El deshielo y las reformas pendientes
Cuatro falacias que se han establecido sobre la realidad cubana en los
últimos años
Rolando H. Castañeda, Washington DC | 03/06/2015 10:54 am
Recientemente el economista Juan Triana concluyó una cándida entrevista
en OnCuba señalando "Nosotros podemos esperar todo el tiempo, pero el
tiempo no espera por nosotros". La entrevista contiene una interesante
mezcla de realidades y falacias, particularmente en lo referente a la
necesidad de hacer cambios y a la vez mantener y endosar, parcial o
totalmente, las políticas fracasadas y erradas del pasado "que durante
56 años se ha demostrado que no puede hacer bien". Triana merece
reconocimiento por destacar los efectos perversos de los bajos salarios
y el derecho ciudadano a acceder a la Internet.
Cuba enfrenta una nueva coyuntura e importantes riesgos y desafíos. El
deshielo o normalización de las relaciones diplomáticas con EEUU, ha
traído de inmediato un aumento de los viajes y las remesas a la Isla; se
espera que se elimine el embargo eventualmente. Esto ha alentado un
aumento del interés de los inversionistas y de terceros países en el
futuro de la economía cubana, una expectativa de cambios favorables por
parte de la población y la expansión de la emigración por vías normales
e irregulares.
La economía venezolana está en crisis lo que ha determinado la reducción
de la significativa ayuda a la Isla y se espera que la misma se continúe
reduciendo. Los resultados económicos de las actualizaciones han sido
limitados y los servicios sociales de educación y salud se están
deteriorando lo que representa un particular reto al VII Congreso del
PCC citado para abril de 2016. Está pendiente una unificación cambiaria
que ineludiblemente determinará ganadores y perdedores. Raúl Castro ha
anunciado que se retirará en 2018 y que apoyará una transición
generacional en la administración del país.
El análisis de los cambios y desafíos previstos hace necesario revisar
algunos temas, entre ellos, cuatro falacias que se han establecido sobre
la realidad cubana en los últimos años que prejuician las políticas
públicas, obstaculizando las acciones pertinentes; seguramente se
originan en la ausencia de un completo y ecuánime diagnóstico de la
realidad nacional y en el dogmatismo ideológico. Estas falacias se
mantienen en algunos análisis de las reformas en la Isla, pero más
temprano que tarde tendrán que ser corregidas para eliminar las falsas
excusas para demorar y evitar los cambios requeridos. A continuación se
tratan cuatro importantes falacias, así como las correcciones requeridas
para superarlas.
Falacia I:Los problemas de la economía cubana se deben fundamentalmente
al bloqueo estadounidense. Esta implica ignorar los efectos nocivos de
las políticas e instituciones económicas erradas del gobierno
insistiendo en un socialismo real que ha fracasado a nivel mundial y que
la Isla ha experimentado en la versión extrema guevarista-fidelista; así
como los efectos favorables de la masiva ayuda externa, primero de la
URSS y después de Venezuela, que le han permitido a Cuba vivir por
encima de sus posibilidades económicas con un populismo externamente
dependiente. También el embargo estadounidense se ido eliminando
paulatinamente y permite las ventas de alimentos, y, en forma creciente,
las visitas y el envío de remesas a la Isla. Sin duda la normalización
de las relaciones económicas con EEUU mejorará la situación de la
deteriorada economía al permitir una mayor entrada de divisas suavizando
la restricción externa pero no eliminará los efectos adversos de la
reducción de la ayuda venezolana que obligará a Cuba a vivir más de
acuerdo con sus posibilidades reales, ni tampoco los nocivos efectos del
mantenimiento de las políticas e instituciones erradas que restringen la
economía.
Corrección necesaria: El gobierno cubano deberá aprovechar las
auspiciosas posibilidades que le brindan las relaciones económicas y
financieras con EEUU para reinsertarse en la economía global, pero para
ello deberá realizar cambios en sus políticas e instituciones públicas y
ajustarse a vivir dentro de sus posibilidades reales.
Falacia II:Las reformas cubanas se iniciaron con los lineamientos de
Raúl Castro en 2010, o con su señalamiento del 26/7/2007 de que Cuba
requiere reformas estructurales y de concepto, y están bien orientadas.
Realmente las reformas comenzaron en los años 1980 en sus tres
componentes principales (la liberalización agrícola, la autorización del
trabajo por cuenta propia y la promoción de la inversión extranjera) y
han avanzado lentamente con los saltos a mediados de los años 1990 y a
partir de 2010 hasta el presente, pero también ocurrieron marcadas
rupturas y retrocesos con el proceso de rectificación de errores y
tendencias negativas en 1986-1990, así como posteriormente a 1996 con
que el socialismo es irrevocable y la batalla de ideas. Además, las
reformas no están bien orientadas, no son viables, no desatan los
fuertes nudos que entorpecen el desarrollo productivo, porque intentan
mantener incólumes las tres características básicas del socialismo real
que lo han hecho fracasar a nivel global: la dirección incuestionable y
la supremacía del partido comunista, la propiedad socialista de los
medios de producción y la coordinación económica por la burocracia con
un escaso rol de los mecanismos de mercado.
Corrección necesaria: El gobierno cubano deberá ampliar y acelerar el
ritmo de las reformas económicas y enfocarlas apropiadamente incluyendo
cambios en la propiedad privada de los medios de producción y un mayor
papel del mercado en la coordinación económica, tal como lo han hecho
exitosamente China y Viet Nam. Asimismo, hacer deberá hacer reformas
políticas y sociales que aumenten el bienestar social del ciudadano, más
sobre esto en el numeral IV.
Falacia III:El gobierno no ha utilizado tratamientos de choque para
evitar perjudicar al trabajador cubano. Lo cierto es que en los años
1990 se incrementaron los precios lo que significó una fuerte caída del
salario real. Así, el gobierno redujo significativamente el ingreso
personal real disponible vía el impuesto inflacionario. Además, a partir
de 2010 ha reducido los empleados redundantes (o nóminas infladas) de
las empresas estatales y el sector público sin expandir
correspondientemente las posibilidades de empleo del sector privado, lo
que ha impuesto una severa e innecesaria austeridad a la ciudadanía. Así
el gobierno ha mantenido muy restringido al sector privado (iniciativas,
pequeñas y medianas empresas y limitado la contratación de personal)
cuando debió hacer todo lo contrario, o sea, liberalizarlos y
favorecerlos con decisión, dando énfasis a aumentar la inversión y la
producción nacional. Adicionalmente, los bajos salarios reales se han
tornado endémicos, lo que ha determinado la baja productividad laboral,
la emigración y la disminución de la tasa de natalidad.
Corrección necesaria: El gobierno cubano deberá terminar el nocivo
tratamiento de choque de bajos salarios que ha utilizado desde los años
1990 para lograr una mayor motivación, esfuerzo y productividad laboral.
El problema es la carencia de incentivos laborales, no la falta de
disciplina.
Falacia IV:El gobierno cubano no adopta reformas que pongan en peligro
los logros sociales de la revolución. Según el PNUD Cuba tiene un muy
elevado índice de desarrollo humano. Ocupa la posición 44 de 187 países
a nivel mundial, solo superada en América Latina por Chile, lo que se
fundamenta en tres parámetros: la expectativa de vida al nacer, la tasa
de escolaridad de la población y el producto por habitante, medido por
la capacidad adquisitiva del ingreso, que en el caso cubano siempre ha
sido sobreestimado por vías indirectas, la última con base en un cálculo
de la CEPAL. Sin embargo, la posición relativa de la Isla cae
drásticamente cuando se utiliza el más inclusivo y riguroso Índice de
Progreso Social que abarca la posición en 52 parámetros en tres áreas
principales: las necesidades humanas básicas (entre ellas: la vivienda),
los fundamentos del bienestar o de equipar a los ciudadanos para mejorar
su calidad de vida (entre ellos: la sustentabilidad del ecosistema y el
acceso a la información y las comunicaciones) y brindar oportunidades
(entre ellas: los derechos personales, y la libertad personal y de
elección). Entonces Cuba desciende a la posición 84 de 133 países, por
debajo de los otros países de América Latina debido a la muy baja
calificación en las categorías de los fundamentos del bienestar y
brindar oportunidades. Así el desarrollo social cubano en términos
absolutos y relativos es limitado cuando se utilizan conceptos amplios e
inclusivos en parte porque la revolución no solo ha tenido avances
sociales en la cobertura de la educación y la salud sino también ha
tenido importantes retrocesos socio-políticos en libertades y derechos
ciudadanos.
Corrección necesaria: El gobierno cubano requiere realizar reformas para
hacer sustentables los logros sociales en la cobertura de la educación y
la salud, así como para eliminar las reversiones sociales que disminuyen
el nivel de progreso social en las áreas de los fundamentos del
bienestar y en brindar igualdad de oportunidades.
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