado negro. Téngase en cuenta que

tan solo un litro de un insecticida cuesta mucho más de mil pesos.



Luego, en el campo cubano sí hay tóxicos y obreros sin medios de

protección intoxicándose.



En el anexo de la resolución conjunta número 2 del Ministerio de Salud

Pública y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, de fecha 18 de

diciembre de 1996, se relacionan las enfermedades consideradas

profesionales, las que para ser diagnosticadas los médicos deben tener

en cuenta el nivel, el tipo de exposición, y los antecedentes del

trabajador.



Ocupando los números 5 y 6 del listado aparecen las enfermedades

producidas por el fósforo o sus componentes tóxicos y por la

nitroglicerina u otro ésteres del ácido nítrico.



Sabido es que, junto con el potasio, el fósforo y el nitrógeno son los

mayores componentes en la formulación de abonos completos, y en la

agricultura extensiva, esa que produce millones de toneladas, no se

concibe el incremento de la producción, por ejemplo, de arroz, sin el

empleo de abonos nitrogenados.



Igual ocurre con la caña de azúcar, donde últimamente la fertilización

nitrogenada se aplica en forma amoniacal, mucho más barata y efectiva

para el cultivo, pero sumamente tóxica para el operador de la máquina

que la aplica.



El Estado contempla 29 enfermedades profesionales en las que se incluyen

el ántrax, la glucelosis, la leptospirosis… La intoxicación producida

por plaguicidas ocupa el número 15: "intoxicaciones producidas por

plaguicidas, organofosforados, carbamatos u otros, el riesgo de contraer

esta enfermedad está presente en todos los trabajos u ocupaciones en los

que el trabajador se expone a estas sustancias".



¿Leyeron? El riesgo de contraer esta enfermedad está presente en todos

esos obreros agrícolas sin medios de protección que se ven fumigando el

campo cubano en los reportajes de la televisión nacional o fotografiados

por Granma, órgano oficial del Partido Comunista, "fuerza dirigente

superior de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los

esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del

socialismo", según la Constitución; o en las imágenes del periódico

Trabajadores, órgano de una Central Sindical que permite a las empresas

emplear a sus afiliados sin proporcionarles medios de protección al

riesgo de sus vidas.



Bueno, la Central de Trabajadores de Cuba ha postergado su XX Congreso.

Disculpen el escepticismo, pero es que ahora vienen a la memoria de este

redactor las palabras del doctor Castro Ruz en el XII Congreso: "Que en

el futuro pocos hombres o nadie tenga la autoridad que tuvimos en el

comienzo de la Revolución, porque es peligroso que seres humanos

dispongan de tanta autoridad".



Sin comentarios. Los mismos que mandaban cuando el XII Congreso, han

dicho ahora a los trabajadores cubanos que deben esperar un poco más

para llegar al XX Congreso, dicen que para discutir con ellos un nuevo

Código del Trabajo. Más les valdría hablar de puestos de trabajo seguros

y de salarios dignos.



http://www.diariodecuba.com/cuba/1370123104_3543.html

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