viernes, 24 de mayo de 2013

Para cada solución, un problema

"Para cada solución, un problema"
Fernando Ravsberg | 2013-05-23, 11:33

Cuando oigo hablar de burócratas siempre recuerdo a un dirigente de la
agricultura al que le planteé mi preocupación por las cosechas perdidas
debido a la negligencia de los organismos encargados de recogerlas y
distribuirlas a la población.

El funcionario me respondió que ellos ya habían solucionado ese asunto,
obligando a los campesinos y cooperativistas a asegurar las cosechas, de
tal forma que estos cobran aunque sus producciones de alimentos se
pudran a la vera del camino.

Me volvió el asunto a la cabeza leyendo en el Granma -periódico oficial
del Partido Comunista- un artículo sobre una empresa del Ministerio de
la Agricultura que, desde hace 6 meses, tiene en sus almacenes 66
sistemas de riego y se niega a venderlos a los campesinos.

Casi todos los guajiros que conozco se quejan de la falta de estas
bombas de regadío para llevar el agua hasta los sembrados y aseguran que
sus producciones podrían crecer mucho más si contaran con el vital
líquido en las cantidades necesarias y en los lugares adecuados.

Pero para un burócrata lo verdaderamente importante no es la producción
de comida sino "gestionar la concreción del nuevo precio de venta de las
turbinas", sin importarle que medio año después no "haya obtenido la
solución esperada", es decir que sigan sin venderse.

La culpa, como siempre, se diluye entre diferentes organismos de los
ministerios de Agricultura, Industria y Finanzas, de forma que sea cual
sea el daño que provocan a la economía nacional, nunca se podrá hallar a
un culpable del desastre.

Si la función central del Ministerio de la Agricultura es garantizar que
las tierras produzcan, resulta inexplicable que se hayan limitado a
esperar 6 meses una respuesta, teniendo la posibilidad de apelar incluso
al Presidente de la República si fuera necesario.

El periódico asegura que muy cerca de esa empresa, en la zona de
Manicaragua, existen unos 80 campesinos que podrían dedicar sus tierras
a sembrar frijoles si contaran con sistemas de riego apropiados, como
los que duermen en manos de esos funcionarios.

De todas formas, por si acaso la Contraloría debería asegurarse de que
están todos los sistemas de riego íntegros en los almacenes de esa
empresa. No hay que ser desconfiado pero en más de una ocasión "el fallo
burocrático" esconde un delito.

En el transporte, por ejemplo, la inoperancia para poner en
funcionamiento los cientos de autobuses descompuestos protege un jugoso
negocio de "canibaleo" de piezas de repuesto. Así, cada vez que importan
las que faltaban se encuentran con que le han robado otras.

Decía Eduardo Galeano que el burócrata es aquel que para cada solución
tiene un problema y se lo podríamos aplicar a los funcionarios
agrícolas, los que prohíben importar tractores a los campesinos, les
impedían construir casas y ahora se niegan a venderles los sistemas de
riego.

Pero la burocracia sabe cuidarse las espaldas y el cargo, siempre se
"amparan" en las leyes, la de importaciones, las de la vivienda o las de
las finanzas. Nadie puede "probarles" nunca que cometen un delito, mucho
menos un sabotaje a la economía nacional.

Desde hace 50 años, una y otra vez el Ministerio de Agricultura le falla
al país repitiendo el mismo discurso de "yo no fui" para eludir sus
responsabilidades acusando a los campesinos, a los desastres naturales o
a las "dificultades objetivas que provoca el bloqueo".

Difícilmente las cosas vayan a mejorar mientras los principales
responsables de la debacle agrícola sigan culpando a otros de los
fracasos. Contribuiría a encontrar las soluciones de estos problemas que
cada uno asumiera lo que le toca y en primer lugar los que dirigen el
sector.

Pero habría que pensar también cuanta culpa tiene el modelo cubano que
creó un ministerio descomunal, compuesto en su mayoría por funcionarios
desligados de la producción agrícola pero con potestad para decidir
hasta la altura que tendrán las cercas de los campesinos.

La descentralización política del país puede llegar a ser el agua y el
aire que la agricultura cubana necesita, si finalmente el poder de
decisión deja de estar en las oficinas aclimatadas del Ministerio y
recae en los hombres y mujeres que sudan en los surcos.

http://www.bbc.co.uk/blogs/mundo/cartas_desde_cuba/2013/05/para_cada_solucion_un_problema.html

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