martes, 10 de abril de 2012

Nuevas cooperativas, otras camisas de fuerza?

Cooperativas, Economía

¿Nuevas cooperativas, otras camisas de fuerza?

Es muy probable que las nuevas cooperativas previstas a desarrollar en
otros sectores, estén diseñadas de manera que prevalezca el férreo
control estatal sobre los productores, al igual que ocurre en las
cooperativas agrícolas

Oscar Espinosa Chepe, La Habana | 10/04/2012 10:26 am

En la reunión ampliada del Consejo de Ministros, efectuada el 31 de
marzo, el vicepresidente Marino Murillo presentó la política para la
creación experimental de cooperativas fuera del sector agropecuario, lo
cual está en consonancia con 36 lineamientos aprobados por el VI
Congreso del Partido Comunista, según reseñó el periódico Granma. Con la
adición de que: "Para cada experimento se han diseñado los principios
fundamentales que regirán su funcionamiento, preservando, en todo los
casos, el papel regulador del Estado y el gobierno, según corresponda."

Lamentablemente no se han ofrecido datos adicionales sobre los sectores
de la economía donde se permitirá la constitución de esas cooperativas
ni las condiciones en que podrán operar. Ciertamente cualquier
flexibilización y grado de libertad autorizada a los cubanos para
desarrollar sus iniciativas sería un paso positivo, siempre que primen
la voluntariedad para asociarse y gestionar sus negocios, sin
imposiciones externas. Si esas condiciones básicas no son garantizadas
de antemano, puede asegurarse el fracaso de este proyecto.

Existe el peligro de que se pretenda imponer el esquema implantado en
las falsas cooperativas agropecuarias, que ha llevado a ese sector al
desastre y convertido a un país con ricas tradiciones agrícolas en
importador de casi el 80 % de los alimentos que necesita, incluida en
ocasiones hasta el azúcar, y ya parece que el café de manera permanente.

Las falsas cooperativas agropecuarias, en la práctica empresas
estatales, en su mayoría irrentables, son un ejemplo de lo que no debe
hacerse en las cooperativas que se proyecta constituir en otros
sectores. Tales son las Unidades Básicas de Producción Cooperativa
(UBPC), creadas mediante la trasformación burocrática de las granjas del
pueblo en 1993, con la mutación de los granjeros de un día para otro en
cooperativistas. Las cifras oficiales muestran que hasta el 31 de
diciembre de 2007, el 20 % de sus tierras estaban ociosas y la mayoría
han trabajado con pérdidas, en particular en la esfera cañera. Igual
podría decirse de las Cooperativas de Producción Agrícola (CPA) que en
1987 estaban constituidas por 1.418 unidades con casi un millón de
hectáreas de tierra, pero al concluir 2011 eran 1.002 y no sobrepasan
las 586.000 hectáreas.

Las Cooperativas de Crédito y Servicio (CCS) son las únicas que han
mantenido una producción estable, a pesar de la crónica falta de
recursos y el fuerte control estatal, recrudecido en los últimos años.
Al cierre de 2007, según el Anuario 2011 de la Oficina Nacional de
Estadísticas, solo tenían el 18,3 % del total de la superficie agrícola,
pero obtenían más del 65 % de la producción agropecuaria, lo cual debe
haberse incrementado en los años subsiguientes. En ellas, los campesinos
mantienen la propiedad de sus tierras, aunque han estado obligados a
entregar la mayor parte de las cosechas al Estado, y prácticamente el
100 % del café, carne vacuna, leche, tabaco, a los precios de acopio
fijados centralmente, por lo regular desestimulantes y sin apreciables
beneficios por los elevados costos de producción. Tienen que adquirir
los escasos insumos que se ofertan a precios muy altos, así como obtener
créditos de fuentes también estatales a través de engorrosas gestiones
con el equipo de dirección de las cooperativas, estrictamente
controlados por el Gobierno, en particular por la Asociación Nacional de
Agricultores Pequeños (ANAP), brazo del Partido Comunista para controlar
a los campesinos y ahora también a los usufructuarios, prácticamente
obligados a integrarse a esa organización política para poder recibir la
tierra y otros "beneficios".

Los campesinos agrupados en las CCS y los pocos privados "dispersos"
desde finales de 2011 pueden vender con precios de oferta y demanda
directamente a los hoteles y otras instalaciones turísticas, con lo cual
deberán obtener algunas ventajas económicas. Sin embargo, están
obligados a hacer esas operaciones a través de las directivas de las
cooperativas, de igual modo que las gestiones para obtener créditos y
comprar determinados insumos.

En esas condiciones es muy probable que las nuevas cooperativas
previstas a desarrollar en otros sectores, también estén diseñadas de
manera que prevalezca el férreo control estatal sobre los productores,
"preservando, en todos los casos, el papel 'regulador' del Estado y el
gobierno, según corresponda." En ese caso, estaríamos frente a otras
falsas cooperativas, verdaderas camisas de fuerza, donde el principio de
voluntariedad y libertad de gestión estarían absolutamente ausentes. Si
ese esquema fuera impuesto, no se alentaría la eficiencia y el
incremento productivo, seguramente florecerá el descontrol y la
corrupción, como ha sucedido en las falsas cooperativas agrícolas.

Debería procederse a la masiva privatización de las pequeñas, dejando a
los nuevos propietarios escoger cómo deben organizarse, ya sea
individualmente o mediante una propiedad colectiva verdaderamente
independiente del Estado. Esto podría originar la creación de pequeñas y
medianas empresas (PYMES), que hasta el momento el Gobierno se ha negado
a permitir, las cuales como ha ocurrido en otros países darían
flexibilidad a la economía, serían fuentes de empleo y riqueza para toda
la sociedad mediante el pago de impuestos razonables.

En la mencionada reunión se anunció que un diagnóstico realizado al
Ministerio de la Agricultura indica que "presenta un estado
económico-financiero desfavorable por varios años, el cual influye
negativamente en la gestión empresarial. También demostró que han sido
insuficientes las acciones y medidas adoptadas hasta la fecha para
revertirlo". Ese diagnóstico no es más que la consecuencia del control
absoluto por el Estado cubano en la agricultura y del mantenimiento por
años de falsas cooperativas. Las autoridades deberían tener muy en
cuenta esos resultados, pues si repiten los viejos errores en las nuevas
cooperativas, los fracasos económicos tendrían mayores dimensiones.

http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/nuevas-cooperativas-otras-camisas-de-fuerza-275695

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