sábado, 21 de junio de 2014

Una de dos - embargo o Ley de Ajuste (I)

Una de dos: embargo o Ley de Ajuste (I)
DDC | Madrid | 19 Jun 2014 - 9:35 pm.

Según encuesta, una mayoría de ciudadanos cubanoamericanos apoyaría el
levantamiento del embargo de EEUU a La Habana, pero también el
mantenimiento de la Ley de Ajuste. DDC recaba varias opiniones sobre el
tema. En esta entrega: Rafael Rojas, Ernesto Menéndez-Conde y Andrés
Reynaldo.

En un reciente sondeo publicado por la Universidad Internacional de la
Florida, la mayoría de los cubanoamericanos del condado de Miami-Dade se
mostró en contra del embargo estadounidense a la Isla (52% vs 48% a
favor), así como del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre
Cuba y EEUU (68% vs 32% en contra).

Al mismo tiempo, cuestionados sobre la Ley de Ajuste, un 66% se mostró
sumamente a favor (strongly favor) y un 20% muy a favor (mostly favor),
lo cual arroja un 86% a favor vs. un 14% opuestos (sumamente y muy) a
dicha Ley.

En cuanto a la Ley de pies mojados/pies secos, la mayoría también se
mostró a favor: (63% vs. 37%).

Estas estadísticas suponen que una mayoría de los encuestados desearía
el levantamiento del embargo, el restablecimiento de relaciones
diplomáticas entre EEUU y Cuba y, además, que se mantenga la misma
política migratoria que favorece a los cubanos. Pero, ¿no son
excluyentes estas opciones? Es decir, ¿la desaparición del embargo y la
apertura de relaciones entre ambos países no obligaría a suprimir el
trato privilegiado que da EEUU a los inmigrantes cubanos?

Quizás este tipo de encuesta no deja ver a los encuestados que sería
difícil la coexistencia de relaciones diplomáticas, supresión de embargo
y, a la vez, leyes que alienten la inmigración hacia Estados Unidos.

DIARIO DE CUBA ha recabado algunas opiniones sobre el tema:

Rafael Rojas: Buscar el punto medio

Las encuestas, con frecuencia, ofrecen ese tipo de resultados que solo
en apariencia son contradictorios o excluyentes. De entrada, me parece
que hay que separar el embargo de los otros dos aspectos contemplados en
la encuesta, porque un 52% representa una mayoría relativa, por lo que
podemos concluir que la comunidad cubana se mantiene todavía dividida
sobre el tema. Esa división tal vez exprese que el consenso no se
encuentra ni en el mantenimiento ni en la derogación sino en un punto
intermedio, que podría ser una flexibilización del embargo, en un
contexto de negociación política con el gobierno cubano, que favorezca
la democratización de la Isla.

Una interpretación posible de por qué una mayoría consistente de los
encuestados está por la normalización de vínculos diplomáticos y, a la
vez, por la preservación de la Ley de Ajuste es que los cubanos en
Estados Unidos valoran altamente la condición migratoria privilegiada
que les otorga este país. Si los cubanos desean que se normalicen las
relaciones entre ambos gobiernos es porque esperan beneficios consulares
concretos como podrían ser mayores garantías jurídicas para poder viajar
e invertir en Cuba, sin perder su condición de ciudadanos de Estados
Unidos o sin verse afectados en el caso de que quieran reclamar a
familiares de la Isla para que se instalen de este lado. Tampoco hay que
olvidar que la comunidad agradece a la Ley de Ajuste su actual estatuto
migratorio, más sólido que el del resto de la voluminosa inmigración
hispana.

Tanto en relación con la Ley de Ajuste como con el embargo, hay un
elemento simbólico que no puede expulsarse del análisis. Si la primera
moviliza memorias y sentimientos de identificación, a partir de
experiencias concretas, el segundo significa, para muchos de quienes lo
respaldan o se le oponen, una causa política, vinculada a los lobbys y
cabildeos de líderes de la comunidad o del propio gobierno cubano. La
división en torno al tema tiene que ver, a mi juicio, con las fracturas
políticas y también generacionales, culturales o ideológicas que viven
los cubanos en Estados Unidos. Dicha polarización, costosa como todas,
debería demandar de los actores políticos interesados en una
democratización de Cuba, una reformulación de la alternativa
mantenimiento-derogación, que es, además de polarizante, muy poco
realista, ya que la historia reciente indica que la tendencia más fuerte
es a que el embargo se flexibilice sin ser derogado.



Ernesto Menéndez-Conde: Privilegios y democracia

La encuesta me parece muy interesante. Evidencia que detrás de las
posiciones favorables al embargo pudieran existir temores de perder
ventajas que ha disfrutado la comunidad cubana en Estados Unidos y que
estarían condicionadas por el régimen que impera en Cuba. ¿Es
verdaderamente deseable un cambio democrático en la Isla, si pusiera en
riesgo beneficios como la Ley de Ajuste? O en otras palabras:
¿Estaríamos dispuestos a poner en juego los privilegios que tenemos con
respecto a otras comunidades de inmigrantes en caso de que una
normalización de las relaciones entre el gobierno cubano y el
norteamericano condujera aceleradamente a la democratización de Cuba?

Por suerte, no creo que haya que escoger entre el desmantelamiento del
embargo y los beneficios innegables de la Ley de Ajuste cubano. Esto
sería como botar al niño junto al agua sucia de la bañadera. En todo
caso es una disyuntiva dudosa, que ideológicamente pudiera servir para
intimidar o para obstaculizar un giro en las relaciones entre Estados
Unidos y Cuba. No logro explicarme por qué el final del embargo tenga
que necesariamente afectar a la Ley de Ajuste, aunque sí pueda
perjudicar a la Ley de pies secos/pies mojados.

La Ley de Ajuste es un logro que los cubanoamericanos debieran defender
a capa y espada y cuya conservación depende de las presiones políticas
que ejerza dicha comunidad. El exilio está muy unido en lo que respecta
a la necesidad de conservar dicha ley y este es un buen punto de partida
para impedir que llegue a derogarse. Por otra parte Estados Unidos
debiera aprender de la puesta en práctica de estos ajustes migratorios
preferenciales hacia los cubanos. Fue un experimento social y económico
que demostró que la inmigración, no importa de dónde provenga, puede
aportar mucho más a la economía y la sociedad norteamericana si se le
conceden oportunidades similares a las que hoy disfrutan los cubanos. El
gradual desmantelamiento del embargo significa el final de una política
retrógrada e ineficiente, que en definitiva no aporta nada a la
democratización de Cuba. La Ley de ajuste ha demostrado ser todo lo
contrario, es decir, una ley avanzada a su tiempo e incluso avanzada con
respecto a nuestro presente. En la práctica contribuyó al desarrollo de
Estados Unidos, gracias a las facilidades que disfrutaron inmigrantes
que llegaron —y siguen llegando— con los bolsillos vacíos y esperanzas
de prosperar.

Andrés Reynaldo: Un sondeo en el abismo

Esta encuesta se inscribe en una estrategia de largo aliento: garantizar
la perpetuidad del castrismo, mediante un acomodo pragmático con Estados
Unidos. Otro capítulo en esta veraniega serie del "saladrigueo".

A fin de ahorrar palabras propongo la relectura del artículo de Mauricio
Claver-Carone, publicado el 17 de junio en estas páginas. Es lamentable
que una institución pública como la Universidad Internacional de la
Florida (FIU) permita que un tema tan vital para esta comunidad se trate
con estos tintes.

La encuesta muestra, sin embargo, el grado de tolerancia que prevalece
en el exilio, al cual los académicos del Cuban Research Institute de FIU
acostumbran a llamar "diáspora", en un alineamiento (al menos semántico)
con sus colegas en la Isla adscritos a la línea oficial de la dictadura.
Todo sea por el entendimiento entre ambas orillas.

En general, están apuntando al desgaste de la base electoral de aquellos
políticos que han reclamado tradicionalmente en Washington una línea
dura contra el castrismo. A juzgar por lo que se ve, y no hay nada tan
terco como los hechos, los patrocinadores de estas iniciativas
consideran contraproducentes las medidas que condenen y, ay, si fuera
posible, acorralen a Raúl Castro.

Según parece, la contribución a las libertades de Cuba ahora deben pasar
por la promoción en Estados Unidos del Herberprot-B, el maravilloso
producto para las úlceras diabéticas salido del Centro de Ingeniería y
Biotecnología Genética de La Habana. ¡Pida Herberprot-B y haga libres a
los cubanos!

De todos modos, aunque haya mucha maña y poca ciencia, tanto en lo
omitido como en lo pregonado, la encuesta arroja claras indicaciones
sobre el quizás irreparable desajuste de nuestro compás moral. A esta
hora, en Cuba, la Seguridad del Estado estará interrogando a cualquier
cubano de a pie, quién sabe bajo cuál sospecha, quién sabe con cuál
condena ya determinada en el expediente. ¿Qué pensará ese pobre hombre
del embargo?

Source: Una de dos: embargo o Ley de Ajuste (I) | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1403206530_9135.html

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