Las trabas y altos impuestos dificultan los negocios en Cuba
Después de que el Gobierno de Raúl Castro relajó algunas pautas para los
negocios privados los emprendedores siguen padeciendo los obstáculos
gubernamentales, impuestos draconianos y normas absurdas
LEGALES Y CLANDESTINOS
LA HABANA.-IVÁN GARCÍA
Especial
Enrique Núñez, dueño de La Guarida, el restaurante privado más famoso de
Cuba, no podía imaginar cuando se graduó de ingeniero en
telecomunicaciones que el éxito y el dinero le llegarían administrando
fogones.
Su paladar, ubicado en el barrio pobre y mayoritariamente negro de San
Leopoldo, en el corazón de La Habana, está rodeado de solares, calles
agujeradas y tipos que siempre están vendiendo algo.
Justo a la entrada de La Guarida, un grupo de personas juegan una
ruidosa partida de dominó y en sus balcones cuelgan sábanas blancas.
Allí han cenado desde Doña Sofía, cuando era reina de España, hasta
senadores de Estados Unidos.
Una comida no baja de los 100 dólares y tienes que reservar con seis
meses de antelación. Núñez, a quien los vecinos de los alrededores por
prejuicio o envidia lo etiquetan de informante de los servicios
especiales, supo administrar su pequeño negocio familiar rodeado de
trabas gubernamentales, impuestos draconianos y normas absurdas.
Las trabas, los impuestos y conseguir suministros
Después el Gobierno de Raúl Castro relajó algunas pautas. Pero un
emprendedor privado tributa al Estado una cantidad de dinero superior a
un país nórdico y al no tener un mercado mayorista, tienen que ser muy
creativos a la hora de comprar alimentos y condimentos.
A base de talento y trabajo, hasta 14 horas diarias, Núñez ha podido
hacer dinero suficiente para vivir con desahogo. Pero las leyes cubanas
y la supervisión celosa del aparato policial clasifican a los dueños de
negocios privados en presuntos delincuentes.
Ser rico en Cuba no es comparable a sus homólogos del mundo. No pueden
comprar joyas caras ni tampoco un yate de lujo. Tienen que conformarse
con residir en una vivienda climatizada y manejar un Audi de 2013.
Cíclicamente, por diversas razones, la autocracia verde olivo implementa
operativos policiales a personas, que amparadas por la legalidad, han
acumulado cientos de miles de dólares.
Aunque la junta militar que dirige el general Raúl Castro, debido a la
estacionaria crisis económica les ha dado mayor espacio a los
particulares, el tercer acápite de los Lineamientos Económicos aprobados
en el último congreso del Partido Comunista -una especie de biblia
sagrada-, no reconoce la acumulación de capitales en los trabajadores
por cuenta propia.
Bajo lupa, jugando a dos bandos entre la legalidad y lo prohibido,
dueños de casas de alquiler, paladares y bares, consiguen amasar una
suma considerable para una sociedad empobrecida como la cubana.
La Fontana, restaurante gourmet, está de moda entre la jet set
estadounidense que visita La Habana. El éxito rutilante del negocio ha
permitido que su dueño proyecte abrir una sucursal en Miami.
La mentalidad ponzoñosa de algunos cubanos les hace pensar que aquéllos
que triunfan en sus negocios lo hacen en componenda con el régimen.
Las arbitrariedades de los poderosos del régimen
Existen parientes de ministros poderosos del Gobierno que, bajo el manto
de la arbitrariedad, hacen dinero a manos llenas. En las calles 29 y B,
un hijo de Abelardo Colomé Ibarra, ministro del Interior y hombre de
confianza de Castro II, ha montado un paladar de primera clase y fundado
una sociedad anónima en Madrid.
Ninguno de ellos tiene que zapatear los mercados habaneros en busca de
alimentos, comprar carne de res y camarones en el mercado negro o evadir
a los inspectores estatales corruptos.
Los negocios clandestinos
Pero mientras un sector de emprendedores privados logra hacer dinero en
el manicomio ideológico castrista, otros siguen apostando por los
negocios clandestinos.
Rodolfo, banquero de la bolita, el juego de lotería clandestino, es un
incrédulo al cubo. En los años 80 se embolsilló una buena cantidad de
dinero con la venta de artesanías. "Estuve preso seis años, pese a que
el negocio era limpio. Después que salí del tanque (prisión) juré no
hacer jamás dinero por la vía legal. Estos tipos (los del régimen) son
unos tramposos. Juegan contigo al gato y el ratón. Cuando lo creen
oportuno, te hacen un registro, se quedan con el dinero y las
propiedades, y te meten tras las rejas".
Desde hace 20 años, Rodolfo administra un exitoso banco de la
clandestina lotería local. Entre colectores y listeros, con él trabajan
12 personas. Cuando usted le pregunta qué cantidad de dinero posee, sonríe.
"La bolita es un negocio complicado. Tienes que poner a dormir (guardar)
cientos de miles de pesos para aguantar pérdidas. La primera vez que
reuní 200,000 pesos estuve una semana de borrachera. Ahora soy más
responsable. Este 'bisne' (negocio) es ilegal. Corro mis riesgos.
Cualquier día la policía me tira un operativo y me deja en pañales",
reconoció.
Otros hombres de éxito, como Bernardo, se mueven en aguas turbulentas.
En apariencia no viola las leyes. Es dueño de cinco autos viejos y dos
jeeps con carrocerías estadounidenses de los años 50 y motores diésel
modernos.
"Los alquilo en dos turnos de trabajo de 12 horas cada uno por 600 pesos
(unos 23 dólares) los autos y mil (38 dólares) los dos jeeps. En un día
me reportan 10 mil pesos (380 dólares). Descontando el combustible y
mantenimiento, puedo ganar 9.000 dólares mensuales. Pero estoy en un
limbo jurídico, porque el Gobierno considera ilegal mi negocio", dijo.
Según Bernardo, corren rumores de que van aplicar nuevas medidas y cada
taxista debe presentar los papeles como dueño del auto. "Hacer dinero en
Cuba es una operación de alto riesgo. La mejor opción es irse pa' la
yuma. En Miami puede que pase trabajo, pero nadie me acosará si monto un
negocio rentable".
Y es que en la isla, del éxito a la cárcel, hay sólo un paso.
Source: Las trabas y altos impuestos dificultan los negocios en Cuba ::
Diario las Americas :: Cuba -
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