lunes, 7 de septiembre de 2015

Habría que empezar a privatizar empresas

Habría que empezar a privatizar empresas
ORLANDO FREIRE SANTANA | La Habana | 7 Sep 2015 - 11:11 am.

En lugar de extinguir empresas estatales irrentables, el Gobierno
debería promover su privatización.

Debido a la preponderancia de la empresa estatal en las actuales
condiciones de la economía nacional, muy pocos dudan de que el éxito de
las reformas implementadas por el gobernante Raúl Castro depende, en
grado sumo, de que esas entidades encuentren el camino de la eficiencia.

Sin embargo, las evidencias no son muy halagüeñas para el Gobierno. El
periódico oficialista Trabajadores acaba de informar (edición del lunes
31 de agosto) que 72 empresas estatales fueron irrentables —es decir,
cerraron con pérdidas— al término del primer semestre de este año. Lo
más significativo de este hecho es que, al aprobarse la Ley del
Presupuesto del Estado por la Asamblea Nacional para el año 2015, se
concibió que únicamente seis empresas funcionaran en esas desfavorables
condiciones.

Hay que reconocer que se han dado pasos para eliminar varias de las
trabas que entorpecen el trabajo de las empresas estatales, y así
otorgarles mayor autonomía de gestión: la posibilidad de comercializar
libremente sus excedentes productivos, vincular el salario de sus
trabajadores con los resultados económicos de cada entidad, retener a su
nivel el 50% de las utilidades creadas en el año, y la conservación de
fondos que antes debían aportar al Presupuesto del Estado, como es el
caso de la depreciación acumulada de sus activos.

Con independencia de que varias de esas medidas han hallado tropiezos en
su aplicación —sobresale, por ejemplo, la Resolución 17 que establece el
pago por rendimiento—, no parece ser el elemento objetivo la causa
principal de semejante estancamiento. Entonces, ¿qué razón de peso
impide que las empresas estatales cubanas salgan adelante? Pues
precisamente eso: ser estatales, que en este caso se emparenta con el
elemento subjetivo. No queda más remedio que volver a una verdad muy
recurrente: ni los jefes, ni los simples trabajadores poseen sentido de
pertenencia. No se sienten dueños, sino meros instrumentos de las
orientaciones "de arriba".

Si los gobernantes buscasen verdaderamente la prosperidad de la nación,
y después de comprobar que los cambios contemplados en la actualización
del modelo económico no surten los efectos deseados, debían de iniciar
un proceso de privatización de entidades estatales, y no dedicarse a
extinguir las empresas irrentables, con el consiguiente desempleo para
miles de trabajadores.

Como indica la experiencia de los países ex socialistas de Europa
oriental, las privatizaciones podrían ejecutarse de varias maneras:
mediante la restitución a sus antiguos propietarios, por la venta a sus
actuales trabajadores, o por medio de acciones que se subasten al
público en general. Por supuesto, y debido a la descapitalización que
padece el ciudadano promedio residente en la Isla, en cualquiera de las
variantes expuestas adquieren gran relieve las remesas que envíe la
diáspora.

A propósito, el hecho de que la prensa oficialista nacional —en especial
el periódico Granma— apenas informe de la realidad de esas naciones ex
comunistas, es una señal inequívoca de que allí las privatizaciones y el
tránsito al capitalismo, en la mayoría de los casos, marchan
satisfactoriamente.

Otra ventaja adicional que podrían reportar las privatizaciones sería la
disminución del famoso "encargo estatal" que hoy constituye una especie
de camisa de fuerza en la labor de las empresas y entidades. En una
economía de mercado apenas queda espacio para el referido encargo. Las
empresas dirigen sus esfuerzos hacia las ramas y sectores que brinden la
mayor rentabilidad, a menudo enfrascadas en una sana competencia, algo
prácticamente inexistente en el panorama empresarial cubano.

Por el contrario, la presencia de otras ramas y sectores que no
despierten el interés empresarial en la libre concurrencia, les
indicaría a las autoridades la conveniencia de importar esas
producciones y servicios. Una estrategia muy distinta a esa fallida
política de sustitución de importaciones que promueve el castrismo,
negado a reconocer las bondades del libre comercio.

Así las cosas, se anuncia un cónclave de los sindicatos oficialistas en
el venidero noviembre para analizar a las empresas con pérdidas. Es casi
seguro que se siga chapoteando en lo mismo: más extinciones y ninguna
privatización. A los gobernantes les interesa más conservar el control
totalitario sobre la sociedad, que la suerte que puedan correr los
trabajadores de las empresas extinguidas.

Source: Habría que empezar a privatizar empresas | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1441565083_16758.html

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