Las 'mulas' venezolanas y el mercado cubano
Debido a la crisis en el país sudamericano, vienen a abastecerse en la Isla
Martes, diciembre 6, 2016 | Ernesto Santana Zaldívar
LA HABANA, Cuba.- "Yo pensaba que estábamos muy mal", me dijo hace unos
días mi amiga Juana Esther, veterana buscadora de alimento para su
interminable manada de gatos, quien siempre tiene alguna anécdota que
contar luego de su diaria expedición a la realidad pura y dura. Esto que
cuento es una versión concentrada de su historia.
Mi amiga salía una mañana del agro de Calzada entre Paseo y A, en El
Vedado, y se le acercó una mujer treintañera para preguntarle por una
tienda donde vendieran, de forma "liberada", arroz, frijoles y otros
productos. Juana Esther le señaló el agro de donde había acabado de
salir ella.
"No, ese no, sino el mercado", replicó la mujer con peculiar acento.
Aunque por su apariencia podía pasar por cubana, evidentemente no lo
era. Mi amiga cayó entonces en la cuenta de que en el agro todo lo
vendían de forma "liberada", pero, por ejemplo, no vendían arroz, y los
precios eran más caros que en un "mercadito".
Juana Esther le sugirió a la mujer que fuera, por la misma Calzada,
hasta el mercado que había entre B y C, donde encontraría lo que estaba
buscando, si no muy barato, por lo menos no tan caro como en el agro.
Mi servicial amiga caminó con ella un tramo en dirección al mercado. La
mujer, sintiéndose más en confianza, le preguntó entonces por una
farmacia y Juana se detuvo y señaló hacia atrás, hacia la farmacia en la
esquina de Calzada y Paseo.
"No, acabo de ir a esa", dijo la mujer. "Bueno", le dijo Juana, "tienes
que caminar un poco, pero hay otra en Novena e I". Para ser más precisa,
le explicó que debía seguir por la misma acera e ir más allá del mercado
del que le había hablado y, cuando llegara a la calle I, debía torcer a
la derecha y subir una cuadra.
Juana caminó otro tramo con la mujer, que de pronto le confesó que venía
de Venezuela, como si así ya quedara explicado todo. Pero, para mi
amiga, como para muchos cubanos, si alguien dice que viene de Venezuela,
eso no significa que venga de un lugar peor que Cuba.
"Me puse de acuerdo con una cuñada y vinimos a comprar cosas que allá
escasean mucho", dijo la mujer, "como el arroz, los frijoles, el
azúcar…" Para ser más demostrativa, le mostró a Juana Esther un estuche
de preservativos: "Ni siquiera hay esto. Ya compré unos cuantos, pero
voy a comprar más, aunque me da mucha pena".
"Más pena daría tener un hijo no deseado y no poder venir a comprar
cosas acá", aseguró mi amiga, que a esa altura no salía de su sorpresa y
no sabía qué pensar. De hecho, le parecía muy riesgoso ese viaje de
avituallamiento. "¿Y si te quitan todo en el aeropuerto?" La venezolana
no tenía idea. "No creo que me quiten los medicamentos", dijo, porque
aparte de los preservativos, venía a buscar medicamentos, aunque tuviera
que pagar algún dinero por la izquierda en la farmacia.
Habían caminado juntas dos cuadras ya y Juana Esther se detuvo para
seguir por su rumbo. La venezolana le dijo que "aquello está malísimo,
malísimo, malísimo" y que nunca le había pasado por la cabeza que un día
tendría que ir a otro país a buscar comida, preservativos o aspirinas.
Mi amiga, antes de irse, le aconsejó que sacara las cosas de las cajas y
las esparciera en el equipaje: "Así se notan menos y caben más".
Se separaron ya cerca del mercado y Juana Esther se quedó pensando.
Había olvidado preguntarle a la mujer si no era más fácil ir a Colombia
a comprar. ¿O es que sale más fácil y barato venir a Cuba porque ya son
millones los venezolanos que van a Colombia a comprar? En fin, ahí fue
cuando Juana Esther me dijo que había creído que aquí estábamos muy mal.
Aunque es un asunto demasiado triste, no pude evitar sonreírme. Los que
gobiernan Venezuela, discípulos fieles de los gobernantes cubanos, han
logrado adelantar su socialismo del siglo XXI a tal paso que están
convirtiendo a Cuba —cuyo socialismo parece fracasado e irreformable— en
un alivio para venezolanos que viven una escasez acaso más perfecta que
la nuestra.
Aun así, los bolivarianos siguen imitando a sus maestros y, sin
perjudicarse ellos mismos, reparten lo que el pueblo necesita
urgentemente, enviando barcos con ayuda humanitaria para los afectados
por el huracán Matthew. No importa que el propio pueblo venezolano
precise de una urgente ayuda humanitaria por los estragos de su
huracanado socialismo del siglo XXI.
Source: Las 'mulas' venezolanas y el mercado cubano | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/las-mulas-venezolanas-y-el-mercado-cubano/
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