Martes, Abril 24, 2012 | Por Osmar Laffita Rojas
LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -En estos momentos, uno de los
aspectos que más lastran la eficiencia y rentabilidad de las empresas
cubanas son las cuentas pendientes por pagar.Es algo realmente
antinatura, porque se infiere que tales entidades deben tener dinero
para reponer los gastos del proceso productivo: el costo de las materias
primas, el consumo de electricidad, agua, teléfono, transportación, el
salario de sus trabajadores, las obligaciones tributarias con el
Estado, así como los fondos destinados para la compra de equipos y
maquinarias, de acuerdo con los planes de ampliación de los objetos
productivos y de servicios de la entidad.
En el mundo empresarial es normal que, ajustado a los contratos entre
las diferentes personas jurídicas, una está obligada a la producción de
mercancías, al tiempo que quien compra esas mercancías está obligado, de
acuerdo a lo convenido, a efectuar el pago en el plazo acordado. Pero
este elemental procedimiento no se cumple en las transacciones de la
mayoría de las empresas cubanas.
Después de diversos eventos dirigidos a poner en orden todo el desastre
ocasionado a la economía nacional por el gobierno de Fidel Castro, no
se entiende que, trascurridos cuatro años de gobierno de Raúl Castro,
continúen los males que durante decenios arrastró el sistema empresarial
cubano.
El Banco Central de Cuba y el Ministerio de Finanzas y Precios
dispararon la alarma, porque se ha incrementado, de manera exponencial,
el número de empresas que no cumplen con sus obligaciones de cobro y
pago de sus cuentas pendientes.
Tomemos como muestra el informe del estado de cuentas por cobrar, que
elabora anualmente el Banco de Crédito y Comercio (BANDEC), en la
provincia de Pinar del Río. Al término del año 2009, fue de 336 000
dólares. Trascurridos tres años, el BANDEC de esa provincial informa que
el año 2011 cerró con 1,2 millones de dólares como balance de cuentas
por cobrar.
El capítulo de las cuentas por pagar de las empresas pinareñas es aún
más grave. Finalizado el pasado año, muchas de ellas no habían honrado
sus obligaciones de pago. La deuda se eleva a más de 1, 3 millones de
dólares.
En uno y otro caso, las cifras hablan por sí solas. Son una señal del
alto nivel de indisciplina financiera reinante.
Uno se preguntan: si estas empresas no tienen dinero, entonces ¿cómo es
posible que funcionen? El primer efecto negativo de tales prácticas es
que no cumplen su objetivo económico, porque, si no tienen dinero, su
gestión productiva y comercializadora no puede ser ejecutada.
Uno de los problemas que genera tal desorden es la proliferación de la
corrupción y todo tipo de acciones delictivas. Las empresas tienen
cuantiosas deudas y no las pagan, y, por otro lado, otras tienen
elevadas sumas de dinero por cobrar y no las cobran, lo que propicia los
manejos turbios.
Los pocos que se han atrapado cometiendo sus fechorías están tras las
rejas, pero muchos continúan impunemente en sus acciones delictivas, al
amparo del descontrol y el desorden existentes.
Como cada día es mayor el monto de dinero pendiente de cobrar, por parte
de las empresas, ello complica en extremo su normal funcionamiento.
Al no tener dinero para pagar a sus proveedores, así como los insumos
requeridos para su proceso productivo, y realizar otros pagos necesarios
para su normal desenvolvimiento, se enfrentan a una encrucijada:
continuar los vínculos comerciales con las entidades con las que no han
honrado sus cuentas pendientes de pago, o interrumpir sus contratos y no
producir.
Ante tal dilema, el Estado ha tenido que asumir las deudas empresariales
con el dinero del presupuesto nacional, realizando los pagos para
evitar que las entidades se paralicen.
http://www.cubanet.org/articulos/no-pagar-no-cobrar-la-tragedia-de-las-empresas-cubanas/
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