lunes, 16 de diciembre de 2013

Los primeros pasos para mentalidad diferente

Publicado el domingo, 12.08.13



Cuba: Los primeros pasos para mentalidad diferente

BY POR ANDREA RODRIGUEZ

ASSOCIATED PRESS



LA HABANA -- No es el sálvese quien pueda, ni mucho menos, pero algunos

mecanismos y formas del capitalismo comienzan a filtrarse lentamente en

la vida cotidiana de Cuba, al tiempo que más de 460.000 personas

pusieron sus propios negocios al calor de reformas económicas iniciadas

por el presidente Raúl Castro.



En estos días hay cafeterías, portales con ofertas de DVD piratas,

anuncios y pequeños puestos en casi cada cuadra y los vecinos compiten

para ganar clientes, vigilantes de sus negocios.



Por las calles transitan los vendedores ambulantes con sus pregones y

los productores agrícolas llegan antes del amanecer al mercado para

obtener las mejores posiciones.



Esta limitada pero creciente apertura comenzó a alterar las vidas y

actitudes de los cubanos de manera visible, a veces entrando en

conflicto con algunos ideales de la revolución.



Algunos temen -y otros esperan- que conceptos estigmatizados por medio

siglo de revolución regresen con la posibilidad, aunque limitada, de

hacer dinero y que la gente se aproveche de manera directa e individual

los beneficios de un negocio, sin verlos redistribuido de manera colectiva.



"En la medida que el país va a crecer habrá más cambios, es algo muy

positivo", dijo a la AP Luis Antonio Véliz, dueño de Fashion Bar Habana,

un restaurante y cabaret. "Pero algunos cubanos tienen dificultades para

entender que ya no todo depende del Estado", advirtió.



Aunque buen número de estos pequeños emprendimientos fracasaron en los

tres años que llevan las reformas, agobiados por la falta de un mercado

mayorista, suministros estables o por los pocos recursos de sus

clientes, quienes sí tuvieron éxito entraron en un terreno desconocido

desde los años 50.



Un ejemplo de cómo la vida de una persona se transformó es precisamente

la de Véliz.



Abierto inicialmente al público hace tres años en un barrio periférico

de la ciudad, Fashion Bar Habana acaba de ser trasladado por su dueño al

corazón de La Habana Vieja, por donde circula más gente y turistas. Pero

con el éxito, llegó el sacrificio.



Véliz tuvo que aprender a competir para ganar clientes, a veces

desatendió a su familia o se quedó sin vacaciones y descubrió que ser

dueño de un pequeño negocio es una tarea de 24 horas, algo impensable

para él, cuando era un empleado con un sueldo estatal.



"Aprendí sobre la necesidad del rendimiento del trabajo. Cuando uno

trabaja para uno mismo debe velar por sus propios intereses", expresó

Veliz. "Soy más duro, más recio, más seguro".



La ley del mercado domina visiblemente lugares como la calle Egido, en

el casco histórico capitalino, con sus carretilleros, los autos que

tiran humo por sus caños de escape y los bicitaxis que esquivan personas.



Muchos emprendedores buscaron aprovechar el gran paso de transeúntes y

se instalaron allí y en una cuadra -alrededor de un mercado

agropecuario- hay por lo menos siete cafeterías, 13 puestos de flores,

fotógrafos, plastificadores de documentos, plomeros y vendedores de

bisutería.



Una competencia a la cual se suman ambulantes que también exponen su

mercancía diariamente en el sector.



"Aquí la venta se basa en la calidad, la innovación, todos competimos

por tener un producto mejor", comentó a la AP Yeska Estiu, una florista

de 44 años de edad.



La mujer recordó como la inventiva le ayudó a sobresalir en su negocio,

cuando fue a buscar a la tienda un aerosol verde -con el que las

floristas resaltan el color de los helechos en los ramos- y no lo encontró.



Compró pintura blanca, dándole un toque distinguido de nieve al conjunto

del arreglo y gustó tanto entre los clientes que al poco tiempo sus

colegas la imitaban.



"El trabajo por cuenta propia genera posibilidades de crear, imponer

calidad que no es malo", expresó Estiu, quien suele acompañar sus flores

con papeles plateados y cintas brillantes.



El camino no está exento de desafíos a los valores largamente cultivados

por la revolución como la solidaridad, la unidad y el orgullo nacionalista.



"Me gustaría que la gente entienda que no solo debe existir el beneficio

económico, sino también que pueden aportar al beneficio social", explicó

a la AP, Gilberto Valladares de 44 años.



Más conocido como "Papito", Valladares es dueño de Artecorte,

inicialmente una barbería con elegantes salones de altos techos y

molduras de yeso. Posteriormente sumó un museo de antigüedades sobre el

oficio y ahora es también un proyecto de desarrollo local. El callejón

dónde vive y trabaja se convirtió en un paseo lleno de plantas y hasta

con una escuela para enseñar a jóvenes sin profesión a ser peluqueros.



"Este sector (de emprendedores) comienza a tener un peso importante en

esta sociedad", manifestó Papito. "Es el momento para comprometer al

nuevo sector cuentapropista, socialmente", agregó "Papito".



Durante décadas luego del triunfo de la revolución de 1959, Cuba se

empeñó en construir una sociedad de -como los definió el comandante

Ernesto "Che" Guevara- hombres nuevos: capaces de anteponer los

intereses del colectivo a los suyos propios.



El Estado garantizaba a todos los isleños trabajo, casa y comida

suficiente. Los bajos salarios eran compensados por salud y educación

gratuita y servicios subsidiados.



Pero con el derrumbe de la Unión Soviética en los 90 y la crisis

económica posterior, la cerrada sociedad cubana se estremeció y sus

habitantes se vieron en la necesidad de pensar en sus familias y en sí

mismos, primero. A la par comenzó a fluir el turismo y las remesas.



Al punto de que para algunos expertos el cambio de mentalidad del

presente es un proceso que comenzó hace dos décadas.



"Probablemente haya (con las reformas recientes) ciertos cambios en la

forma de ver las cosas", explicó el politólogo cubano Armando

Changuaceda, investigador de la Universidad Veracruzana en México. "Pero

también lo puedes ver desde otro lado, la sociedad ya había cambiado y

el Estado y sus políticas no".



Si el ingenio y el individualismo -"inventar" y "resolver" en la jerga

callejera - de los 1990 servía para sobrevivir, para algunos ahora es

sinónimo de salir adelante.



Buen número de cubanos por ejemplo están utilizando sus mayores ingresos

para ampliar sus viviendas, mientras se compran ropa con diseños de

España o Miami.



A la par, se reportaron 1,8 millones de celulares -contra los 300.000 de

hace seis años cuando eran restringidos- y se hizo popular el uso de una

suerte de técnicas de marketing con los gerentes y dueños enviado

mensajes de texto para dar a conocer ofertas de sus restaurantes o

salones de belleza, en un país donde la televisión y la radio no admiten

publicidad privada.



Con las finanzas débiles y presionado por 50 años de sanciones

estadounidenses, Castro inició en 2010 un proceso de reformas en el país

cuyo objetivo era destrabar la iniciativa privada para lograr mayor

eficiencia y descargar las abultadas plantillas públicas.



Liberación del mercado de bienes raíces, política crediticia, licencias

a emprendedores, aperturas de cooperativas, autorización para que

particulares firmen contratos con el Estado y entrega de tierras

ociosas, fueron algunas de las medidas aprobadas.



Actualmente hay más de 460.000 trabajadores independientes, 200

cooperativas y miles de hectáreas de tierra en usufructo.



En reiteradas ocasiones Castro aseguró que la actualización del modelo

no significaba en lo más mínimo la privatización de sectores claves para

el bienestar como la salud o la educación; mientras insistió en que el

objetivo es perfeccionar el socialismo y no abrazar el capitalismo.



Además, el gobierno inició un proceso para impulsar una mayor eficiencia

en las grandes empresas estatales y aseguró que nadie quedará

desamparado, tal como fue la práctica revolucionaria hasta ahora.



Pero para expertos como Changuaceda, los cambios en la estructura social

son inevitables. "Las reformas incrementan las desigualdades en una

sociedad ya más desigual que en las décadas del 60 al 80", explicó el

analista. Teme que ante la disminuida capacidad del Estado "lo

individualista" emerja "como respuesta de mucha gente" ante los problemas.



Y con todo ello, algunos ciudadanos se sienten alejados de las reformas

como los que no pudieron emprender una actividad o viven de sus

pensiones estatales equivalentes a unos 10 dólares al mes.



"Esto va de mal en peor", dijo de mal humor, parada en el portal de su

casa deteriorada de la calle Egido, la jubilada de 73 años Manuela Peña,

mientras se quejaba de los precios.



Pero a unos pasos más allá, un grupo de trabajadores que ahora arriendan

un local para una cafetería que por años gestionó el Estado, se

mostraron entusiasmados mirando de frente al futuro.



"Nos está funcionando más que antes", comentó vestido con impecable

uniforme verde Raidel Sánchez de 49 años, uno de los tres flamantes

autoempleados que tiene el lugar, recién pintado por ellos mismos.



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Andrea Rodríguez esta en Twitter como: www.twitter.com/ARodriguezAP



Source: "Cuba: Los primeros pasos para mentalidad diferente - Negocios

AP - ElNuevoHerald.com" -

http://www.elnuevoherald.com/2013/12/08/v-fullstory/1632471/cuba-los-primeros-pasos-para-mentalidad.html

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