SOLUCIÓN O UN PROBLEMA (SEGUNDA PARTE)
2010-04-19.
Elías Amor, Economista
(www.miscelaneasdecuba.net).- En un artículo anterior, expuse por qué la
gestión militar de la agricultura cubana no es una decisión acertada del
castrismo raulista.
Pienso que poner a disposición del ejército más de 200.000 hectáreas al
cultivo de viandas, hortalizas, arroz, frijoles y otros granos, y otras
130.000 a la ganadería (porcina, vacuna, ovino-caprina), la avicultura,
la actividad agroforestal y la explotación acuícola, al tiempo que se
desarrollan diversas líneas de la industria alimentaria para la
elaboración de conservas y de productos lácteos y cárnicos, es como
menos, una decisión arriesgada.
En contra de la tesis que se defiende en el artículo de Granma, no hay
nada de racional en esta decisión. Eso que los autores denominan "La
épica de los resultados" confirma las difíciles condiciones en las que
se desarrolla la actividad productiva, y cómo la superación de los
estrangulamientos e ineficacias del sistema económico comunista, sólo se
pueden salvar con la disciplina de quiénes usan a diario las armas y la
jerarquía como ejes de comportamiento.
Por suerte, es importante que los trabajadores cubanos sepan que en la
empresa de la economía de mercado, proscrita por el régimen castrista,
nada de eso es así. Frente a la obediencia, la disciplina, la jerarquía,
y el sacrificio, se definen otros valores más atractivos como el
compromiso, la calidad o la competitividad, que están asociados a otros
tan importantes como el aprendizaje continuo, la mejora continua de
capacidades y conocimientos, y el deseo de prosperar y generar riqueza y
bienestar.
La palabra disciplina es tantas veces repetida en este artículo, de
claro contenido militar, que parece que en algunas granjas porcinas
hagan desfilar al ganado entonando los cánticos o manteniendo el paso
para lucimiento de la tropa y los mandos. Y no hace falta que diga que
las cifras de las gallinas ponedoras, 93.000, entran en ese recuento de
cifras productivas que la economía comunista cubana siempre ha ofrecido
de manera atolondrada para tratar de quedar bien ante un auditorio que
sabe perfectamente que todo lo que se le dice con la propaganda oficial
es una auténtica mentira.
Y volvemos de nuevo al eje del artículo, "¿empresarios socialistas? A
mucha honra. Nada que decir. Por supuesto que se puede ser empresario,
pero empresario socialista, permítanme que les vuelva a decir que no.
Me encanta que a los dirigentes de esta organización militar productiva
les atribuyan valores como modestia, compromiso y responsabilidad. Los
dos últimos, muy bien. Un empresario modesto, no tiene mucho futuro. El
empresario debe ser capaz de generar riqueza, empleo y bienestar. Todo
su tiempo está dedicado a intuir el futuro para mejorar su empresa,
hacerla más rentable, más competitiva, situarla como líder de su sector
o de su actividad.
Cuando actúa con modestia, tarde o temprano, entra en quiebra, Porque la
modestia en la gestión de los negocios suele ir asociada a la falta de
decisión, al conformismo, a la estabilidad, y todo eso, no coordina con
la necesidad de crear todos los días más y más riqueza, más y más
empleo. Por supuesto que con un ánimo lucrativo personal que para el
régimen castro comunista es un delito de persecución penal.
El sistema de perfeccionamiento empresarial, esa gran mentira que se ha
intentado presentar en términos propagandísticos como algo útil, no
sirve para que las empresas sean más competitivas y la economía
prospere. Llevan un buen número de años con este sistema, y ahí están
los resultados de la economía cubana. No es un modelo exportable, y se
morirá en la Isla conforme la economía de mercado libre, basada en la
propiedad privada, se abra camino.
Todo el papeleo, la burocracia, la pérdida de tiempo, el esfuerzo no
recompensado en diagnóstico y análisis, supone que el sistema de
perfeccionamiento empresarial pueda funcionar muy bien como técnica
cuartelera, pero no en el mundo de los negocios. Alguien debería de
darse cuenta de que es así.
Estos directivos militares piensan que el éxito de la gestión se basa en
disciplina, organización del trabajo y definición de funciones, sin
tener en cuenta que lo más importante de cualquier actividad económica
es el mercado, los clientes, los que pagan las facturas y los sueldos.
En Cuba, donde el cliente ocupa el último espacio de la cadena de valor,
las empresas carecen de referencias válidas para producir. Y así les van
las cosas.
En cuanto al tiempo malgastado, hay que preguntarse por qué. Es cierto
que no se puede permitir en una economía tanto absentismo y parálisis
como en Cuba. Para qué tantas reuniones informativas y tanto
paternalismo. Se puede escuchar a la gente de muchas formas sin
necesidad de parar continuamente. Pero claro, a ver quién le pone el
cascabel al gato, y cómo se le dice al compañero del partido cuando
venga a perder tiempo que no puede dedicar toda la mañana a meter miedo
ante una invasión del enemigo del imperio, o a reforzar la ideología
porque así se lo encargan los responsables de la batalla de las ideas.
Todo es una mentira. No puede funcionar porque el modelo es
intrínsecamente deficiente y perverso. El comunismo, obsesionado con el
control de la producción y la propiedad estatal, es contrario a la
naturaleza humana, y la economía cubana, dominada por el ejército en la
agricultura, y en muchas otras actividades, es un ejemplo que conviene
tener bien presente.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=27258
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