Menos carne y leche
Roberto Álvarez Quiñones
Los Angeles 21-05-2011 - 7:58 pm.
En los años 50, Cuba importaba el 29% de los alimentos que consumía. Hoy
importa el 81%
En 1957 el economista marxista Oscar Pino Santos escribió El
imperialismo norteamericano en la economía cubana, un corto ensayo
publicado luego, en 1960, en el que "denunció" que debido a los bajos
rendimientos agrícolas capitalistas y a los latifundios Cuba importaba
el 29% de los alimentos que consumía, fundamentalmente desde Estados Unidos.
El autor, dirigente del Partido Socialista Popular (PSP), la
organización política de los comunistas cubanos, explicó que solo con el
socialismo se podría poner fin a aquel atraso productivo que sufría la
Isla como consecuencia de la explotación imperialista y de la burguesía
criolla.
Para sorpresa de los propios marxistas criollos, a la revolución
antibatistiana y "verde olivo" —en la que sólo participaron cuando, a
fines de 1958, ya la victoria rebelde era inminente— Fidel Castro la
convirtió en dictadura del proletariado e implantó el socialismo en su
versión estalinista, como anhelaban el PSP y Pino Santos.
Recorrido ya más de medio siglo con el sistema económico diseñado por
Marx y Lenin, Cuba importa no ya el 29%, sino el 81% de los alimentos
que consume. O sea, ocho partes de cada 10 de la alimentación cubana
provienen del extranjero. La producción nacional aporta solo el 19% de
lo que se consume debido a la improductividad endémica de su
agricultura, en crisis desde 1961.
Actualmente la mitad de las tierras fértiles de la Isla están ociosas,
cubiertas de marabú. Las granjas estatales son latifundios más grandes
que los de 1957 y registran los rendimientos de campo más bajos del
mundo, incluyendo los de la caña de azúcar, que no llega a las 30
toneladas de caña por hectárea mientras el promedio latinoamericano no
baja de 80 toneladas por hectárea y hay empresas como la Tumán, en Perú,
que obtienen 200 toneladas por hectárea.
Por razones ideológicas, Pino Santos omitió que, precisamente en 1957,
la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) clasificó a
Cuba como el mayor exportador de productos agropecuarios de América
Latina en proporción a su población.
Luego de cinco décadas de socialismo, Cuba —azucarera mundial por 180
años— apenas exporta azúcar e incluso la importa para cubrir sus
compromisos, porque su producción regresó a los niveles de 1896, cuando
era colonia española. La estatización de las tierras tan pronto como en
1962 dio origen a una cartilla de racionamiento de alimentos aún
vigente, que cubre unos 10 días al mes —los otros 20 días hay que
"resolverlos" en el mercado negro— y no contempla la entrega de carne de
res, y la leche es sólo para menores de 7 años.
Carne y leche
Detengámonos precisamente en estos dos alimentos clave en la nutrición
humana. Con los "bajos" rendimientos agrícolas capitalistas, en 1958
había en Cuba 6 millones de cabezas de ganado vacuno —posiblemente eran
7 millones, porque no todos los 147.700 ganaderos existentes cumplían
con las formalidades de inscripción. Pero tomando 6 millones como
número, puesto que el país tenía unos 6 millones de habitantes a cada
cubano le correspondía una vaca, el triple del promedio mundial de 0.32
bovino por habitante según la FAO.
De acuerdo con el Anuario Estadístico de Cuba, con 11.2 millones de
habitantes en 2006 la Isla contaba con 3.7 millones de vacunos, menos
que los 3.9 millones que había 88 años antes, en 1918. Y economistas
independientes calculan que en 2011 el total de reses es de 3.5
millones. Conclusión, que gracias al socialismo ahora hay tres
habitantes por cada bovino.
Las vacas en ordeño en 1958 produjeron 960 millones de litros de leche,
equivalentes a 2.6 millones de litros diarios, casi medio litro por
persona (unos dos vasos). Según el periódico Juventud Rebelde, Cuba
produjo en 2009 un total de 1.6 millones de litros de leche diarios para
11.2 millones de habitantes, exactamente 0.14 litros por ciudadano, el
consumo más bajo del hemisferio occidental si se excluye a Haití, según
la FAO.
En carne de res el consumo cubano en 1958 fue de 81 libras por persona,
según el Statistical Year Book de la ONU y un informe del Ministerio de
Hacienda de Cuba. Fue el tercero más alto de Latinoamérica luego de
Uruguay y Argentina. Hoy, la población no recibe carne vacuna
directamente, sino como parte de una mezcla de vísceras con harina de
soya y otros híbridos. Ello ocurre mientras la FAO informa que en 2010
el consumo mundial de carne de res fue de 92.7 libras (1.7 libras a la
semana) por habitante, y de 68.5 libras (1.3 libras semanales) en las
naciones del Tercer Mundo.
Para no pocas entidades internacionales, Cuba a fines de los años 50
poseía la mejor ganadería tropical del mundo, y ya había desplazado a
Estados Unidos en la exportación hacia Latinoamérica de sementales de la
raza cebú —unos 1.000 anuales—, muy bien integrada al ecosistema
tropical y alta productora de carne. Como ganado lechero se destacaba en
la Isla la raza Brown Swiss, gran productora de leche y resistente al
calor y las condiciones tropicales.
Pero el Comandante se empeñó en inventar nuevas razas. Se autoproclamó
sabio genetista y en los años 60 ordenó el cruce de toros sementales
canadienses importados de la raza Holstein, de clima frío, con las
criollas vacas cebú. "En 1970 produciremos 10 millones de litros diarios
y nos bañaremos en leche", prometió en 1965.
Surgieron así las F-1 y F-2, animales débiles, muy enfermizos y sin gran
valor en leche y carne. Uno de los grandes inconvenientes de estas vacas
híbridas es su color negro, que les dificulta soportar altas
temperaturas y las torna casi indefensas ante los parásitos tropicales.
Otras causas del desastre ganadero son la falta de pastos —los bovinos
no comen marabú—, y el hecho de que en las vaquerías estatales lo
importante es cumplir la meta de producción lechera asignada y dejan a
las vacas sin leche suficiente para alimentar a sus terneros, que mueren
en gran proporción. Además hay cada vez más vacas "vacías" (no preñadas).
Ojalá que Cuba tuviese hoy el nivel de vida de cuando era "explotada"
por el imperialismo. Estaba pensando escribir El socialismo en la
economía cubana como respuesta a aquella promoción marxista de hace 55
años, pero ante tan abrumadoras evidencias, ¿vale la pena?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario