lunes, 2 de junio de 2008

Cuba y Taiwán: dos islas, dos realidades

Cuba y Taiwán: dos islas, dos realidades
Álvaro Taboada Terán
El autor es Doctor (Ph.D) en Estudios Internacionales.
publicidad

Cuba y Taiwán han seguido modelos político-económicos opuestos y
obtenido resultados dramáticamente distintos: Taiwán, con su democracia
y libertad económica, ejemplifica al progreso científico-tecnológico,
empresarial y social. Cuba, con su "revolución" fosilizada, está en harapos.

Taiwán con 36,000 kilómetros cuadrados tiene 23 millones de habitantes
(aproximadamente 709 por km cuadrado). En 1959 Taiwán era menos
desarrollado que Cuba, a pesar de que ésta sufría la corrupta dictadura
batistiana. Hoy el Producto Interno Bruto (PIB) taiwanés excede los
US$680,000 millones, US$29,500 anuales per cápita. Gran parte de su
producción es de alta tecnología, a tono con esta nueva era del
desarrollo humano que Peter Drucker denominara "la economía del
conocimiento", alcanzada solamente por países practicantes del libre
mercado en diversas tonalidades, y casi todos ellos democráticos,
incluido Taiwán

Cuba tiene alrededor de 110,800 kilómetros cuadrados, poblada por 11
millones 220,000 habitantes (101 personas por km cuadrado). Hay mucho
más espacio y recursos naturales en Cuba que en Taiwán. Pero el PIB per
cápita cubano (puesto generosamente) es de US$1,700 anuales, 5.72 por
ciento del taiwanés. En contraste con Taiwán, Cuba (tras cincuenta años
de comunismo) es un país tercermundista, de pobrísimo nivel tecnológico:
Produce bienes agrícolas, minerales, y algunos farmacéuticos y biológicos.

Muchos de los magros ingresos cubanos provienen de otra actividad
tradicional: el turismo extranjero. El castrismo impulsó aquí otra
hazaña de "la dignidad revolucionaria", el apartheid cubano: el pueblo
castigado por entrar a hoteles turísticos. Tal infamia no existe en
países democráticos.

La economía de la Cuba socialista es parasitaria. Primero la apuntaló la
URSS con subsidios superiores a cinco millones de dólares diarios (de
aquella época). Paralela y crecientemente, ingresaban e ingresan las
remesas de los exiliados en Estados Unidos. La remesas del exilio no han
faltado a pesar del "bloqueo" (como malintencionadamente le llaman los
radicales a un simple embargo parcial de Estados Unidos, que deja a Cuba
absoluta libertad para comerciar con el resto del planeta. (Además, ¿por
qué ansían comerciar con un imperio explotador?). Las remesas paliaron
el horrendo "período especial" posterior a la muerte la URSS. Luego vino
Chávez al rescate con subsidios no menores al 10 por ciento del valor de
las exportaciones cubanas.

Por razones ideológico-económicas, Cuba ha tenido entre sus
exportaciones más valiosas asesores militares y de inteligencia, muchos
de ellos comprometidos con la represión brutal de gobiernos radicales a
fines del siglo pasado. Otra exportación son médicos cuyas misiones
positivas tienen además un fin ideológico-político: legitimación y
propaganda internacional del castrismo. Médicos disidentes han
denunciado que los dólares de sus salarios en el extranjero van al
gobierno cubano mientras sus familiares retenidos en Cuba reciben pesos.

Por debajo de la súper privilegiada alta dirigencia partidaria y
militar, hubo en Cuba (en vida de la URSS) un pronunciado igualitarismo
entre el inmenso resto de la empobrecida población, igualitarismo
logrado en parte por los subsidios soviéticos. Pero se viene perdiendo
hasta aquella gris y asfixiante igualdad en la pobreza. El renombrado
experto en economía cubana Carmelo Mesa-Lago señala que desde los años
noventa las diferencias salariales extremas crecieron de 829 a 1 en 1995
hasta 12,500 en el 2002. Del 50 al 65 por ciento de la población recibe
remesas con un promedio per cápita anual de US$103 (la cifra actual es
mayor), aunque los negros reciben US$31. En cuanto a las escuálidas
cuentas bancarias del pueblo, tres por ciento de cuentas (mayores de
10,000 pesos) representaban 46 por ciento de los depósitos, mientras el
66 por ciento (cuentas con 200 pesos o menos) sumaban el dos por ciento
de los depósitos totales.

El desastroso déficit habitacional supera un millón 600,000 viviendas,
con los negros en los peores barrios. Existe además un enorme
desequilibrio entre La Habana y las provincias, asimetría en la miseria
existente sólo en el capitalismo según la desacreditada teoría de la
dependencia. Dentro de la pobreza abunda la prostitución, otro "mal
propio del capitalismo"(¿?).

Mientras alrededor del mundo abundan los productos tecnológicos
avanzados, firmas y turistas taiwaneses, el castrismo exporta materias
primas, impide la libertad de viajar y expresarse, y prohíbe o limita el
internet. Saliendo de las cavernas autorizó (¡Gran conquista
revolucionaria!) comprar celulares, televisores (valen unos US$1,000),
arroceras y tostadoras, casi imposibles para salarios de US$17 ó US$20
mensuales. A esto llaman los castrófilos, truculentamente, "la libertad
revolucionaria". Se supo el 22 de mayo que (otro gran gesto socialista)
el castrismo permitió viajar a Argentina (tras 10 años de gestiones) a
Hilda Molina (82 años) para conocer a sus nietos. Su crimen: ser la
madre de una doctora erguida ante el sistema. Tristemente hay poco que
celebrar en mayo en Cuba mientras sobrevivan estas realidades.

http://www.laprensa.com.ni/archivo/2008/junio/02/noticias/opinion/262627.shtml

No hay comentarios:

Publicar un comentario