Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Nuevos elementos reflejan que
la situación económica y social de Cuba se podría tornar más delicada en
los próximos meses. Algunos datos publicados sobre las dificultades en
la agricultura, el transporte, las finanzas externas y el consumo
energético confirman esa presunción. A ello contribuyen también las
declaraciones de personalidades oficiales, como Francisco Soberón,
Presidente del Banco Central, quien ha lanzado la consigna de "ahorro o
muerte", sobre la cual el diario Granma ha subrayado que no se trata de
una exageración, dados los efectos de la crisis mundial sobre una
economía ya seriamente dañada por 20 años de Periodo Especial y los
impactos de varios huracanes.
También Marino Murillo, vice primer ministro a cargo de Economía y
Planificación, vaticinó que el PIB en 2009 crecerá algo más del 2,0%
frente al 6,0% establecido en el plan, mientras el oficialista Centro de
Estudio de la Economía Cuba ha sido más pesimista al estimar un
decrecimiento de hasta -0,5%. En términos más realistas, si se producen
cortes de electricidad similares a los años 1990, la caída del PIB
podría ser mucho más pronunciada por el impacto sobre la producción y
los servicios, así como, por supuesto, en el ya menguado consumo de la
población.
Esto refleja la gravedad del panorama económico y las perspectivas de un
porvenir muy incierto. Realmente, lo presenciado actualmente en Cuba se
debe a la falta de toma de decisiones, que hubieran permitido prepararse
para afrontar las incidencias de la crisis mundial, y paliarlas en
determinado grado. Ahora se habla de ahorrar, muy especialmente en los
componentes energéticos, cuando se conoce que desde hace muchos años el
país pierde impresionantes cantidades de electricidad por las malas
condiciones del sistema de transmisión y distribución, que ha llegado a
representar en determinados años hasta el 19,6% del total producido (en
1958 fue de 8,7%); muy por encima de los límites permisibles que en
ningún momento deberían sobrepasar el 10,0%.
En 2008, de acuerdo con datos oficiales, las pérdidas ascendieron a 2
923,8 gigawatts hora (GW.h), el 16,3% de lo generado, lo cual es igual
a la producción de varias termoeléctricas de 250 megavatios (MW),
teniendo en consideración que un GW.h representa 1000 MW.h.
El agua bombeada para consumo industrial y humano también se pierde en
un 60,0%, según cifras oficiales. Es cierto que desde hace unos meses se
realizan obras en algunas ciudades para reparar parcialmente las
conductoras, pero para solucionar el problema total pasarán años. Se
añade el calamitoso estado de la estructura productiva y del sistema
habitacional, agravadas ambas por los destrozos causados por los
huracanes, por lo que, como recientemente señalara el Presidente Raúl
Castro, cuando azotan fenómenos naturales "los daños materiales siguen
siendo considerables, debido a las vulnerabilidades acumuladas en casi
todos los sectores y en la infraestructura del país".
En la priorizada capital, según ha publicado recientemente el semanario
Tribuna de La Habana, más del 75,0% de la superficie pavimentada
requiere una urgente reparación, lo cual además de provocar accidentes
automovilísticos y la acelerada destrucción de los vehículos, también
genera consumo extra de combustible por desvíos y a causa de que el
transporte no puede transitar con la velocidad óptima.
Los problemas acumulados son enormes, si se analizan otras esferas
productivas y de servicios con equipamiento anticuado, poco eficiente y
altamente consumidor de energía, a lo que se agrega un gran descontrol,
que en un país llevado a la miseria coadyuva a la proliferación del
desvío (robo) masivo del combustible para el mercado negro.
Actualmente 4.5 galones de diesel o gasolina regular (17 litros)
vendidos en pesos libremente convertibles (CUC), representan 425 pesos
moneda nacional, cuando el salario medio es de alrededor de 414.
Por otra parte, los llamados a la conciencia de los trabajadores a
ahorrar ya están gastados debido a la reiteración de lo mismo durante
decenios, mientras la burocracia ha derrochado a manos llenas. Los
obreros y empleados cubanos no se sienten propietarios de nada, pues
jamás se ha contado con ellos, a no ser para exigirles y explotarlos mejor.
Las direcciones de los centros laborales se forman con personas para
cuya selección no se tiene en cuenta la capacidad y la experiencia, sino
el grado de clientelismo político. La práctica ha sido promover la
mediocridad, mucho más fácil de moldear bajo los estrictos cánones
políticos del régimen, al igual que en otros sectores de la sociedad,
comprendidos el periodismo y otras labores intelectuales. Esta práctica
ha promovido el oportunismo, altos índices de ineficiencia y carencia de
creatividad, lo cual constituye un formidable valladar para el uso
adecuado de los recursos y el desarrollo económico y social.
En este contexto es imposible que los problemas que afronta y tendrá que
solucionar el gobierno puedan resolverse, si no se va a la raíz del
problema, que no es otro que la aplicación de un sistema económico,
político y social que ha conducido a la desastrosa crisis, cuyas
nefastas consecuencias pervivirán muchos años después de comenzarse las
rectificaciones, como consecuencia de decenios de desgobierno.
Existen grandes diferencias entre los problemas que hubo en Cuba
republicana hasta 1959, causados por malos gobiernos, y la situación
actual. A pesar de los muchos males prevalecientes en esos 57 años,
siempre existió una sociedad civil defensora de la identidad nacional y,
no obstante los altos niveles de corrupción gubernamental, la mayoría de
los cubanos mantuvo los esfuerzos por lograr una Cuba mejor y el
adecentamiento social, por el orgullo de ser cubano y la autoconfianza
en que se saldría adelante.
En los últimos 50 años, por el contrario, además de la destrucción
sistemática de las estructuras económicas, del tejido social y hasta de
la composición demográfica, están presentes daños muy serios infligidos
al concepto de identidad y soberanía, creándose una permisible ética en
el marco de una revolución que ha incumplido sus promesas de mejoría, en
la que la doble moral, el egoísmo y la corrupción rampante se ha
enraizado. Esto constituye el reto más importante a superar por el
pueblo cubano.
Con esta amalgama de problemas de todo tipo habrá que enfrentar en los
próximos meses el acrecentamiento de la crisis.
Cuba: Con el agua al cuello (28 May 2009)
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