lunes, 22 de octubre de 2012

Volverán las frutas?

Agricultura



¿Volverán las frutas?

Orlando Freire Santana

La Habana 22-10-2012 - 5:32 pm.



Guanábana, canistel, anón: tras acabar con la cultura frutícola, el

Gobierno quiere recuperarla.



Según cuentan las personas de más edad, antes de que las actuales

autoridades se hicieran con el control total de la economía, las frutas

eran una presencia habitual a lo largo y ancho de la Isla. Eran muy

frecuentes los puestos de chinos, en los cuales se ofrecía, a precios

asequibles, lo mismo frutas tan corrientes como el mango, la piña o la

guayaba, que otras más exóticas como el anón y la guanábana.



Pero apenas unos años después de que las huestes de Fidel Castro bajaran

de la Sierra Maestra, todo iba a cambiar. La gran concentración de

tierras en manos del Estado, el éxodo de muchos campesinos rumbo a las

ciudades, el engranaje burocrático que poco a poco copó todos los

intersticios del sector agropecuario, así como las innumerables

prohibiciones que debieron afrontar los productores y comercializadores,

llevaron a la gradual desaparición de las frutas —y también de otros

renglones agrícolas— de nuestros mercados.



Unas veces eran los productores, desestimulados por los bajos precios a

los que el Estado pretendía comprarles la mercancía, quienes incumplían

los planes de producción; pero en otras ocasiones —las más— el fallo

corría a cargo de la ineficiente Empresa Estatal de Acopio, la única

entidad autorizada entonces para comercializar los productos del agro y

conducirlos hasta los mercados minoristas. Resultaba patético transitar

por áreas tradicionalmente frutícolas, como Jaguey Grande, en Matanzas;

o El Caney, en los alrededores de Santiago de Cuba, y constatar cómo las

frutas se pudrían en los suelos porque nadie las recogía, al tiempo que

la población carecía de ellas.



Se esfumaron los nutritivos batidos de mamey y fruta bomba, que en cada

esquina hacían las delicias de los consumidores.



Esa era la situación en la Cuba de los años 60, 70 y buena parte de los

80 y 90 del pasado siglo, mientras que los ideólogos castristas se

devaneaban los sesos al no poder achacarle semejante debacle al

"bloqueo" económico de Estados Unidos.



Con la instauración de los mercados agropecuarios de oferta-demanda,

primero en la frustrada experiencia de 1981, y después con su presencia

definitiva en 1994, las frutas reaparecieron en el horizonte de la Isla.

Es cierto que se trató de una irrupción que no satisfizo totalmente a

los consumidores, pues debido a la aún insuficiente oferta —el Estado no

fue capaz de competir adecuadamente con los productores privados—, los

precios no siempre han estado al alcance del ciudadano promedio. En los

últimos tiempos, la ampliación del trabajo por cuenta propia, con el

advenimiento de los carretilleros, esos cuentapropistas que acercan los

productos al hogar de los consumidores, sin dudas ha aliviado la escasez

de ciertas frutas. Sin embargo, continúan las quejas por los elevados

precios, así como la poca variedad de surtidos. Ni qué decir que las

frutas exóticas siguen sin aparecer en el mercado.



Así las cosas, Raúl Castro, su segundo José Ramón Machado Ventura, y un

nutrido grupo de dirigentes de la alta nomenclatura, se reunieron hace

poco con un numeroso grupo de campesinos y cooperativistas que trabajan

en un plan frutícola que el gobierno alienta desde el año 2008. En el

encuentro se exhortó a trabajar con denuedo para garantizar los niveles

de producción que demanda la economía nacional. Pero, sobre todo, se

hizo un llamado para que el país recupere la cultura frutícola; cultura

que, irónicamente, ellos mismos se encargaron de destruir.



Mas no se piense en un afán meramente filantrópico de las autoridades en

aras de que aumente la oferta de frutas, y así disminuyan sus precios,

con el consiguiente alivio que ello supondría para la maltrecha economía

de la familia cubana. La mirada del aparato de poder se dirige hacia el

sector del turismo, una de las más importantes fuentes de ingresos con

que cuenta la isla. Sucede que los hoteles demandan cada vez más frutas,

en especial las exóticas, que parecen ser las preferidas por los

turistas que nos visitan. Entonces el gobierno se ha propuesto

producirlas en el país, y no importarlas como ha hecho hasta este

momento, con el correspondiente agravamiento de la deteriorada balanza

comercial.



Pero nuestros dirigentes parecen no aprender la lección. En lugar de

organizar planes bajo la tutoría del Estado, tal vez sea mejor permitir

que todo aquel que posea un pedazo de terreno apropiado pueda producir y

comercializar libremente las frutas. Quizás así sobrevenga la abundancia

de ellas, incluso de las exóticas.



http://www.diariodecuba.com/cuba/13604-volveran-las-frutas

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