martes, 4 de octubre de 2016

La riqueza que inquieta al castrismo

La riqueza que inquieta al castrismo
ORLANDO FREIRE SANTANA | La Habana | 4 de Octubre de 2016 - 06:31 CEST.

Desde que se hizo pública la Conceptualización del Modelo Económico y
Social Cubano de Desarrollo Socialista se suponía que el acápite 104,
referido a no permitir la concentración de la propiedad y la riqueza,
sería uno de los aspectos más debatidos.

Mas la realidad parece haber superado las expectativas. Casi no se ha
celebrado ninguna asamblea donde el acápite 104 haya estado ausente de
las discusiones. Y lo que resulta peor para los partidarios de las
reformas: en la mayoría de los casos ha prevalecido la propuesta de
apoyar la idea gubernamental de impedir que los actores no estatales
puedan enriquecerse. Al menos esa es la imagen que brinda la prensa
oficialista de los más recientes debates acerca de la Conceptualización
y el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030.

En una reunión de delegados del Poder Popular en Santa Clara, por
ejemplo, se abogó por "evitar la proliferación de nuevos ricos en Cuba".
En esa propia ciudad, pero en un encuentro de periodistas oficialistas,
hubo consenso en inquirir "hasta dónde se va a permitir la concentración
de la riqueza para que nadie piense que va a hacerse rico a costa del
pueblo".

En otros casos los ataques a la riqueza se parapetaron tras las
"bondades" del socialismo. Así, el Sindicato Nacional de Hotelería y
Turismo concluyó en que "no es admisible que la concentración de la
riqueza vaya contra los principios del socialismo". Mientras tanto,
trabajadores del sector de la Salud en Bayamo reclamaron que "el Estado
regule la concentración de la propiedad y la riqueza en personas
naturales o jurídicas no estatales de modo consecuente con los
principios de nuestro socialismo".

Por su parte, la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba
(UNEAC), con Miguel Barnet y Abel Prieto sentados en la primera fila de
la asamblea, sugirió que "el trabajo por cuenta propia no debe dar lugar
al enriquecimiento personal de nadie".

Los que opinan de esa manera parecen no advertir que semejantes amenazas
pueden frenar los deseos de producir de cuentapropistas, usufructuarios
de tierras y cooperativistas, pues obviamente nadie puede dormir
tranquilo pensando que al día siguiente su negocio pueda ser desbancado.
Además, causa temor el hecho de no saber qué mecanismo empleará el
Gobierno para impedir el referido enriquecimiento. Pudiese aplicar
métodos indirectos o económicos —los menos traumáticos—, pero tampoco se
descartan las temibles vías directas o administrativas, al estilo de la
Ofensiva Revolucionaria de 1968.

Mientras que la lógica económica se vea obstaculizada por la lógica
ideológica, o hasta tanto los cambios en la Isla no logren desprenderse
de la ojeriza de los elementos de línea dura de la nomenclatura
raulista, no avanzarán las reformas económicas. Vendría bien recordarles
a los gobernantes cubanos aquella máxima muy recurrente y que mostraba
el porqué del atraso de China antes de la era Deng Xiao Ping: con tal de
impedir que un puñado de chinos circularan en modernos automóviles, los
maoístas condenaron a 800 millones de chinos a andar en bicicletas.

Y comoquiera que las autoridades cubanas no pierden la costumbre de
exportar sus concepciones y sus métodos de gobierno —recordar la
exportación del foco guerrillero en los años 60, y el modelo para
controlar las sociedades que aplican actualmente los chavistas en
Venezuela—, el General-Presidente acaba de condenar la riqueza en el
mundo (la que acumulan otros, por supuesto) durante su discurso en la
Cumbre del Movimiento de Países no Alineados celebrada en la venezolana
isla Margarita.

Según el gobernante cubano, "el orden económico internacional impuesto
por las grandes potencias ha conducido a que 360 personas posean una
riqueza anual superior a los ingresos del 45% de la población mundial".

Habría que preguntarle al General-Presidente su opinión acerca de las
fortunas que salen a flote en aquellas sociedades cerradas, una vez que
presidentes y otros gobernantes son destituidos.

Source: La riqueza que inquieta al castrismo | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1474646746_25506.html

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