sábado, 28 de diciembre de 2013

El fracaso se ceba en los negocios por cuenta propia orientados a clientela cubana

ECONOMÍA



El fracaso se ceba en los negocios por cuenta propia orientados a

clientela cubana

AGENCIAS | La Habana | 27 Dic 2013 - 5:57 pm



Los expertos habían advertido sobre el freno que significaría el escaso

poder adquisitivo de la población. Ahora, alertan: el sector privado se

agota.



Las bandejas de pizza están guardadas, así como la antigua licuadora que

ni funcionaba. Atrás quedó el dulce olor a masa horneada que permeaba el

apartamento de Julio César Hidalgo en La Habana, cuando él y su novia

tenían su modesto negocio de venta de pizzas, reporta la AP.



Dos años después de comenzar el experimento del Gobierno con limitada

autorización del trabajo independiente del Estado, Hidalgo está en la

bancarrota, desempleado y sujeto a una posible multa. Pero el hombre de

33 años de edad, conocido por su amplia sonrisa y sentido del humor,

dice que la peor pérdida es la más difícil de expresar.



"Me siento frustrado y decepcionado, tuve que cerrar la cafetería porque

no me daba la cuenta, como se dice en Cuba", explicó Hidalgo.



La agencia The Associated Press recientemente volvió a buscar a nueve

fundadores de empresas incipientes, a los cuales había entrevistado por

primera vez en 2011, cuando, ilusionados, crearon sus negocios a la luz

del anuncio de Raúl Castro de que se permitiría un nivel limitado de

iniciativa privada.



Entre ellos hay dueños de restaurantes y cafeterías, una costurera e

instructora de taekwondo, un vendedor de DVD pirateados y una mujer que

alquila habitaciones a turistas.



El destino les ha deparado fortunas diversas. De las seis iniciativas

que dependían de una clientela cubana, cuatro fracasaron y sus

propietarios están económicamente peor que cuando empezaron. Pero las

tres que estaban orientadas hacia los extranjeros o hacia sus

compatriotas empleados por empresas foráneas, siguen abiertas, y algunas

incluso prosperan.



Una clientela empobrecida



Aunque es una muestra un tanto pequeña, el resultado es uno que muchos

economistas expertos en Cuba habían notado desde el comienzo: No hay en

el país suficiente dinero como para mantener a un sector privado, donde

el salario del cubano promedio es de 20 dólares al mes.



"A todo este sector privado se le ha dado una nueva oportunidad, pero

evidentemente hay un ambiente macroeconómico que no lo favorece y no

favorece la expansión de la demanda que ellos necesitan", dijo Pavel

Vidal, execonomista del Banco Central de Cuba.



Vidal desde hace tiempo ha llamado a las autoridades cubanas a

implementar un paquete de gasto público a fin de estimular la economía,

y a atraer más inversión extranjera.



El especialista, que ahora es profesor en la Universidad Javeriana de

Colombia, dice que solo se necesita fijarse en las tendencias desde 2011

para darse cuenta que el sector privado en Cuba está agotado. Tras el

entusiasmo inicial, el número de cubanos con empresas propias se ha

mantenido creciendo muy paulatinamente los últimos dos años llegando en

estos meses a los 444.000, es decir, el 9% de la fuerza laboral.



Incluso en los países desarrollados, donde los negocios tienen acceso a

capitales, crédito y una clientela con poder adquisitivo, empezar una

empresa es riesgoso. Según la Administración de Empresas Pequeñas de

Estados Unidos, aproximadamente la mitad de todos los negocios nuevos en

el país cierran al cabo de cinco años, y dos tercios al cabo de una década.



La proporción de negocios fracasados según la muestra tomada por la AP

es del 44% en menos de dos años, y peor si se consideran solo las que

estaban orientadas a una clientela cubana.



"No hay suficiente dinero en circulación en la economía en manos de

gente común", expresó Ted Henken, profesor de estudios latinoamericanos

en el Baruch College de Nueva York, quien acaba de escribir un libro

sobre la empresa privada en Cuba. "Todos los negocios compiten por la

misma clientela, que en mayoría son pobres y tienen ingresos limitados".



Algunos economistas han criticado al Gobierno por sus prohibiciones

contra actividades que considera ilegales, como los cines de 3D en casas

privadas, por introducir impuestos sobre las importaciones de productos

traídos en el equipaje de viajeros, y por prohibir la venta de ropa

importada.



Pero el sábado, Raúl Castro se pronunció a favor de aumentar las

limitaciones, advirtiendo a los observadores.



"No ignoramos que quienes nos apremian a acelerar el paso nos empujan al

fracaso", manifestó.



Henken y Vidal dijeron que Cuba debe hallar alguna manera de incrementar

los salarios de empleados públicos, ampliar los microcréditos y crear un

mercado mayorista viable que pueda suplir a las nuevas empresas.

Señalaron además que hay muy pocos puestos de trabajos para

profesionales en la lista de casi 200 actividades que fueron legalizadas

para ejercer por cuenta propia.



El dinero de los turistas



No obstante, no todo empresario nuevo está en aprietos.



Han proliferado los bares modernos y atractivos restaurantes en La

Habana, donde los autobuses dejan a los turistas para que entren y

degusten de langosta y filet mignon, por unos 20 dólares el plato. Un

extranjero puede hospedarse en una habitación privada pagando entre 25 y

100 dólares la noche, menos que en la mayoría de los hoteles para

turistas. Los cubanos con los recursos y el instinto para conectarse con

ese mundo pueden prosperar.



Javier Acosta, chef y dueño de un local, invirtió más de 30.000 dólares

en Parthenon, un restaurante privado que se orienta a turistas y

diplomáticos. Al principio no le fue tan bien, pues en 2011 le decía a

la AP que había noches en que el restaurante estaba vacío.



Pero el local gradualmente se fue dando a conocer, en parte gracias al

mojito que preparan allí y un lechón para cinco comensales, que cuesta

unos 50 dólares.



Ahora Acosta está expandiendo su establecimiento. Recientemente puso

mesas adicionales en una habitación nueva decorada con mosaicos y

pilares al estilo griego, y en sus planes está construir una terraza.

Incluso comenzó a invertir en publicidad, pagando 300 dólares al año a

una revista turística para que incluya sus anuncios.



"Todavía no he logrado recuperar lo que invertimos aquí", dijo Acosta,

de 40 años. Añadió que tal vez le lleve "dos, tres (años) más. Eso

depende de si se levantan las ventas o el turismo".



Incluso establecimientos más humildes pueden prosperar, siempre y cuando

tengan acceso a algo de fondos extranjeros.



Una mujer que alquila habitaciones a extranjeros por 25 dólares la noche

en la zona acomodada de Vedado indicó que el negocio le da un ingreso

estable, lo que le permite no solo mantenerse sino también ayudar a su

hijo y nieta.



Dos mujeres que venden almuerzos por 1,25 dólares en un edificio de la

Habana Vieja que alberga las oficinas de empresas internacionales y de

consulados extranjeros, pudieron seguir en el negocio a pesar de que la

clientela disminuyó una vez que varias empresas se fueron, y a pesar de

lo que consideran un alza en los precios de ingredientes como frijoles,

arroz, aceite para cocinar y carne porcina.



"Esto se ha puesto difícil. Pero seguimos adelante, porque siempre es

algo (de dinero) que entra", dijo Odalis Lozano, de 48 años.



Para quienes no tienen acceso a las divisas extranjeras, los resultados

fueron sombríos. Aparte de la pizzería, también fracasaron el vendedor

de DVD, la costurera y el dueño de un café, quienes autorizaron a la AP

a relatar su suerte. Todos tuvieron que cerrar menos de un años después

de comenzar, debido a altos impuestos, escasa clientela, recursos

limitados y falta de información sobre negocios.



Solo dos negocios que estaban orientados hacia una clientela cubana han

prosperado, y ambos son gimnasios. Uno es administrado por María Regla

Zaldívar, quien en 2011 daba clases artes marciales a niños en Nuevo

Vedado y soñaba con convertir los restos de una fábrica en un gimnasio

regular.



La fábrica sigue en malas condiciones, pero Zaldívar asegura que la

empresa ha seguido. Se negó a ser entrevistada formalmente, pero en una

breve conversación telefónica dijo que había alquilado un espacio

pequeño cerca de su apartamento y daba clases allí.



El otro pequeño triunfo es de Neysi Hernández, madre de la novia de

Julio César Hidalgo. Hernández fundó un simple gimnasio para mujeres en

el patio y garaje de su casa, en el barrio habanero de la Lisa, cobrando

el equivalente de 5 dólares al mes para la membresía. Dos años más

tarde, tiene 25 clientes.



Hernández dice que su clientela es leal a pesar de que el gimnasio no

tiene duchas, casilleros, ni toallas. Como no puede comprar equipos

importados, en vez de pesas, ofrece botellas llenas de arena. Tiene tres

bicicletas estacionarias y una máquina de trotar, aunque viejas y

desvencijadas.



"Mi gimnasio es modesto, pero les gusta", señaló Hernández, expresando

deseos de algún día tener un sauna y una sala de masajes.



Para Hidalgo, el dueño de la pizzería cerrada, sin embargo, su

experiencia con la iniciativa privada fue amarga. Dice que perdió entre

800 y 1.000 dólares tratando de llevar adelante su negocio. Está

apelando una multa de 520 dólares impuesta por las autoridades, que le

acusan de declarar menos ganancias de las reales, aun cuando la empresa

fracasó.



Hidalgo tuvo problemas de salud y está desempleado desde que la pizzería

cerró en abril. Dice que no abandonó la esperanza de iniciar otra

empresa algún día, pero no descarta posibilidades más allá de las fronteras.



"Yo lo que quiero es encontrar un trabajo con un salario que me dé para

vivir como una persona normal de mi edad. Ojalá aparezca en mi país,

pero si se me da la oportunidad… en otro lugar pues no me voy a negar",

comentó.



Recientemente, su novia, Gisselle de la Noval, de 25 años, obtuvo una

licencia para arreglar uñas en el espacio que antes ocupaba la pizzería.

El salón apenas acaba de abrir, por lo que es muy temprano para saber

cómo le irá. Pero ella dice que está contenta, cobrando el equivalente

de unos 40 centavos por una manicura y algo más que eso para una pedicura.



"No extraño la pizzería. Lamento que no haya tenido éxito el año que

trabajamos, pero yo soy joven y ahora estoy dedicada a esto, y espero

que salgamos adelante", dijo de la Noval.



Source: El fracaso se ceba en los negocios por cuenta propia orientados

a clientela cubana | Diario de Cuba -

http://www.diariodecuba.com/cuba/1388163458_6487.html

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