Las trabas y descoordinaciones administrativas lastran las reformas de
Raúl Castro | La imprevisión y poca coordinación hicieron que cientos
de toneladas de alimentos se pudrieran bajo el sol
FERNANDO GARCÍA | La Habana. Corresponsal | 09/11/2009 | Actualizada a
las 03:15h | Internacional
La calle 204 del municipio habanero de La Lisa tiene un sonido peculiar.
Sobre un fondo de trinos y esporádicas voces de vecinos, el ruido que
predomina en la mañana es el de esa percusión leve y de ritmo variable
que todos reconocemos pero situaríamos en otro tiempo y lugar; no a la
intemperie y no en el siglo XXI, sino en una oficina y varios decenios
atrás. Clac-clac-clac-clin, y así venga y dale a lo largo de 80 metros
de travesía. Es el tecleo de las seis mecanógrafas que, con sus viejas
olivettis y a precios dignos, se ofrecen para rellenar los complejos
impresos que la oficina de Emigración instalada en esta calle exige a
los usuarios: a cientos de cubanos que allí acuden cada día atribulados
por el vía crucis de trámites requeridos para salir del país.
La libreta adelgazante
El gobierno de Castro planea suprimir en breve la libreta de
abastecimiento, creada en 1962 para subsidiar los alimentos. De momento,
la cartilla ya está adelgazando. En junio se redujeron los frijoles y la
sal, y el 1 de noviembre se excluyeron patatas y guisantes, ahora más
caros. Los recortes no son nuevos. Y hace años que la libreta no da para
cubrir el mes.
PALABRAS CLAVE
Estado, Che, Cuba, Pedro Campos, Raúl Castro, Fidel Castro, PC, Raúl
La imagen de la calle 204, donde Nidia, Yanet y las demás teclistas se
anuncian con carteles promisorios de "calidad y garantía" en el llenado
de "todo tipo de planillas", es en realidad la caricatura más amable de
un país anquilosado por su burocracia; por una especie de inercia hacia
atrás que combina diabólicamente distintas herencias y tradiciones: la
de la hispánica y decimonónica dictadura del manguito, con sus peloteos
de ventanilla a ventanilla y su vuelva usted mañana, y la del culto
quizá más soviético a los informes, consultas y órdenes por escrito –en
estricto seguimiento de largas cadenas de mando–, y a las reuniones,
muchas reuniones: en el trabajo, el barrio, el partido y la
"organización de masas".
Los propios líderes de la revolución lo denunciaron desde un principio.
El Che declaró la "guerra al burocratismo" en 1963 y, medio siglo
después, Fidel Castro se despidió de la presidencia pidiendo a los suyos
que no se dejaran arrastrar por la burocracia. Ahora, raro es el día en
que la prensa oficial no arremete contra las piedritas que los
burócratas ponen en el engranaje, que son muchas; por desidia o
reticencia a lo nuevo, el aparato administrativo cubano padece una
arteriosclerosis que martiriza a los ciudadanos, entorpece las reformas
y amenaza al régimen.
Los efectos en la vida diaria de la gente son espectaculares. La sección
de quejas del diario Juventud Rebelde nos descubrió hace poco en qué
consiste y dónde está el limbo: en un viejo hogar de ancianos del barrio
habanero del Cerro que en 1995 se transformó en edificio de viviendas.
Las 85 familias allí alojadas desde entonces tienen legalmente
reconocida la asignación de su hogar, pero no su propiedad. Así que no
existen como vecinos, y no pagan ni luz ni gas ni agua. Pero tampoco
figuran en el registro de la libreta de abastecimiento y no puede
recoger allí sus alimentos.
Hay historias más tristes. Como la de Teresa Haydée, que lleva 20 años
reclamando "en todas partes y a todos los niveles" la nueva casa que el
Estado prometió a su padre a finales de los 70 tras destruir la suya
para construir una presa. O la de una licenciada en Psicología que lleva
meses sin poder incorporarse a su puesto de trabajo porque en la
facultad no le dan el título a causa de un atasco en su expediente. O el
de 300 maestros que llevan semanas sin cobrar por un problema de trámite
no esclarecido.
Cada contratación, permiso o documento personal requiere aquí una
montaña de cartas, certificados, cuños y verificaciones de varios
organismos. El frecuente extravío de papeles, agravado por la
displicencia de los funcionarios que no perdonan un segundo de su hora
de almuerzo, es causa de catástrofes personales que a menudo sólo
encuentran aliviado con el soborno.
Aunque no es nuevo ni exclusivo, el problema está de plena actualidad en
la isla. No tanto por sus consecuencias individuales en la dura
existencia de los cubanos como por el daño que está haciendo a Raúl
Castro, al frenar sus planes económicos.
Los bostezos, zancadillas y encogimientos de hombros congelaron durante
un año y luego mutilaron gravemente el proyecto "pago por resultados"
que el Gobierno lanzó a primeros de 2008 pero no pudo poner en vigor
hasta bien entrado el 2009. Las "resistencias, poca preparación e
incomprensiones" que se reconocieron allá por mayo todavía hacen
trastabillar esta innovación clave, encaminada según Raúl a combatir el
"injusto igualitarismo" mediante la adecuación de los salarios a la
productividad.
Los medios oficiales admiten peliagudos problemas de coordinación al
aplicar las reformas en el campo. El programa de entrega de tierras
baldías a particulares, de entrada cojo por falta de maquinaria y
utensilios, está favoreciendo el aumento de algunas producciones. Pero
cientos de toneladas de tomates, ajos y otros alimentos se pudrieron en
las últimas campañas por enormes desajustes entre lo que se había
sembrado y lo que se podía cosechar, almacenar, enlatar y distribuir.
Los planes de vivienda –necesidad número uno del país– vienen
incumpliéndose sistemáticamente, en gran parte por culpa de un sistema
de tramitación tan tedioso y laberíntico que "no se comparara ni con la
odisea de Ulises", según descripción autorizada.
Los proyectos que el Gobierno está poniendo a prueba para "eliminar
subsidios excesivos", entre ellos la libreta de abastecimiento y los
comedores obreros, pueden topar con el mismo monstruo; unos burócratas
que, aunque operan desde los cuadros del Estado y el PC, se han
convertido en los disidentes más eficaces.
El ex diplomático Pedro Campos, destacado comunista crítico, expresa con
crudeza lo que muchos piensan acerca del excesivo centralismo y de ese
totalitarismo del sello y el papel carbón que "ha ido ganando autonomía
frente a la dirección revolucionaria" y los intereses del cubano: "El
capitalismo creó sus sepultureros, los trabajadores. El socialismo de
estado, su burocracia".
La burocracia asfixia a Cuba (9 November 2009)
http://www.lavanguardia.es/internacional/noticias/20091109/53820403651/la-burocracia-asfixia-a-cuba-estado-fidel-castro-pedro-campos-raul-castro-raul-che-pc.html
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