La lucha del cubano: "O comes o te pelas"
"Los maestros no te dejan ir a la escuela con el pelo largo. Te obligan
a ir pelado, como si el dinero para pagarle al barbero se diera en las
matas. Todos los meses se me van más de 10 fulas en pelarme"
jueves, marzo 12, 2015 | Ernesto Pérez Chang
LA HABANA, Cuba . — "Cuando vuelvas a salir de viaje, tráeme una
maquinita de pelar", me ha pedido un vecino. Él no pretende dedicarse al
oficio de la barbería, ni siquiera es barbero, sino un simple estudiante
al que no le alcanza el dinero que le dan los padres para pagarse un pelado.
Pero, según me explicó, es mucho más rentable invertir 10 o 15 dólares
en comprar el aparato de pelar que pagar al barbero del barrio entre 5
y 10 dólares cada quince días por algo que pudiera hacer él mismo.
Incluso, me comenta este joven vecino, él hasta alquilaría su máquina
por 1 dólar o 2 a otros amigos de la escuela, o los pelaría él mismo, al
final, como bien afirma, la barbería actualmente es un negocio mucho más
rentable que cualquier oficio garantizado por una carrera universitaria.
Daysi Arosemena fue administradora de un salón de belleza en Arroyo
Naranjo y ahora decidió trabajar en su casa, de manera particular. Ella
nos ofrece sus puntos de vista en cuanto a este asunto: "Hace 5 años
atrás ya los precios estaban altos, pero no como ahora. Cuando el Estado
se desentendió de las barberías y peluquerías entonces nos convirtieron
en cooperativas de servicio. Eso quiere decir que nosotros teníamos que
ser rentables y cubrir todos los gastos de agua, electricidad e insumos
de todo tipo, productos de belleza, implementos de trabajo, en mi caso
era un salón de belleza unisex que incluía hasta manicure y masajes,
todo eso en un local destartalado, ya puedes imaginar cuánto había que
invertir y el Estado no te daba ni un peso para comenzar. Era dejarte
sin empleo disimuladamente.
En apariencias ibas a mejorar pero, te soy sincera, sucedía que eran los
mismos malos servicios de antes, incluso las condiciones del local no
fueron mejoradas ni los productos eran de mejor calidad, ni la mano de
obra era mejor calificada, para decirte, teníamos un barbero que
aprendió a pelar en la cárcel cuando estuvo preso, no sabía manejar las
tijeras, solo la maquinita pero aun así teníamos que ser rentables y nos
vimos en la obligación de subir los precios. Eso fue espantando a todos
los que no podían pagarlos y nos perjudicó porque estamos en un barrio
donde la gente no tiene dinero. Todos los meses debía salir a buscar
nuevos barberos y peluqueras porque se iban al no tener clientes (…)
pero es que no podía bajar los precios, ya de por sí estaba cobrando muy
por debajo de lo que realmente debía. Hasta que me cansé, mandé todo al
carajo y comencé a trabajar en la casa. Ahora cobro precios aceptables y
el negocio no me va mal. Al final, eso es lo que quería el gobierno,
botarnos disimuladamente. (…) Pero yo no cobro tanto, vete al Vedado o
la Habana Vieja para que veas los precios, los míos te van a parecer
súper baratos".
Precios exorbitantes
Sonia y Roberto son un matrimonio y poseen un pequeño establecimiento de
peluquería y barbería en Centro Habana. Ellos nos explican por qué deben
cobrar precios exorbitantes.
"Todos los productos que yo uso tengo que traerlos de afuera [del
extranjero], el tinte, los champús, la queratina, las pintura de uñas,
todo, hasta la secadoras profesionales, todo. Aquí no hay un mercado
mayorista para nosotros los cuentapropistas, y en las tiendas los
productos no son los de mejor calidad y los precios no son los que deben
ser.
Si yo usara esos productos de la tienda, no tuviera clientes e incluso
tendría que elevar aún más los precios. (…) Yo tengo que recuperar lo
que invierto. Es un negocio rentable por el lugar donde estamos.
Recuerda que aquí en Centro Habana y Habana Vieja hay mucha jinetera,
gente que recibe dinero de afuera y esa es la mayoría de mis clientes,
a mi salón no van gente que no tiene dinero o gente que vive de su
salario, no pueden ir. El arreglo de manos más simple cuesta 5 dólares,
y está en precio. Un pelado de hombre está más o menos por ahí".
"El pelado normal, son 5 dólares", nos dice Roberto, "pero si ya quieres
cosas más complicadas como el Yonki [estilo de pelado de moda entre los
más jóvenes, que imita el estilo de un popular reguetonero cubano] o
grabarte un nombre o una marca, ya estaría por los 20 y hasta 30
dólares. Los jóvenes que vienen aquí no sé de dónde sacan el dinero pero
aquí yo tengo muchachos que vienen todas las semanas, y eso viene siendo
como 100 dólares o más al mes. (…) Si estudian, ¿dime tú de dónde sacan
tanto dinero? Y si vas a una barbería cualquiera no creas.
que los precios son muy distintos. Un pelado, y mal hecho, te cuesta 1
dólar y hasta 3, ¿qué viejo por ahí puede gastarse 1 dólar en pelarse?
Con 200 o 300 pesos al mes [8 o 12 dólares al mes] no puede. Yo tengo
clientes a los que no les cobro. Sonia me pelea y hasta me deja de
hablar por días, pero son gente que conozco de hace años y sé que no
tienen, ¿a dónde van a ir?"
Andro, un joven de 16 años que, al azar, entrevistamos a la entrada de
una barbería, nos comentó al respecto:
"No le puedo decir a la vieja [la madre] que me dé dinero para pelarme o
teñirme. Cuando era más chiquito ella misma me pelaba para ahorrarse el
dinero. La gente en la escuela se reía de las cucarachas [malos cortes]
que me hacía pero nada, todo el mundo hacía lo mismo. Para colmo, los
profesores no te dejan ir con el pelo largo, tienes que pelarte, pero
nadie piensa que un pelado cuesta 1 fula [1 dólar]. Aun así, te obligan
a ir pelado, como si el dinero se diera en las matas. Todos los meses a
mí se me van más de 10 fulas en pelarme (…) los busco por ahí, en donde
sea, olvídate de eso que yo salgo a buscar el dinero, aquí en La Habana
eso no es problema, lo que hay es que saber dónde buscar".
Tengo que mantener a mi familia
Orelvis, un barbero que tiene su modesto local en el municipio 10 de
Octubre, en la capital cubana, ha intentado mantener los precios de
acuerdo con el poder adquisitivo de sus clientes habituales pero
confiesa que a veces ese gesto caritativo le ha causado pérdidas:
"Es que hay gente que lleva años pelándose aquí, y yo sé que no pueden
pagar más de 5 pesos [aproximadamente 20 centavos de dólar]. Sé cómo
viven, no son unos descarados. Simplemente no pueden pagar. Para algunos
es complicado: o comes o te pelas. Entonces cobro según quien sea. Todo
el mundo no es igual. Y en este país casi todo el mundo está jodido.
Aquí solo vienen gente pobre, los pepillos que se hacen pelados extraños
no vienen por aquí, además, yo no sé hacer esas cosas (…). Como es un
local pequeño no gasto mucho en electricidad, aunque a veces me han
cortado la luz por no pagar, porque para poder pagar los impuestos tengo
que hacer malabares. Al final solo tengo un salario pequeño.
Compadecerte de los demás, afecta los bolsillos. Yo he estado a punto de
irme para otro lugar donde no me dé lástima cobrar lo que cobran otros.
Tengo que vivir y mantener a mi familia".
Si durante los años 70 y 80, en cualquier barbería del país, un corte de
cabello tradicional solo costaba 1 peso (escasamente 5 centavos de
dólar), a finales de los años 90 los precios por los servicios más
elementales en las barberías y peluquería comenzaron una carrera en
ascenso que ha sobrepasado la capacidad de pago de cualquier estudiante,
trabajador o jubilado honestos. Incluso, en medio del sálvese quien
pueda decretado por el nuevo modelo económico cubano, la transformación
de las empresas estatales en cooperativas de servicio donde las tarifas
de cobro dependen de la llamada "oferta-demanda", ha traído como
consecuencia la desaparición de esos barberos y peluqueras "baratos" a
donde recurrían los de menos recursos, es decir, la mayor parte de la
población cubana.
Source: La lucha del cubano: "O comes o te pelas" | Cubanet -
http://www.cubanet.org/actualidad/actualidad-destacados/la-lucha-del-peludo-o-comes-o-te-pelas/
No hay comentarios:
Publicar un comentario