Martes, Abril 3, 2012 | Por Ernesto García Díaz
LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -Con la caída del muro de Berlín
y del socialismo soviético a finales de la década de los 80 del pasado
siglo, la economía cubana colapsó inmediatamente, dando inicio al
denominado "Período Especial", que ha sido una verdadera, prolongada y
desmoralizante crisis económica del régimen comunista, sostenido hasta
nuestros días por su poder militar.
Los comunistas, aferrados al agónico estatalismo y a costa del
sacrificio pueblo cubano, no han podido estabilizar el comercio agrícola
nacional y se enfrentan a importantes afectaciones del recurso tierra,
motivadas por la acción y mal manejo del hombre.
En más de 6 millones de hectáreas, esto ha originado pérdidas superiores
al 20% de la fertilidad de la tierra explotable, más del 14% afectada
por salinidad y sodicidad, sobre 46% con niveles apreciables de
erosión, un 27% de acidez; el 30% afectada por inundaciones, el 54%
posee mal drenaje; y cerca del 64% tiene insuficiente contenido de
materia orgánica. En pocas palabras: un verdadero desastre.
El régimen totalitario, desde la década de los 90 del pasado siglo, con
el propósito de recuperar los suelos, producir con menos costos y
desvirtuar sus profundas contradicciones económicas, políticas y
sociales dio inicio a un supuesto movimiento popular tendente a
desarrollar una agricultura agroecológica certificada, a fin de
satisfacer las necesidades nacionales.
Los partidarios del régimen no han podido garantizar con éxito los
programas agroecológicos, teniendo en cuenta las ineficiencias siguientes:
Baja disponibilidad de materia orgánica en centrales azucareros,
hollejo de la industria citrícola, así como de fertilizantes orgánicos;
La horticultura mayormente se desarrolla en huertos intensivos,
organopónicos y pequeñas fincas, y carece de los nutrientes básicos para
que sea certificada como orgánica;
La producción de café y cacao orgánicos, que puede dar al país
ingresos superiores a los 20 millones de dólares, no ha superado las 500
toneladas;
La cantidad de miel de abeja orgánica no supera las 3 mil toneladas;
La exportación de azúcar orgánica sigue limitada por la existencia
de una sola industria productora: el Complejo Agroindustrial Azucarero
(CAI) Carlos Baliño en la provincia de Villa Clara, que en el 2002 por
primera vez produjo a escala comercial 4.651 toneladas, y en lo adelante
no ha alcanzado producciones superiores a las 8 mil toneladas de azúcar,
más otras 4 mil de miel;
Desde el huracán Michelle, en el 2001, la actividad citrícola y de
frutales orgánicos, en las provincias de La Habana (hoy Artemisa y
Mayabeque), Matanzas, Cienfuegos y Ciego de Ávila, carece de relevancia;
La producción actual de plantas medicinales, condimentos y
colorantes no supera las dos mil toneladas anuales.
Los tecnócratas comunistas, aun con los nuevos Lineamientos Económicos y
Sociales aprobados en el VI Congreso del partido único, carecen de una
estrategia y de organización nacional para el desarrollo de sistemas
productivos orgánicos, tienen ausencia de bases legales nacionales e
internacionales para su desarrollo, no poseen una verdadera política que
potencie los esfuerzos de los campesinos, y ni siquiera reflejan los
datos referentes a la agricultura orgánica en las estadísticas oficiales
que publican.
También les falta una concepción clara del contenido y alcance de este
tipo de producción, que requiere de una cartera de clientes suficiente
para ubicar los productos y su dinámica comercial; asimismo carecen de
un control interno adecuado del proceso en cada unidad productiva para
su certificación.
La casta burocrática del régimen totalitario, para allanar los caminos
de la producción de alimentos orgánicos sobre bases sólidas y aprovechar
los mecanismos de la sinergia a fin de lograr una agricultura sostenible
y sana, deberá operarse primero su ceguera agroecológica.
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