miércoles, 30 de septiembre de 2015

Las exigencias de Raúl Castro a Obama en Naciones Unidas

Las exigencias de Raúl Castro a Obama en Naciones Unidas
[30-09-2015 00:31:56]
Elías Amor
Economista

(www.miscelaneasdecuba.net).- Si el discurso de Raúl Castro en la Cumbre
de los Objetivos del desarrollo fue desacertado, su nueva intervención
ante la Asamblea General de Naciones Unidas el pasado lunes, no fue
menos. Prácticamente todo su discurso se dedicó a castigar y culpar de
todos los males, "a la política del embargo de Estados Unidos a Cuba".
Los analistas y observadores entendieron que no era ni el momento, ni el
lugar, ni el tono del discurso más adecuado. Y lo que es peor, las
consecuencias que se pueden derivar del mismo.
Raúl Castro, acostumbrado como su hermano a perder de vista los tiempos
históricos, afirmó, en referencia al reestablecimiento de relaciones,
que "ahora se inicia un largo y complejo proceso hacia la normalización
de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos" después de calificar "los
56 años de heroica y abnegada resistencia de nuestro pueblo".

Según el dictador comunista de Cuba, las condiciones para llegar a la
normalización del vínculo entre La Habana y Washington están muy claras.
Hay que poner fin a lo que él llama "bloqueo económico, comercial y
financiero" contra Cuba. Se tiene que devolver a Cuba el territorio
ocupado, según él dice, ilegalmente por la base naval de Guantánamo. Hay
queacabar con las transmisiones radiales y televisivas y, lo que el
calificó como "programas de subversión y desestabilización contra Cuba".
Y por último, que se compense a Cuba por lo que definió como "daños
humanos y económicos que aún sufre".
En ningún momento Castro acepta que el pluralismo político debe volver a
la Isla, así como la economía libre de mercado con el respeto a los
derechos de propiedad, la libertad de opinión, pensamiento, expresión y
de prensa, o cualquiera de los derechos humanos que el régimen conculca
de forma sistemática por medio de los instrumentos de represión. Nada de
eso entra en sus planes.

La negociación entre dos partes exige contraprestaciones a cada una de
ellas. Pretender que el resultado de un proceso de intercambio suponga
concesiones de una sola de las partes, es no entender las reglas básicas
del orden social. Demasiado acostumbrados a imponer su voluntad durante
56 años y a que nadie ponga un solo obstáculo o rechiste, los Castro
deberían saber que en el resto del mundo las cosas no son así.

En lugar de presentar, año tras año, el documento que se pide el fin del
embargo estadounidense y que suele ser aprobado por la mayoría de la
Asamblea, con los votos contrarios de EE.UU., Israel y la abstención de
algún otro aliado, Castro debería pensar en liberalizar el sistema
político, económico y social de Cuba y convocar unas elecciones
inmediatas con la participación de todos los partidos del espectro
ideológico para favorecer una rápida transición a la democracia en Cuba.

Este año tiene un aliado sorprendente. Obama ante el estupor de muchos,
se ha pronunciado en contra del embargo. Algunos han querido interpretar
el anuncio de una eventual abstención de EEUU en Naciones Unidas, lo que
supondría un reto presidencial a las dos cámaras representativas de la
voluntad popular del pueblo de los Estados Unidos. Un ejercicio de
equilibrismo que no tiene precedentes en la historia política de aquel
país, donde Presidencia y Cámaras, rara vez airean las distintas
posiciones de poder, sino que las mismas son reconocidas como uno de los
puntos fuertes del sistema político e institucional.

El enfrentamiento entre Obama y el cuerpo legislativo de los Estados
Unidos por un asunto como el embargo a Cuba, prácticamente inexistente y
sólo justificado por el atropello cometido por los mismos dirigentes que
gobiernan la Isla contra intereses económicos de Estados Unidos en la
Isla, al inicio del proceso revolucionario, cae en el terreno de lo
inconcebible. No es raro que la Casa Blanca se haya apresurado a
desmentir las informaciones que se han ido divulgando.

Más aún, cuando Castro dedicó buena parte de su discurso a expresar su
respaldo a países aliados como Venezuela, Ecuador o Brasil, cuyos
gobiernos considera que están sufriendo estrategias desestabilizadoras
procedentes de Estados Unidos. E incluso, se permitió la defensa del
derecho a la independencia de la isla de Puerto Rico y el reclamo de
Argentina sobre las islas Malvinas/Falklands, Sándwich del Sur y
Georgias del Sur, cuya soberanía disputa a Reino Unido.

Hablar ante la ONU ha sido un éxito de la diplomacia castrista. Otros
regímenes de signo dictatorial, no han tenido esa oportunidad a lo largo
de la historia. Los observadores y analistas han llegado a la conclusión
que el discurso de Castro confirma que su régimen sigue sin demostrar
que está listo para reanudar su presencia en la comunidad internacional.
Apostando por quiénes tampoco merecen un aprecio especial, Castro se
coloca en las esquinas y arroja a la basura las posibles ventajas
derivadas del deshielo con Estados Unidos. Se ha perdido una oportunidad
para abordar un nuevo modelo de discurso conciliador, que podría servir
para atraer el interés de los inversores y empresarios internacionales
en Cuba, a los que demonizó en un discurso anterior.

Con este tipo de pronunciamientos beligerantes, Castro vuelve a las
andadas y probablemente tensando la cuerda, quiera poner en dificultades
a un aliado eventual como Obama. Cierto es que el inquilino de la Casa
Blanca tiene su horizonte en 2016, y que los cambios en Cuba, en caso de
la sustitución de Castro, no llegarán hasta 2018 salvo que se produzca
algún acontecimiento inesperado. La paciencia puede llegar a su fin.
Incluso para Obama, convencido que su política elegida con Cuba, la
cooperación sobre el conflicto, puede verse comprometida por Castro y su
freno a cualquier proceso negociador.

Source: Las exigencias de Raúl Castro a Obama en Naciones Unidas -
Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/560b115c3a682e0c749a680e#.VgvLrHqqqko

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