lunes, 6 de junio de 2016

Financiación, más allá de la solidaridad

Financiación, más allá de la solidaridad
YAXYS CIRES DIB | Ciudad de Panamá | 6 Jun 2016 - 7:23 am.

Con las tradicionales remesas monetarias —en dólares y euros—, muchos
cubanos han ayudado a sus familiares y amigos a iniciar su pequeño
negocio en la Isla, que vive un inusitado pulso entre la transgresión de
los emprendedores y el temor de la elite comunista de que las pequeñas
reformas acaben llevándoselos por delante.

Las remesas son una vía de financiación intrafamiliar y/o amistosa, casi
siempre a fondo perdido, pero que ha sido efectiva para el arranque de
nuevos negocios, aunque dentro del limitado esquema de las licencias
para el ejercicio del trabajo por cuenta propia.

A excepción de los restaurantes y casas de hospedajes, la mayoría de los
nuevos negocios requieren de poca inversión inicial, siempre calculado
con cánones del mundo real.

Pero el gesto solidario de los exiliados también deja al descubierto la
ausencia de un cuerpo legal y de soportes financieros endógenos, capaces
de consolidar un escenario de reformas económicas más dinámico que el
actual.

Pasar de una economía del timbiriche y licencias medievales a la
posibilidad de montar, por ejemplo, un hotel, una farmacia, un cine, una
distribuidora de productos importados o una fábrica de embutidos,
pondría al emprendedor ante una acuciante pregunta: ¿Cómo financio mi
negocio?

En las economías libres existe un amplio abanico de vías de financiación
que van desde las más tradicionales hasta las más modernas: crédito
bancario y crowdfunding. Sin embargo, la aplicación de estos métodos en
Cuba requerirá de por lo menos tres reformas: en primer lugar, una
reforma al sistema de propiedad permitiendo a los ciudadanos poseer,
usar y disponer libremente tanto de sus bienes muebles e inmuebles como
de otros derechos económicos que se adquieren en el marco de las
relaciones civiles y mercantiles, y que traiga entre otros resultados
que sobre estos puedan constituirse garantías contractuales.

En segundo lugar, una reforma a toda la legislación sobre sociedades y
contratos mercantiles, que la actualice con nuevas figuras
contractuales, tales como leasing, renting, factoring, franquicias, las
cuentas en participación, y que permita a los ciudadanos beneficiarse de
una legislación comercial justa, moderna y flexible. Igualmente, que
posibilite que los ciudadanos puedan operar por medio de sociedades
mercantiles.

Y en tercer lugar, una reforma del sistema financiero que permita a
entidades financieras y bancarias estatales o privadas que puedan
financiar libremente a los emprendedores, sin trabas burocráticas.

Estas son tres reformas que dinamizarían la economía cubana.

El Decreto Ley 289, de 2011, y las Resoluciones 99 y 88 del Banco
Central de Cuba, de 2013, tocan aspectos importantes sobre el crédito a
las personas naturales, incluidos los cuentapropistas; y la Resolución
100, de 2011, permite la apertura de cuentas corrientes y autoriza a dar
en garantía de créditos los flujos de dichas cuentas. Sin embargo,
incluso entre los más entusiastas defensores de las medidas económicas
raulistas, se reconoce que dicha regulación es limitada —solamente se
circunscribe al sector bancario— y carente de estímulos.

El hecho de que el Gobierno cubano haya tomado algunas medidas y que
Obama haya puesto a Cuba de moda, genera la percepción de que todo está
o marcha bien; pero la falta de libertad política y la ausencia de
reformas estructurales e integrales torpedean cualquier intento serio de
consolidar la libre iniciativa económica; variable favorita del Partido
Comunista (PCC) que, en su reciente congreso, condenó la acumulación de
propiedad y riqueza.

Source: Financiación, más allá de la solidaridad | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1464880150_22810.html

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