El calvario de una enferma en fase terminal
"Tienes que esperar a que se muera alguien para que te asignen un balón
(de oxígeno), porque no hay"
Martes, diciembre 6, 2016 | Ana León
LA HABANA, Cuba.- Eran las 4:20 de la madrugada del domingo cuando Fina,
una anciana de 83 años que sufre cáncer de seno con metástasis en el
pulmón, presentó una severa disnea. Su hija María llamó a la ambulancia,
que llegó 40 minutos después con dos técnicos soñolientos y una groupie
que ocupaba el asiento junto al chofer.
Así comenzó lo que sería una larga cruzada contra la muerte y la
ineficiencia. El segundo problema emergió cuando el técnico principal
declaró que la ambulancia no tenía silla de ruedas y era imposible bajar
a la enferma ―que vive en un primer piso― en la camilla. En estos casos,
alegó, "hay que llamar a la unidad de rescate y salvamento". Y como si
se tratara de un incendio o derrumbe procedió, con toda la calma del
mundo, a llamar a la brigada en cuestión, que nunca atendió el teléfono.
Mientras esto sucedía, Fina desfallecía en su cama, torturada por una
falta de aire que ya no le permitía hablar. Así que su hija recurrió al
método más efectivo en estos casos: despertar a dos vecinos para que la
ayudaran a bajar a su mamá. Gracias a los hombres, en diez minutos la
señora estaba dentro de la ambulancia, conectada al suministro de
oxígeno y rumbo al Hospital Oncológico.
En la sala de urgencias del cuerpo de guardia fue recibida por
excelentes doctores que controlaron la situación. Al menos en ese
aspecto los acompañantes de Fina pudieron sentirse más tranquilos; pero
no así al ver las condiciones de higiene en que se encuentra la sala de
urgencias, donde reciben a pacientes en estado muy delicado. El ambiente
era justo lo opuesto del "área estéril" que indicaba un cartel, con
cestos de basura desbordados o descubiertos, enfermos con heridas
expuestas y un técnico de laboratorio tomando muestras de sangre sin
siquiera usar guantes de látex. De hecho, empleó el guante para anudarlo
alrededor del brazo y hacer visibles las venas.
No hay ligas, ni guantes, ni bandejas para colocar los utensilios no
estériles. Los apósitos usados son puestos sobre los contenedores
metálicos donde deben colocarse los efectos personales del paciente; las
consolas apenas refrescan una atmósfera cargada de miasmas y, por si
fuera poco, la escasez de personal médico competente se ha vuelto
insostenible.
Un hospital especializado como el Oncológico depende de las prestaciones
de servicios de enfermeros provenientes de otras provincias. Algunos son
diestros en su oficio, pero poseen una educación tan pobre que solo el
hábito blanco los distingue de chusmas y delincuentes comunes.
Peor aún es que la gente esté dispuesta a tolerar la vulgaridad porque
considere más importante que los enfermeros sepan coger la vena al
primer pinchazo, poner la sonda correctamente o inyectar un medicamento
intramuscular sin dejar morada la nalga del paciente. Poco importa si no
tratan de "usted", o sueltan una palabrota en medio de la conversación,
o reaccionan como bodegueros al más mínimo desacuerdo entre colegas.
Mientras Fina dormitaba en paz por primera vez en mucho tiempo, los
doctores decidieron ingresarla en la sala de mastología porque la
anciana necesita oxígeno permanente y su hija no ha podido conseguir un
balón para su casa. Dos semanas antes del episodio que aquí se relata,
María se había presentado, con todas las firmas y cuños necesarios, en
la farmacia de la esquina de Monte y Ángeles, en La Habana Vieja, para
gestionar el balón de oxígeno. Según explicó a CubaNet, el individuo
encargado de atender su solicitud le dijo: "Tienes que esperar a que se
muera alguien para que te asignen un balón, porque no hay".
Semejante respuesta a una hija cuya madre vive literalmente ahogándose,
sobrepasa el sarcasmo que caracteriza a los cubanos. Es, además de una
crueldad, una falta de respeto y de sensibilidad.
Pero nadie menciona la corrupción en los servicios de Salud Pública.
Nadie denuncia que el balón de oxígeno se vende "por la izquierda" a 70
CUC. El Fluidmeter ―aparato que regula el oxígeno― hay que comprarlo
aparte y vale entre 30 y 40 CUC. Pongamos que el equipo completo cuesta
100 CUC (2500 pesos moneda nacional): ¿Qué cubano puede costearlo si el
salario promedio mensual es de 500 pesos?
Fina, diagnosticada con una bronconeumonía, tendrá que esperar por el
balón de oxígeno en una cama de hospital, expuesta a gérmenes que pueden
complicar su condición. Sin embargo, no es la única. En la cama de al
lado otra anciana languidece desde hace dos meses por el mismo motivo,
mientras sus familiares se desgastan en un ir y venir agotador;
trabajando a diario y durmiendo de madrugada en el sillón, a la espera
del desenlace.
Es incluso posible que la paciente muera y, seis meses después del
deceso, un camión descargue en la puerta de su casa el anhelado balón de
oxígeno. No sería la primera vez.
Source: El calvario de una enferma en fase terminal | Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/el-calvario-de-una-enferma-en-fase-terminal/
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