lunes, 3 de marzo de 2014

Venezuela y Cuba a través de los años: de la niñera de Bolívar a la petrodiplomacia

Venezuela y Cuba a través de los años: de la niñera de Bolívar a la

petrodiplomacia

Por: Rodrigo Duarte rduarte@infobae.com



Durante las recientes protestas contra Maduro, los manifestantes

pidieron el fin de la injerencia de los hermanos Castro en el gobierno

venezolano. Infobae repasa su historia conjunta y analiza las razones

del acercamiento. Petróleo, espías y mística libertadora



En un artículo publicado esta semana en el diario El País, el reconocido

intelectual mexicano Enrique Krauze planteaba el siguiente argumento

para explicar el considerable apoyo que la represión desatada por el

presidente venezolano Nicolás Maduro contra estudiantes de su país

obtuvo en el ámbito latinoamericano: se trataba de un respaldo derivado

del "prestigio menguado pero todavía vivo" de la Revolución Cubana, una

consecuencia de la simpatía que todavía despierta aquella gesta

emancipadora de Fidel en buena parte de los habitantes de la región.



Este razonamiento, parcial porque no toma en consideración el arrastre

del extinto Hugo Chávez pero innegable, refuerza una teoría que

comenzara a circular inmediatamente después de que el líder de la

Revolución Cubana y el líder de la Revolución Bolivariana estrecharan

formalmente sus vínculos en el año 2000 con la firma del llamado

"Convenio Integral de la Cooperación". Dicha hipótesis conjeturaba que

el verdadero trueque entre ambos países no era petróleo por médicos, o

siquiera petróleo por médicos y agentes espías, sino petróleo por mística.



De esta manera, y gracias a una transferencia que ya costó miles de

millones al erario público venezolano, el régimen chavista continúa

siendo libre de adoptar la misma retórica conspirativa, antiimperialista

y libertadora con la que Fidel pudo capear "período especial" tras

"período especial" mientras en la práctica persigue y encarcela

opositores, hace desaparecer a medios de comunicación independientes y

arruina la economía. La comida podrá escasear, el dinero perder valor

cada día que pasa y la libertad de expresión ser un recuerdo del pasado,

¿pero qué son esas cosas sino lujos burgueses en medio de un proceso

histórico? Luego de 14 años de petrodiplomacia, quedó claro que el

elemento "petro" (Venezuela envía 100 mil barriles diarios a Cuba, a

precios preferenciales y el 50% se paga a 25 años) no era más importante

en el trato que el componente de "diplomacia" (etimológicamente, objeto

doblado en dos, como la épica cubana a la que recurre el régimen

venezolano).



Pese a que estas semanas los militantes de Maduro dedicaron un rosario

de burlas a los dirigentes opositores y ciudadanos que salieron a la

calle a pedir el fin de la injerencia de los Castro en los asuntos de su

país -tanto por un acto de defensa de la soberanía como en rechazo al a

todas luces fracasado modelo económico cubano que instaló el chavismo-,

han sido los propios protagonistas de este proyecto binacional que han

explicitado su existencia.



En 2005, el por entonces vicepresidente cubano Carlos Lage dijo que el

país tenía "dos presidentes, Fidel y Chávez", mientras que el propio

caudillo bolivariano había declarado que Cuba y Venezuela eran "en el

fondo, un solo gobierno". Esta mímesis se hace evidente a cualquiera que

visite La Habana, donde no es inusual ver cuadros y fotografías de

Chávez en oficinas estatales y edificios culturales junto a los retratos

de héroes nacionales como Fidel, el "Che" Guevara y Camilo Cienfuegos.

Por su parte, la transmisión de los discursos de Maduro es tan frecuente

en la televisión cubana como la de los partidos de béisbol y la

ultrachavista Telesur, a diferencia de las demás señales informativas,

está ubicada en los primeros lugares de la grilla del cable, ocupando

una posición privilegiada entre los canales más vistos.



Esta virtual confederación -bautizada por detractores en ambos países

como "Cubazuela" o "Venecuba"- contiene un llamativo dato: Maduro

estudió entre los años 1986 y 1987 en una escuela de formación política

en La Habana, la Ñico López, un centro de educación para cuadros de la

izquierda revolucionaria con estrechos vínculos con el gobernante

Partido Comunista, y de donde han salido muchos de los principales

dirigentes castristas de las últimas décadas.



En un artículo titulado "Nuestro hombre en Caracas", en referencia a la

conocida novela de Graham Greene sobre espionaje y agentes dobles

durante la Guerra Fría, el periodista cubano (exiliado) Carlos Alberto

Montaner escribió que Maduro podría ser "mucho más que un simpatizante

de la Revolución Cubana o un trasnochado marxista radical,

platónicamente enamorado del comunismo", y lisa y llanamente "un viejo

colaborador de la inteligencia cubana". Su inesperada designación como

sucesor de un convaleciente Chávez en La Habana sobre su delfín natural,

Diosdado Cabello, levantan sospechas.



Sin embargo, antes de convertirse en aliados principales en su lucha

contra el capitalismo moderno, los caminos de ambas naciones estuvieron

estrechamente ligados, inclusive desde sus inicios. Es sabido que la

mujer encargada de amamantar al niño Simón Bolivar, futuro libertador de

Venezuela y América Latina, fue una matrona cubana llamada Inés Mancebo,

quien debió convertirse en la "nana de leche" del pequeño debido a que

su madre estaba demasiado frágil de salud para alimentarlo.



En tanto, el político y escritor José Martí, prohombre máximo cubano,

vivió durante un tiempo en Caracas y fue allí donde escribió los míticos

versos "De América soy hijo y a ella me debo", verdadero grito de

batalla de las revoluciones venideras en el continente -también título

de uno de los documentales definitivos sobre Fidel Castro, realizado por

el cineasta Santiago Álvarez.



Esta hermandad se hizo manifiesta cuando, luego de que Fidel entrara en

La Habana y derrocase a la dictadura de Batista, Venezuela fuera uno de

los primeros países que reconociera al nuevo gobierno de Cuba. A la

manera de retribución, el revolucionario hizo su primer viaje como

primer ministro cubano a Caracas apenas unos días después de su llegada

al poder, para las celebraciones nacionales del 23 de enero.



La concordia entre los países terminará bruscamente en 1967 luego del

episodio conocido como la "Invasión de Machurucuto", en el que una

docena de comandos guerrilleros entrenados en Cuba ingresaran en

territorio venezolano con la intención de deponer al presidente Raúl

Loeni e instalar un gobierno revolucionario. La fallida intervención

terminó con el rompimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos

países, que serían reanudadas recién en 1974.



En la actualidad, el vínculo entre ambos países no podría ser más

diferente que el sostenido durante ese período de enfrentamiento de

finales de los 60. Cuba necesita de Venezuela para sobrevivir (el 20% de

su PBI proviene de sus intercambios con Venezuela) mientras que a la

Revolución Bolivariana le urge ratificar sus credenciales emancipadoras

en medio del descalabro económico absoluto y el extendido descrédito de

su régimen unipersonal, tanto dentro como fuera del país.



En un futuro cercano, no habrá ministerio de la Suprema Felicidad (el

nombre da escalofríos), adelantamiento de carnavales o discurso por

cadena invocando a Chávez que pueda salvar de la caída a Maduro, cuya

suerte está indudablemente atada a lo que suceda en las mentes,

corazones y bolsillos del cansado pueblo venezolano. Ya lo dijo José

Martí, poeta favorito de tanto revolucionario latinoamericano: "Se

trabaja para verdades, no para sueños".



Source: Venezuela y Cuba a través de los años: de la niñera de Bolívar a

la petrodiplomacia | Cuba, Venezuela, Nicolás Maduro - Infobae -

http://www.infobae.com/2014/03/02/1547321-venezuela-y-cuba-traves-los-anos-la-ninera-bolivar-la-petrodiplomacia

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