domingo, 24 de marzo de 2013

Cuba: Un nuevo vicepresidente y un mismo modelo

Cuba: Un nuevo vicepresidente y un mismo modelo

marzo 23, 2013

Por Pedro Campos



HAVANA TIMES — La última Asamblea Nacional del Poder Popular dio a luz

un nuevo vice-Presidente, un cuadro tradicional del Partido, de 52 años.

Propios y extraños ven la sustitución de Machado Ventura, por Díaz Canel

como una "apertura" a gente más joven; pero el cónclave no aprobó nada

que signifique cambios sustanciales en la economía ni en las estructuras

y concepciones políticas del modelo estado-céntrico. Hay un nuevo

vicepresidente, pero el modelo es el mismo.



Mientras no se acabe de reconocer el fracaso económico, político y

social del modelo estatalista asalariado centralizado, de viejo cuño

neo-estalinista, no habrá una verdadera renovación socialista.



Los actuales gobernantes, han sido electos por medio de los mismos

mecanismos establecidos, según los cuales, los aparatos centrales y

provinciales del partido-gobierno designan a los candidatos a la

Asamblea Nacional, los mismos encargados de elegir a los que dirigen los

aparatos centrales del gobierno. El presidente habla de cambios

constitucionales que aprobarán los mismos electos desde arriba designados.



La dirección del partido-gobierno sigue decidiendo todo en Cuba. Los

medios de divulgación siguen todos en manos del aparato gubernamental.

Internet no deja de ser un deseo. La opinión socialista distinta está

circunscrita a espacios limitados con poca o ninguna divulgación. Los

espacios de la oposición son objeto de acoso en diverso grado. Que no

comparta sus objetivos, no implica que no defienda su derecho a expresarse.



Los referendos sobre leyes; las elecciones directas del Presidente, del

vicepresidente del gobierno central y los gobiernos provinciales y

municipales, la votación democrática de presupuestos participativos, a

los distintos niveles y la participación de los trabajadores en una

parte de las ganancias de las empresas estatales, no aparecen en el

vocabulario oficial. Sin esto no hay verdadera democracia, ni

socialismo. Está claro.



La apertura al trabajo por cuenta propia, al pequeño y mediano

capitalismo privado y a las cooperativas en otros sectores distintos a

la agricultura, sigue lastrada por el monopolio estatal en las finanzas,

el mercado y las ex/importaciones y son concebidas por el

partido-gobierno como formas "no estatales" en función de los intereses

del estado.



Lo que no quiere decir que no se reconozca que se ha dejado atrás el

inmovilismo y que algunas de las medidas tomadas respondan a reclamos

generales, no solo de los comunistas democráticos, sino de toda la

sociedad. Desde luego, insuficiente para salir del status quo actual y

abrir la economía y la política a un verdadero proceso de democratización.



Por eso, será poco todo cuanto se haga y diga para profundizar y

acelerar las modestas transformaciones que llegan desde la

"actualización" gubernamental. Nadie olvide las enormes retrancas que

persisten y la resistencia de la burocracia a cualquier cambio.



La dos monedas que circulan, una devaluada para pagar a los trabajadores

y otra que vale 25 veces la primera para cobrarles en las tiendas de

divisa la mayoría de los productos de primera necesidad, siguen

menospreciando el valor del trabajo y llevando a muchos cubanos a optar

por trabajar fuera del estado o buscar fortuna en cualquier otro país,

no importa que sea Haití o Australia, aunque la mayoría aspira a irse al

"Norte revuelto y brutal".



Los defensores de las políticas económicas gubernamentales, insisten en

que la doble moneda no es un problema para el desarrollo de la economía,

sino la falta de producción. Los que tienen conocimientos medios de

economía política (el costo de una mercancía incluye el costo de la

fuerza de trabajo empleada en su producción) o viven de un salario

estatal, saben que si no se estimula, si no se paga el trabajo, no hay

producción.



La doble moneda ha servido para tratar de equilibrar las finanzas del

estado a costa de sacarle dinero a la gente; pero no para estimular la

producción.



Mientras, seguirá ocurriendo lo mismo que decían los trabajadores de la

extinta URSS: el gobierno hace como que paga y nosotros hacemos como que

trabajamos.



Cambios profundos en Cuba tendrá que haber hacia un verdadero proceso de

democratización de la vida política y la socialización de la

apropiación de la propiedad y los resultados de la producción, por

diferentes formas; pero no serán porque se cambie este o aquel funcionario.



Sino porque el mismo fracaso del modelo lo demanda, junto a la crítica y

la presión pacífica de los trabajadores, de los intelectuales, de los

estudiantes, de los campesinos, de los cuentapropistas, de las amas de

casa y de todos los ciudadanos que se sienten afectados por la

continuación del entuerto burocrático estado-céntrico.



En todos los espacios y oportunidades posibles hay que seguir señalando

y demostrando la inviabilidad económica y social del llamado

"socialismo de estado" que encubre un capitalismo monopolista de estado

y todas sus inconsecuencias democráticas y presentando propuestas

concretas para superar el estado actual de cosas en el país.

—–

Pedro Campos: perucho1949@yahoo.es



http://www.havanatimes.org/sp/?p=82277

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